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Ventura afirma que el tema de los MENAS se ha convertido en “un asunto de Estado”

El consejero de Bienestar Social, Daniel Ventura, señala que el tema de los menores extranjeros no acompañados (MENAS) que llegan a la ciudad está alcanzando tal calibre, por su elevado número, que prácticamente se ha convertido en "un asunto de Estado". De hecho ya se ha pedido al Ministerio del Interior que se retomen cuanto antes los contactos con Marruecos para alcanzar algún tipo de acuerdo que permita la reintegración de sus menores, siempre atendiendo a lo que establece la legislación. Señala Ventura que el número de MENAS no hace sino crecer, como lo demuestra los más de 310 acogidos en Purísima o, de forma especial, el incremento de niños de la calle motivado, afirma, por un "efecto llamada" de los que logran alcanzar suelo peninsular. En declaraciones a este Diario, manifestó el responsable de Servicios Sociales que la cifra de menores extranjeros no acompañados que tutela la Ciudad Autónoma no hace sino crecer de forma progresiva y constante. La constatación más clara de ello es que en apenas quince días se ha pasado de los 280 residentes en Purísima a los algo más de 310 MENAS acogidos. A estos hay que sumar los 104 menores atendidos en la Gota de Leche y las 34 niñas (cuatro más en una semana) que se alojan en Divina Infantita.

¿Exite un techo?
A esta cifra hay que añadir además los llamados 'niños de la calle', cuyo número ronda los setenta tras constatarse la entrada de 45 nuevos menores en los últimos quince días. Manifiesta Daniel Ventura que Melilla, una ciudad de trece kilómetros cuadrados, no puede hacerse cargo de más de 500 niños no acompañados, porque "no tenemos ni capacidad, ni presupuesto". Asegura que esta situación "se está convirtiendo en una crisis importante para la ciudad y como es algo que se escapa de nuestras competencias, esto hay que arreglarlo a nivel estatal". Reiteró que la Ciudad cumplen con sus responsabilidades acogiendo a todos los MENAS que llegan, a los que se cubren sus necesidades "de la mejor manera posible pero no se puede hacer más de lo que hacemos".

Reitera Daniel Ventura que Melilla no tiene capacidad para acoger a un número infinito de menores. "El número crece de forma considerable y como ciudad pequeña que somos, tenemos una capacidad finita. Además el caso de los MENAS es diferente al resto del fenómeno migratorio, porque los adultos van al CETI y después de un tiempo son trasladados a la península o van a otros países. Con los menores no es así. Todo el que entra hay que acogerlo y protegerlo, pero ¿cuántos niños somos capaces de atender, dónde está el techo? Este es un tema muy serio y es a nivel nacional como se tiene que resolver", apostilla.

Afirmó el consejero que hace tres meses pusieron en conocimiento del Ejecutivo central esta situación y afirma que "la respuesta fue positiva tanto por parte del ministro del Interior como del secretario de Estado de Seguridad", en el sentido de que se señaló que una vez se constituya el nuevo Gobierno, se retomarán las conversaciones y contactos con Marruecos "para ver qué fórmula se puede aplicar para intentar repatriar a los menores, siempre con las máximas garantías, atendiendo cada caso y siempre dentro de la legalidad", indicó.

Efecto llamada
Detalla el consejero que en los últimos meses el perfil del menor extranjero que llega a Melilla es muy claro. Por un lado se encuentran aquellos que proceden de localidades marroquíes muy cercanas a la ciudad que "se quieren quedar aquí, que están en el centro de acogida y se forman". Se sabe, indica, que no pierden el contacto con sus padres, que incluso "van a los colegios a verlos y saber de ellos, o que incluso en fiestas destacadas desaparecen de Melilla para volver días después". En este caso, indica Ventura, da la sensación de que las familias "usan Melilla y los centros de acogida como colegios mayores, donde tienen a sus hijos atendidos y donde se forman para el futuro".

Pero después están los llamados 'niños de la calle', jóvenes que han crecido fuera del entorno familiar y que no aceptan normas ni reglas. La mayoría de ellos, indicó el consejero, proceden de Fez. "Entre estos niños de la calle hay muchos que consumen pegamento, pero en general, con problemas de drogadicción o no, su objetivo es cruzar la frontera y no entrar en un centro de acogida porque no quieren horarios y así disponer de más oportunidades para cumplir su objetivo, que es el de poder embarcar como polizones hacia la península". Estos menores, unos setenta en estos momentos, "se esconden cerca de las escolleras del puerto y en otros espacios cercanos desde los que pretenden tener un acceso más sencillo a la zona portuaria, y no dudan en poner en peligro su integridad física en estos intentos de viajar como polizones".

Asegura que "son muchos" los menores que finalmente logran su objetivo y llegan a tierras peninsulares y que son estos casos de éxito los que generan un "peligroso efecto llamada" que es el causante del incremento de niños de la calle en Melilla en los últimos tiempos. "Cuando alguno consigue llegar a la península, cuelga fotos en redes sociales o llama a sus amigos informándoles de que lo han logrado. De esta forma animan a otros muchos a seguir sus pasos. Pensamos que además asesoran a sus amigos de cómo hacerlo, de cómo llegar a Melilla, dónde ocultares y cómo lograr acceder al puerto". Por este motivo, afirmó, se localizan a muchos menores que se ocultan en bateas de los grandes camiones que llegan a la ciudad, sin dudar en poner en peligro sus vidas, con la esperanza de tocar tierra peninsular. "El objetivo que les mueve es marcharse de Melilla, no estar en un centro de acogida, sino salir de cualquier forma, aunque alguno pueda perder la vida en el intento y nosotros no podemos hacer nada al respecto", reconoce.

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Jesús Andújar

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