Fernando Gutiérrez, periodista freelance, acudió el pasado domingo a París con motivo de la manifestación celebrada en la capital gala en recuerdo de los 17 fallecidos de los atentados islamistas en la revista satírica 'Charlie Hebdo' y sus posteriores consecuencias. Se ha acercado hasta el lugar para intentar contar cómo vive la capital francesa tras el trágico suceso. Este es uno de los muchos viajes emblemáticos que ha realizado el periodista en los últimos años.
- ¿Qué le hizo decidirse a ir a la manifestación en París?
Pues porque conforme iban pasando los días me di cuenta de que era un momento histórico de Europa y del mundo y había que estar ahí para poder contarlo ahora y dentro de unos años
- ¿Cómo viviste la experiencia?
Lo primero que hice al llegar allí fue dar una vuelta por la zona donde habían disparado al policía en la acera y luego fui donde estaba la revista y pude recibir uno de los mejores regalos del viaje.
Frente al 'Charlie Hebdo' había una niña dibujando caricaturas del paisajes. Al acercarme, me contó que había sido colaboradora de la revista desde 2009. Fue como vivir la noticia de la manera más cercana, fue un regalo caído del cielo.
Continúe mi camino por el mercado cercano a la revista, donde todavía se veían todavía muestras de cariño por parte de la gente, ya que seguían llevando flores, velas y lápices y dejando notas en las paredes.
Posteriormente, estuve en la manifestación , una de las más grandes en las que he estado en mi vida, y eso que también he ido a algunas como las del 12 de marzo o la de Miguel Ángel Blanco, en la que había cerca de un millón y medio de personas. Mientras avanzaba la manifestación se te ponían los pelos de punta, la gente coreaba el himno de Francia y cánticos en apoyo a las víctimas. También habían algunas banderas españolas y lápices con la bandera de España.
Debido a las muertes en el supermercado Hyper Cacher de Vincennes, la comunidad judía fue una de las que más ruido hizo en la manifestación, incluso a coro de 'los judíos también somos Charlie'
Así, en la manifestación que iba desde la Plaza de la República hasta la Plaza de la Nación habían momentos de atasco y era imposible moverse. Aún así, también pude ver una bandera amazight, fue impresionante.
- Usted ha estado en otros lugares embremáticos en estos últimos meses como en Palestina, ¿cómo le resultó estar tan cerca del conflicto?
Realmente ha sido desde hace poco cuando he comenzado a rentabilizar mis viajes y sentirme realmente periodista de verdad haciendo lo que siempre a mi me ha gustado. Para ello hice varios cursos sobre conflictos bélicos en Madrid, y también en Melilla.
Pero todo empezó, en uno de los conflictos en lo que más o menos la prensa era accesible, y era en Gaza, donde en el mes de agosto eran unos 700 periodistas el doble que meses antes. Realmente era llegar a Israel, un Estado democrático, con permisos y con gente que conocía de la comunidad judía de Melilla, por lo que llegar a Gaza era accesible, ya que tampoco era un sitio como Siria o Irak.
Al principio, la gente de España me decía que estaba loco, que como no me iba a llevar un fixer –traductor o guía para periodistas corresponsales en el extranjero– y realmente lo llegué a necesitar.
Una de las lecciones que aprendí en la primera experiencia, es el precio, lo caro que es, porque tienes que pagar un traductor que te lleve a los sitios y te guíe por el terreno, pero estos cuestan entre 150 y 200 dólares. Pues uno de mis errores fue que cuando iba a entrar a Gaza me preguntaron por mi contacto dentro (el fixer), y gracias a un compañero de Palestina Media, me avaló y conseguí entrar en Gaza.
- ¿Cómo estaba la situación en Gaza durante los días que estuvo?
Estuve allí a principios de agosto, y entré en la ciudad en uno de los momentos en los que había tregua y las calles se llenaban de gente haciendo vida normal, la misma cultura y misma forma de vida. Sin embargo, cuando acababa el momento de tregua acordado las calles se vaciaban de gente y todo se volvía desértico, era estado de guerra de verdad. A veces incluso terminaban terminaba antes de lo acordado y era Hamás quien normalmente rompía la tregua.
