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1923: mes de agosto (II)

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28-08-1923. El acorazado “España” encalló el domingo frente a Tres Forcas. (Texto resumido)

Los acorazados fueron durante algún tiempo los más potentes buques de guerra que surcaron los mares, hasta la aparición de los portaaviones de ataque. El casco del buque estaba formado por gruesas planchas de acero, y llevaban igualmente protección el puente de mando y las torretas de la artillería principal; también la cubierta estaba blindada, aunque con menores espesores. Los acorazados iban armados con los mayores cañones que se han construido.

El suceso de mayor trascendencia ocurrido en la zona marítima de Melilla fue el embarrancamiento del acorazado “España” junto al faro del cabo de Tres Forcas el día 26 de agosto de 1923. Curiosamente al mediodía y en una jornada que hacía buen tiempo, aunque con escasa niebla en el lugar del suceso.

Lo que hace de este desagradable acontecimiento un hecho aún sorprendente a todos los estudiosos que se interesan en el tema. La construcción del “España” se debió al oportuno programa naval por el que se plasmó el Plan de Escuadra Maura-Ferrándiz.

La quilla del “España” sería colocada en grada el 5 de diciembre de 1909 y fue botado el 5 de febrero de 1912 en los Astilleros del Ferrol, por los Reyes Alfonso XIII y su esposa, y los Infantes. Asistieron además de la Familia Real, una Comisión del Gobierno, Parlamento, Aristocracia, Ejército, Marina, así como representantes del Pueblo y Prensa. El “España” disponía de una tripulación de ochocientos cincuenta hombres y su coste alcanzó aproximadamente las 43.300.000 pesetas. Tenía 140 metros de eslora, 24 de manga, 12,74 metros de puntal y 7,80 metros de calado, y desplazaba 17.500 toneladas.

Contó este acorazado con el armamento de cuatro torres provistas de dos cañones de 305 milímetros cada una. Disponía además de veinte cañones de 101 milímetros, dos piezas de 47 milímetros, dos cañones para desembarco de 70 milímetros y dos ametralladoras Maxín. Más tarde se le añadieron dos cañones Vickens de 76 milímetros. Del blindaje de protección del acorazado “España” podemos resaltar que en su parte baja era de 230 milímetros de espesor de acero Krupp cementado.

La parte media tenía otra faja acorazada de 150 milímetros de espesor, y las torres barbetas estaban protegidas por placas de 250 milímetros de acero Krupp cementado, en donde no había otra protección.

Inicialmente llevaba este buque defensa antitorpedos integradas por redes metálicas Boulivant de problemática protección guarnecidas con 20 tangonesas a lo largo de los costados.

Por la situación en que quedó el buque, no era posible prestarle auxilio, debido a los escasos medios con que contaba el buque y los barcos que salieron en su auxilio: el acorazado “Alfonso XIII”, el “Torpedero 22”, el “Dédalo”, los guardacostas  “Alcázar” y “Larache” y dos gasolineras al que se unieron el vapor “Alerta” y los botes de la Compañía de Mar de Melilla. Este entró en servicio en Septiembre del año 1913 y en Junio de 1914 efectuó con satisfactorio resultado las pruebas oficiales de artillería.

A partir de Septiembre de 1922 y hasta Agosto de 1923 en que se perdió por embarrancamiento frente al cabo Tres Forcas, estuvo actuando en las costas del Rif apoyando a las fuerzas españolas en misiones de vigilancia y castigo contra los adversarios rifeños. Y concretamente, en las jornadas de su pérdida tenía encomendado el bombardeo sobre la zona de Tifaruin.

El accidente. Al mediodía del domingo 26 de Agosto de 1923 y cuando navegaba con rumbo a Melilla, procedente del puerto de Málaga donde había estado carboneando durante algunos días. Encallaba el acorazado “España” frente al faro de Tres Forcas a causa de la espesa niebla que persistía desde la noche anterior y continuó hasta las primeras horas de la tarde, no obstante de hacer excelente tiempo. A consecuencia del fortísimo golpe, el “España” quedó encallado sobre unas piedras, frente al faro de Tres Forcas y a unos 200 metros de la costa. A 35º 26’ 25” N de latitud y 2º 57’ 40” W de longitud.

El día 30 de agosto de 1923, cuatro jornadas después del accidente dieron comienzo los trabajos del salvamento del acorazado “España”, por parte de la Marina Española y una empresa inglesa dedicada al rescate de barcos. Enseguida se dio comienzo los trabajos de salvamento y ya en los primeros días de trabajo, de los tres agujeros abiertos en el casco dos habían sido taponados y también se habían colocado no pocos remaches, de los muchos que aparecieron rotos, al igual que se repararon algunas cuadernas.

