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Una visión geopolítica de Melilla y Ceuta

Pare entender y definir lo que es la geopolítica, hay tantas definiciones e interpretaciones como autores han escrito sobre ella, a lo largo de la historia.

En este artículo voy a utilizar una interpretación de la definición que utilizó el geógrafo alemán Friedrich Ratzel, a principios del siglo XX, basándose en los estudios del verdadero fundador de la geopolítica moderna, el politólogo sueco Rudolf Kjellén.

Según Ratzel, los Estados comparten muchas de las características que tienen los organismos vivientes. Él las materializa en las que denomina ‘Leyes de Crecimiento de los Estados’. El corolario sería que los estados, como cualquier organismo vivo, necesitan recursos para vivir y crecer, lo que requiere adquirirlos fuera de sus fronteras cuando sea preciso – y consecuentemente ser capaz de controlar las vías de comunicación que unen a los estados con los recursos que precisan- o extender su territorio para ocupar las zonas donde se encuentran los recursos.

Este sería el caso de Marruecos, con la ocupación ilegal del territorio del antiguo Sahara Español. Y escribo ilegal porque, cuando España abandonó su responsabilidad con el territorio, siguió un período de indefinición que aprovechó Marruecos para ocuparlo de hecho. A instancias del Frente POLISARIO y por la Resolución 690 del Consejo de Seguridad de 29 de abril de 1991, de acuerdo con las propuestas de arreglo aceptadas el 30 de agosto de 1988 por Marruecos y el Frente POLISARIO, se estableció la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) -que todavía cuenta en la actualidad con 464 personas desplegadas en el territorio- con el mandato de celebrar una consulta popular, entre los habitantes del territorio según el antiguo censo español, para determinar si querían ser independientes o pertenecer a Marruecos. Tras casi 32 años, la consulta no se ha celebrado y además Rusia, Estados Unidos hace poco y aún más recientemente la sanchista España, han otorgado de palabra la propiedad del territorio a Marruecos. La ONU parece no darse por enterada, pero Marruecos ha conseguido sus objetivos y el POLISARIO ha quedado abandonado.

Se preguntarán por qué es relevante mencionar el antiguo Sáhara español, cuando estamos escribiendo acerca de Ceuta y Melilla. Las respuestas son múltiples. Por una parte resaltar la casi axiomática inoperancia de las Naciones Unidas en la resolución de conflictos, por lo que no debemos esperar su útil intermediación o ayuda en cualquier contencioso entre España y Marruecos. El desastre de NNUU en Bosnia-Herzegovina, es otro magnífico ejemplo. Por otra parte hay que señalar que la política exterior de Marruecos defiende con firmeza unos intereses claros y permanentes en el tiempo, mientras que la política exterior española es blanda en la defensa de sus intereses, con frecuencia no bien definidos y cambiantes, al menos en parte, según el color del partido político en el gobierno. Al escribir blanda me viene a la mente la foto de un antiguo ministro de asuntos exteriores español, que fue a negociar un acuerdo en Marruecos y, al ser recibido por su Rey, besó su anillo. Claro símbolo de subordinación y la peor manera de comenzar una negociación. Y es imposible olvidar el apoyo que Estados Unidos ha prestado a Marruecos en el caso del Sáhara, tanto durante la Marcha Verde -iniciada a finales de 1975- como a finales del 2020, por parte de Trump.  

Se podría discutir cuál es el valor geopolítico de Ceuta y Melilla, en la actualidad. El valor de las ciudades ha disminuido con el paso del tiempo y con la mejora en alcance y potencia de las armas. Las baterías de costa de Ceuta tuvieron un elevado valor, para el control del estrecho de Gibraltar, hace 60 o 80 años, pero su valor ahora sería prácticamente nulo, ya que los misiles en tierra, embarcados o portados por aviones, serían y son los encargados de dicho control. Los puertos de Ceuta y Melilla siguen teniendo valor estratégico, pero son demasiado pequeños y carecen de las capacidades logísticas necesarias como para otorgarles un alto valor. Lo mismo ocurre con el aeropuerto de Melilla, demasiado corto para las necesidades militares.

¿Serían muestras ciudades valiosas como cabeza de playa para un posible desembarco de fuerzas españolas, o aliadas en su caso, caso de un conflicto armado con Marruecos? Partamos de la base de que ese conflicto parece totalmente improbable, por no decir imposible. No se puede imaginar que Marruecos emprenda acciones que forzaran un conflicto armado con España, y aún menos a la inversa. Además, citando de nuevo el alcance y potencia de las armas actuales, un desembarco en guerra requeriría la supresión de todas las armas potencialmente enemigas en un amplio radio alrededor de las ciudades, lo que posiblemente y como mínimo, requeriría también el despliegue de tropas a la altura del Gurugú, en el caso de Melilla y del Boquete de Anyera, en el caso de Ceuta

Pero lo que no se puede discutir es que ambas ciudades pertenecen a España desde muchos siglos antes de que Marruecos existiera. España amplió los territorios de Ceuta y Melilla, a perpetuidad, tras la firma del Tratado de Wad-Ras, con el que se puso fin a la Guerra de África (1859 -1860). Nunca han sido colonias y, por supuesto, no en territorio que pudiera ser llamada marroquí.

Entonces, ¿por qué Marruecos insiste en crear tensiones con España, en relación con nuestras ciudades africanas? Nunca, al menos en mi conocimiento, ha dado Marruecos razones legales en las que basar su petición. No podemos decir ‘reivindicación’ porque ello supondría que Marruecos ha sido privado de su derecho legal a la posesión de las ciudades, lo que obviamente no es el caso. La explicación más probable es que Marruecos pretende, y consigue, obtener beneficios económicos con esa petición. ¿Cómo?: Entre otros, haciendo ‘olvidar’ el antiguo Sáhara español y sus riquezas, obteniendo más beneficios en los acuerdos pesqueros, utilizando a España como mediador ante la Unión Europea, u obteniendo importantes sumas de dinero para colaborar en el control de la inmigración ilegal -lo que debería hacer por sí misma ya que los inmigrantes, en buena parte, han cruzado su territorio antes de llegar a nuestras fronteras-.

Marruecos mantiene la presión sobre España, e indirectamente sobre la Unión Europea, mediante el desarrollo de los que se ha dado en llamar una estrategia de ‘zona gris’, en este caso multidimensional y sincronizada para minar gradualmente a España y, quizás, lograr sus objetivos de integración de estos territorios españoles en sus fronteras. Aunque dudo que ese sea su objetivo último, porque entonces Marruecos perdería la capacidad de influir sobre España, que ahora tiene.

Ya se ha escrito en este periódico sobre la imprevisible actuación de la OTAN y de la UE, en el caso de un conflicto armado en nuestras ciudades, aunque esa pregunta sea meramente hipotética dada la previsiblemente imposible ocurrencia de un conflicto armado. Y además, como también hemos escrito, sería España quien primero debería enfrentar esa posibilidad.

FRASES

Tras casi 32 años, la consulta (de la ONU, para determinar si los habitantes del antiguo Sahara español quieren ser independientes o marroquís) no se ha celebrado.

No podemos decir ‘reivindicación’ porque ello supondría que Marruecos ha sido privado de su derecho legal a la posesión de las ciudades, lo que obviamente no es el caso.

(Marruecos) obteniendo importantes sumas de dinero para colaborar en el control de la inmigración ilegal -lo que debería hacer por sí misma ya que los inmigrantes, en buena parte, han cruzado su territorio antes de llegar a nuestras fronteras-.

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Gonzalo Fernández

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