Desde hace al menos una semana los usuarios al Centro de Salud de la calle Polavieja, se encuentran con que el ascensor no funciona. Un simple papel pegado a la puerta avisa de la avería del elevador, lo que obliga a los pacientes con problemas de movilidad a no pocos quebraderos de cabeza. Las madres que llevan a sus hijos en cochecito deben hacer además auténticos malabarismos para descender o subir las traicioneras escaleras poniendo el mayor cuidado posible para no resbalar. El propio personal del centro se ve afectado por una avería que incomprensiblemente se alarga en el tiempo. Desde el Ingesa se anunció a comienzos de verano que sobre el mes de octubre se adjudicarían las obras para el remozado completo y modernización de las instalaciones de este centro de salud y alargar así su vida útil unos quince años más. Pero mientras se lleva a cabo esta operación de gran calado, no estaría de más reparar servicios que como el ascensor tienen su relevancia.