La impresión a los primeros días del salvamento era favorable, se creía que de continuar el buen tiempo, antes de ocho días estaría el “España” en Gibraltar.

Rápidamente se inició el desmonte de las piezas de artillería con objeto de quitar el mayor peso posible que facilitara los trabajos encaminados a poner a flote el buque.

En el mes de Septiembre se empezaron a desmontar las planchas y carapachas de las torres de los cañones de grueso calibre del acorazado, para a continuación desartillarse las piezas de 305 milímetros de 65 toneladas.

Había tocado fin el rescate del barco, se iba a proceder a poner a flote el casco en los últimos días del mes de noviembre, y la tragedia siempre esperada ocurrió el 20 de Noviembre de 1924, un furioso temporal de Levante ocasionó la definitiva pérdida del buque ante la imposibilidad de su recuperación debido a las nuevas y graves averías sufridas por el casco del buque.

Los temporales en aquel invierno de 1924 hicieron estéril todo intento feliz de recuperación del navío, se rescataron no obstante muchos enseres que rebasaron en su importe la cifra de diez millones de pesetas.

El casco del “España” sería abandonado en diciembre de 1924, pues se había partido y la única solución que cabía era recuperarlo por partes.

Las planchas, chatarra y útiles que se recobraron fueron conducidos al puerto de Melilla por el vapor “Cecilio”, de matrícula de Gijón. Desde Melilla serían enviados los materiales a centros siderúrgicos de la Península. Otros restos de planchas y demás chatarra fueron empleados por las empresas locales en la construcción de cigüeñales y otras piezas para los motores de barcos pesqueros, debido a la dureza del material que era una aleación de acero-níquel.

En abril de 1924 se celebró el Consejo de Guerra al comandante, capitán de navío Pedro Sanz Garau, que resultó absuelto y libre de todo cargo, puntualizándose que no había habido negligencia ni culpabilidad alguna en su conducta al mando del perdido acorazado.

No obstante quedaron algunas preguntas en el aire:

–        ¿Por qué navegaba tan cerca de la costa?

–        ¿A qué se debía que llevara tanta velocidad navegando muy próximo al litoral?

–        ¿Por qué se tardó tanto tiempo en averiguar lo ocurrido?

–        ¿Por qué se abandonan los trabajos de salvamento del buque desde octubre de 1923 a marzo de 1924?, cuando estos meses fueron imprescindibles para la recuperación del buque, como más tarde se vio. Y por unas semanas más hubiera estado reflotado.

En fin, una serie de enigmas aún por descubrir.

29-08-1923. De Cuatro Vientos ha llegado a Melilla el aeroplano mayor que poseemos.

Dada la extensión del artículo solamente muestro el título del mismo.

…Un “Farman Goliath”…

31-08-1923. La becerrada de ayer.

Ayer se celebró una becerrada en la plaza de toros del popular barrio del Tesorillo. La comisión organizadora dedicó la fiesta a los heroicos defensores de la posición de Tifaruin, destinando los beneficios a los hospitales de sangre el cincuenta por ciento, y a la Asociación General de Caridad y Gota de Leche el otro cincuenta por ciento.

La plaza se vió completamente ocupada, observándose gran animación.En el palco presidencial tomaron asiento el capitán Rodríguez Almeida y los demás oficiales que guarnecían la posición de Tifaruin, y el inspector de policía señor del Prado. Los encargados de lidiar los cuatro becerros fueron los jóvenes diestros Jesús Pons “Gasparillo” y Luis Ruiz.

Al primero no le acompañó la fortuna, con el acero, en el primero de sus enemigos, bicho de algún cuidado y manso de solemnidad; pero en lo demás se hizo aplaudir, especialmente al instrumentar tres farolillos, con gracia y arte. Estuvo muy cerca de los pitones, hasta el punto de resultar alcanzado en varias ocasiones. Con ganado mejor, luciría más este torero.

El segundo espada, Luis Ruiz, también luchó con la mansedumbre de sus bichos.

A uno lo despachó de tres pinchazos bien señalados, entrando derecho y con ganas de matar. Dos de los peones resultaron con contusiones y lo mismo el joven aficionado Ricardo Espigares, que pidió permiso para banderillear al tercer novillo, el mejor de todos y el demás pitones.

Dichos muchachos fueron curados por el practicante de la Cruz Roja señor Ramírez Alamilla… (Continuará)

 

Bibliografía…. El Telegrama del Rif

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José Antonio Cano

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