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“Vale la pena hacer nuestra labor con estas niñas desfavorecidas”

Entrevista a Celina Luz María Pérez Romero, hermana de la congregación religiosa de la ‘Divina Infantita’

MELILLA HOY entrevista a una de las hermanas de la Comunidad de Esclavas Niñas de la Divina Infantita después de que el pasado 8 de marzo recibieran el premio ‘Lourdes Carballa’ que concede cada año la Ciudad Autónoma por el Día de la Mujer.

– ¿Qué ha supuesto para el centro recibir el premio ‘Lourdes Carballa’ justo cuando este año cumple 100 años?

– Fue una sorpresa, porque no nos habíamos imaginado nunca que íbamos a tener un reconocimiento así a nivel de Ciudad Autónoma. Luego, después, vimos que, inmerecidamente porque hay mucha gente que trabaja por el bien de Melilla, por nuestra historia vemos también un reconocimiento a todas las hermanas que han pasado desde el inicio (por este centro). Un reconocimiento a su labor, y que gracias a ellas, nosotros seguimos aquí, porque han dejado un buen camino y nosotros continuamos lo que ellas han iniciado.


También alegría, porque un reconocimiento es un buen estímulo y un compromiso hacia un mejor servicio.


La verdad es que lo queremos hacer lo mejor posible, pero sabemos que hay muchas cosas en las que fallamos. Entonces, ¿qué hay que hacer? Retomar, revivir eso por lo que estamos aquí.
Como religiosas, nuestra misión es la de servir, se reconozca o no.

– ¿Qué significa para vosotros el recibir un premio que tiene como esencia el reconocimiento hacia la mujer y la igualdad?

– Es algo muy grande. Nuestra misión principal es trabajar con niñas, y es promover a las niñas conforme nos van llegando, y es verdad que la señora Lourdes Carballa es una excelente persona que supo estar a la altura y poner un listón muy alto para promocionar a la mujer. Reconocer su valía.
Yo le decía (el día que recogieron el premio) ‘nosotros solo estamos haciendo es seguir lo que usted ha impulsado. Y eso es lo que queremos, que las niñas sean mujeres de bien en el futuro. Procuramos que sean niñas que después vayan a ser un provecho a la sociedad. Mujeres empoderadas y cuyo estilo de vida sea la igualdad.


Nos preocupamos mucho porque estas niñas, al llegar a cierta edad, ellas ya vayan despertando y den una respuesta a la sociedad en positivo.

– ¿Cómo es la labor que realizáis en el centro?

– Es como un hogar. En el hogar, los padres de familia están pendiente de la educación, de la sanidad, de la vida social y del ambiente en casa de las niñas. Que se sientan acogidas, queridas, que no les falte lo necesario… Están atendidas al 100%. Las niñas están en su casa, y nosotros somos su referencia. Jamás seremos sus madres, ellas lo saben, pero sí, con nuestro corazón, las aceptamos y las acogemos como parte de nuestra familia.
Nosotros somos una familia y como tal funcionamos.


También tenemos una psicóloga. Nuestras niñas necesitan mucho acompañamiento, porque muchas vienen rotas por su situación familiar, lo que han vivido, lo que tienen que superar, etc., incluso las niñas que son de aquí de Melilla vienen de hogares disfuncionales, por lo que necesitan mucho apoyo, mucho cariño, mucho escuchar y atender sus rabietas.
Nos esforzamos por servir lo mejor que podemos.

– ¿Alrededor de cuántas niñas atendéis en el centro a día de hoy?

– Ahora tenemos pocas por, primero la pandemia del covid-19, y después por cómo ha continuado la situación de la frontera con Marruecos. Ha disminuido muchísimo la afluencia de niñas. Ahora estamos por 23 niñas, pero nuestros centro es para 32 niñas y lo hemos tenido siempre lleno y, a veces, un poco más.

– ¿Qué siente al saber que, 100 años después, esta institución continúa muy viva y presente en la sociedad melillense?

– Siento mucha alegría porque seguimos en Melilla. Yo soy mexicana, me propusieron venir aquí a Melilla, y yo no la conocía, pero mi experiencia al llegar fue de una ciudad abierta, que acoge y, cuando llegué a la misión, me fascinó.


Es una alegría que podamos seguir dando respuesta a este tipo de niñas a quienes atendemos y servimos, y también me da mucha gratitud por las hermanas que nos han precedido y por la Ciudad Autónoma por seguir apostando por nosotros. En el momento que vean que nuestros servicios no son necesarios, aunque quisiésemos, no se podría.


Por lo tanto, es también gratitud hacia la Ciudad Autónoma, hacia las personas, Hay muchas personas que nos aprecian, que vienen, comparten sus cosas… Nos sentimos acompañadas, acogidas y valoradas.

– ¿Va a organizar el centro alguna actividad o evento especial para celebrar su 100º aniversario?

– Sí. Lo primero, vamos a tener una celebración eucarística el día 27 para dar gracias a Dios, y luego queremos hacer un Año Jubilar, aunque todavía estamos trabajando en las actividades concretas.

– ¿Y algún deseo u objetivo para los próximos 100 años?

– Primero, que continuemos aquí y, segundo, que las hermanas que nos continúen sigan viviendo con tanta ilusión y cariño como las que han vivido antes y como las que estamos ahora. Creo que nuestra misión con estas niñas desfavorecidas vale la pena hacerlo.

Celina Luz María Pérez Romero, junto con la consejera de Igualdad, Elena Fernández Treviño; el presidente de la Ciudad, Eduardo de Castro, y Lourdes Carballa, el día que la congregación religiosa recibió el premio / @giner.photography

“La sociedad española acoge y les abre puertas a la mayoría de las niñas”

– Cuando las niñas siguen su camino, ¿ vuelven a ponerse en contacto con ustedes?

– Fíjate que, gracias a Dios, sí regresan. A veces, físicamente han llegado a venir niñas con 22 o 23 años, y sí que es verdad que han venido a dar(nos) las gracias algunas, y otras a saludar y a decir ‘mira madre, terminé bachillerato y estoy empezando la Universidad. Me gusta enfermería’, etc., y se van abriendo camino, y buscan su trabajo y están viviendo bien.


Sí que es verdad que la sociedad española acoge y les abre puertas a la mayoría de las niñas.

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Miguel Rivas

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