Además, en el hotel te decían que si veías a algún terrorista o alguien tirar un cohete que no lo pusieras en ninguna red social, por que en el mejor de los casos te podían llevar a la frontera y echarte, o incluso matarte por traidor, por estar en el lugar y saltarte su extraña forma de ver la libertad de expresión.
La noche antes de irme, en frente del hotel donde nos encontrábamos todos los periodistas, vi a algunos terroristas tirando cohetes desde el propio hotel. Al día, siguiente cuando llegué a Jerusalén lo puse en una red social: 'Hamás tira cohetes desde el hotel de los periodistas'. Rápidamente, la comunidad judía se hizo eco de la noticia y la difundió. Sólo 18 de los 700 periodistas que estuvimos allí recordaron todo en contra de Hamás.
El mensaje en la red social llegó a tener unos 400 retweed, incluso me llegué a asustar porque estaba sobrepasando mis expectativas. Esta situación incluso llegó a ser cuestionados por algunos periodistas de otros medios, cosa que yo nunca haría sea del corte ideológico que sea.
La verdad es que es admirable el trabajo de la gente que está allí días, semanas y meses porque estás en continúa tensión con los drones rodeándote todo el día y teniéndo que esta alerta.
En realidad, yo estoy con los dos lados, con el ser humano al completo, sea de donde sea. Sin embargo, yo con el terrorismo no trago, se llame ETA en España, se llame las FARC en Colombia o se llame la yihad.
Estoy con los palestinos y estoy con los gazatíes, hay gente maravillosa y en Israel también, pero en Gaza hay un grupo en el poder que es considerado terrorista por muchos países. Hamás sólo quiere hacer daño al vecino, por lo que lo mejor que podemos hacer para parar todo esto es qué ese grupo deje de existir y con mi arma que es la comunicación es lo que pretenderé.
Lo cierto es que la partida se juega en dos bandas, por un lado la 'Guerra de las Galaxias' que es Israel, ya que tiene la tecnologías más avanzada del mundo , y en el otro lado juegan con cohetes caseros, que compran a países árabes a Irán o a otros. Es la Edad Media contra el siglo XXXIII están jugando en diferentes escenarios.
Esto provoca que los combatientes no den la cara, como es en el caso de Hamás, estos se esconden entre la población, no ves militares en la calle, sino que hay dos bandos localizables por el uniforme , pero en este caso al vivir tanta pobreza y miseria contra los otros, lo que hacen es ir normal vestidos por la calle para dificultar que Israel les localice.
- ¿En qué otros sitios has estado del mundo?
Pues hace unos meses estuve en el Sahara Occidental, en Argelia con una niña saharauis que me invitó a conocer a su familia y donde pude ver de cerca el conflicto que se está viviendo allí en estos momentos.
Ya son 40 años desde que España salió del Sahara "de aquella manera" permitiendo la entrada de Marruecos. Los abuelos de los campamentos saharauis y refugiados vivieron la guerra, y los jóvenes que no la vivieron, están desesperados porque no le ven salida .
Encima la ONU todos los años aplaza la toma de la decisión de convoca un referéndum en Marruecos. Esto hace que los jóvenes quieran tomar las armas y ponerse en guerra con Marruecos, y los mayores ,teniendo la responsabilidad, intentan frenarlos, debido a que ellos saben que no es la mejor solución, ni siquiera para los saharauis, porque habría mucha muerte para los dos.
Tras varios viajes, te das cuentas de que cualquier humano debe ser libre, y debe permitirse mover por el mundo si lo que vienes es a trabajar a aportar cosas buenas, pero si lo que haces es delinquir, o tirar a un policía a la vía del metro de Madrid habría que plantearse que a ese ser humano le cuide el país del que viene.
- ¿Cuál es el recuerdo más impactante de las visitas a estos lugares?
La puerta de emergencia del hospital Al-Shifa en Gaza en un día de bombardeo, es uno de los sitios en los que más he llorado porque estaban más niños, no terrorista, que son lo más débiles y algunos llegaban prácticamente muertos.
