El director general de Tributos, Enrique Jiménez-Reyna, dejaba de manifiesto en Melilla que lo suyo era el pragmatismo y que los envoltorios o los discursos políticos, poco importaban cuando de lo que se trata es de poner en vigor medidas fiscales que repercutan en el beneficio de la comunidad. Su filosofía a la hora de pronunciarse sobre el Régimen Económico y Fiscal que perseguían los melillenses era simple: "lo importante es el contenido, no el continente".
El candidato socialista a la presidencia de la Ciudad, Román Dobaño, instaba a la Junta Electoral a que fiscalizara las cuentas y la financiación de determinados partidos políticos que realizaban inversiones millonarias de cara a las elecciones autonómicas, sin conocerse la procedencia de estos fondos.