Como norma general, “el todo” no puede sobrevivir/existir sin “las partes”, pero “las partes” sí pueden hacerlo sin “el todo”. Un coche no es nada sin que todos sus componentes estén en su sitio, un equipo de fútbol (o de cualquier deporte colectivo) no tiene sentido si no tiene a sus componentes, un colegio no es útil/necesario sin sus alumnos, una empresa no puede existir sin sus trabajadores, un país o una Comunidad Autónoma no son nada sin sus ciudadanos/integrantes, un ejército no puede actuar sin sus soldados, etc.; pero, por el contrario, todos los que componen cada colectivo son una unidad propia de decisión que, si el colectivo lo maltrata, lo exprime o tiene reglas que no le gusten, puede decidir salir de él.
Kuwait. Un país sin impuestos
Gracias a sus recursos naturales, Kuwait se ha convertido en uno de los países más ricos del mundo con el mayor ingreso per cápita. En el país no existe el impuesto sobre la renta (como decía en un programa de televisión un español residente en Kuwait: “lo que viene al principio de la nómina es lo que se cobra, sin que haya cosas en medio”). Los ciudadanos kuwaitíes pagan el 7,5% de sus salarios en forma de contribución al seguro social, y sus empleadores pagan hasta el 11% (muy lejos, para beneficio de los kuwaitíes, del 32% que pagan los empleadores en España).
No es un país modelo en otros muchos temas, pero saben también cómo atraer inversión extranjera y, a través de un organismo especial denominado Direct Investment Promotion Authority, la ley prevé los siguientes incentivos para las empresas extranjeras:
• Exención del Impuesto sobre Sociedades y otros gravámenes durante un período de 10 años desde el registro del inicio de la actividad.
• Exención total o parcial de los aranceles de importación para maquinaría, vehículos, equipos de mantenimiento, materias primas y materiales de embalaje.
• Posibilidad de uso de terrenos y edificios estatales, sujeta a la aprobación por la Direct Investment Promotion Authority.
• Posibilidad de contratar a expatriados.
Volviendo a lo que comentaba en el primer párrafo, parece claro que un gobierno no es nada sin ciudadanos a los que gobernar. En España cada vez hay más “partes” descontentas con “el todo” (en este caso nuestro gobierno social-comunista-separatista) y que se plantean abandonar “el todo” (en este caso, el país, Comunidad Autónoma, Ciudad Autónoma o región) e irse a otro lugar donde le traten mejor.
¿Quién quiere pertenecer a un país que (comparar con los incentivos de Kuwait a las empresas extranjeras) tiene un ministro de Consumo (que no tiene competencias y, como consecuencia, se aburre y sólo dice idioteces) que ataca a los ganaderos (“España vende carne de baja calidad”) en una entrevista con un medio extranjero o que dijo que el sector del turismo en España (nuestra principal fuente de ingresos) es “una industria que no genera valor añadido”?
¿Quién puede resistir la tentación de largarse a otro lugar, cuando el IRPF en España (la comparación con Kuwait es sangrante) va a tener, a partir de 2022 (por obra de Pinocho Sánchez and company), un tipo máximo del 47% (seis tramos, que empiezan con el 19%, que aplican un 45% sobre rentas entre 60.000 € y 300.000 €, o que aplican ya un 30% sobre rentas de más de 20.200 €)?
¿Quién no quiere salir corriendo de un país en el que sus gobernantes defienden a los okupas y atacan la propiedad privada (cada día podemos ver casos en algunas televisiones-hay otras, que “curiosamente” son afines a nuestro gobierno, que nunca lo sacan-, como el de un okupa, ex agente del KGB, que dice que se va pero luego vuelve y la propietaria, desesperada, no puede ni cambiar la cerradura)?
Dice Margallo, antiguo ministro de Exteriores, que Alberto Garzón “debe dimitir de inmediato” (no confundir con el “otro Garzón”, en este caso llamado Baltasar, ex juez condenado por prevaricación y candidato del PSOE en el año 1993). Yo creo que aquí no va a dimitir nadie y que la única solución es que les botemos entre todos con nuestros votos.
