Las elecciones se habían bipolarizado en Melilla antes del inicio de la campaña electoral. El Bloque Localista de Melilla (BLM) con CPM, GIL y PIM, y la coalición PP-UPM, marcaban la pauta, con un enfrentamiento directo que trasladaba a las generales la disputa de la Ciudad Autónoma, otorgando un carácter tremendamente local a los próximos comicios y, con ello, al sentido de la representación parlamentaria melillense en las Cortes. Los principales problemas de la ciudad, más que la política nacional y su incidencia en Melilla, se convertían en la columna vertebral de los discursos electorales.
El candidato al Congreso por el BLM, Benítez Melul, dirigiéndose al PP, señalaba que reirse de la posibilidad de que llegase un nuevo barco gracias al GIL era reirse "del principal problema de Melilla".