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Atril ciudadano

A mi primo

Desde una humilde vivienda, alquilada, junto a la Lonja de Pescados, en Cudillero, en el Principado de Asturias, me propongo escribir, para contestar a mi único primo, que recientemente ha visitado nuestra ciudad. Este me cuenta que Melilla la han realzado en belleza. Pero lo que más le ha impresionado, han sido las calles de El Pueblo, que en cada viaje siente más su admiración por ellas. Yo le digo que esa belleza solo es obra del “Marqués de la Puerta del Socorro”, “Señalero Mayor del Bonete”. También me ha comentado que el “Señor del Mendo y de los Olivares”, como gran “Paliza”, no para de darle la tabarra, con su petición para que le reconozcan el mayorazgo blasonado del “Marquesado del Risco”. Este, como bien dice mi primo, es un verdadero cócora muy fastidioso. Lo sé por propia experiencia en las castigadas charlas nocturnas que me proporciona, que ni siquiera me permite cenar el único yogurt natural. Como él no suele leer este diario, y todo queda entre nosotros, queridos lectores, puedo asegurar que este “Menda”, es un marqués de “poca monta”, ya que me dice que en su caja fuerte solo hay papeles inservibles de color sepia, llenos de telarañas. También saludó al “Barón de la Hondonada”, envidiable pluma de trazos sublimes, que suele usarla en el antiguo “Lazareto”, rodeado de volúmenes archivísticos. Dentro de esos muros centenarios de piedra, en una ancha nave, se encontró con la “Señora del Torreón del Bonete”, con la “Del Cobre”, y con otra buena mujer, cuyo honroso nombre es la de la Patrona de la Ciudad de los Sitios, que con todo el cariño me primo la ha “bautizado”, con el genuino título: “Baronesa del Abanico”; dice que es muy acorde por los ágiles movimientos de muñeca que hacía con el “pay-pay”, aquél día del estío, debido al calor sofocante que sufrían estas señoras, mientras se imaginaba que la “Gran Duquesa de la Plaza de España”, su despacho lo mantendría con la temperatura ideal para su ducal, y señorial cuerpo. Saludó al señor Miguel, del kiosko de la Plaza de España, que lo confundió conmigo, rasgo que me enorgullece, por el gran parecido físico-dinástico, que tenemos ambos. En el “Nido del Cuco” fue recibido por su Presidente, el “Marqués de la Cuesta de la Viña”, con sus gloriosos “Tres Mantecados”, junto a “Sisenando de los Centollos Cocidos”, “Marqués de la Muñeira”, con su “Eterna Sonrisa”. La verdad es que éste, con sus “Cumbres Galaicas”, siempre, por cualquier motivo, sonríe: a veces con socarronería, y otras abiertamente. Mi primo me dice que es un hombre muy culto, y gran conocedor de la historia de Melilla, dato que ya sabía yo. Uno de los componentes de ese nidal, por motivos personales, cree que deploró y lamentó muchísimo no encontrarse presente, ya que le hubiese encantado darle un efusivo y fraternal abrazo. Yo creo, más bien, que hubiese sido el “Abrazo del Oso”. Al “Pianista Ametrallado”, no lo pudo saludar, pero me pide que lo nombre “Conde Cicerón de los Guiris de Acá y Acullá”, porque se ha enterado que ejerce a las mil maravillas su oficio de informador de lienzos, puertas, murallas, cañones, campanas y cuevas silenciosas. Pero lo que más le ha agradado de su visita ha sido recibir la donación de una gran parte del archivo de Gerineldo, ¡qué gran hombre este Gerineldo!, cosa que le ha costado un dineral el sobrepeso en el avión; pero al final, me dice, que ha valido la pena, que yo aplaudo. Desde estas modestas líneas saludo al “Barón de las Letras Luminosas”, por la serenidad y la paciencia que tiene con este humilde servidor que les escribe. Mi primo me insiste en que salude a un camarero del Casino Militar, llamado Antonio, joven nacido en la tierra de María Santísima, por lo cordial que estuvo con el matrimonio, y también con la azafata Lourdes y demás compañeros, que fueron unos eficientes informadores. A todos los saluda y yo lo acompaño con un abrazo.

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