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El rincón de Aranda

Un jeroglífico y una autorización de correos

melillahoy.cibeles.net fotos 1094 Juan Aranda web

Como saben, una anécdota es el rasgo de alguien que ha vivido un suceso curioso; en este caso son más bien jocosos y guasones. Me consta que la vida laboral de un cartero, que se ha “pegado” cuarenta años, con el “suavizalomos”, -antigua cartera de cuero-, a cuestas, está llena de ellos.

Yo, que pertenezco a la tercera generación, -y hay una cuarta-, de la saga postal en mi familia materna, tengo un anecdotario, que bien puede hacer sonreír a cualquier lector. Una de ellas se refiere cuando en el negociado de buzones de Barcelona, se encontró una carta, que por destino y destinatario, solamente figuraba el mapa de España, con una flecha indicando que nacía en Barcelona, atravesaba toda la Península, cruzaba el “Charco”, hasta el lugar en el mapa donde se encuentra Melilla. Sin permiso de nadie, cogí la carta y la introduje en un sobre oficial, y se la envié a mi tío Miguel, -Cartero en Melilla-, para que indagaran en esta cartería quién era el destinatario. En el lugar de las Baleares, habían dibujado una preciosa fuente y un río, con el emblema de Infantería, y tres estrellas de Capitán. Entre todos los carteros de Melilla se pusieron a indagar el sobre, haciendo verdad el dicho famoso que existía antaño en Correos: “A la carta y a la mujer, hasta el culo le has de ver”. Esto era debido a que muchos objetos que circulaban por Correos, había que ser un buen grafólogo, para descifrar los nombres y direcciones desde todos los “ángulos”. Bien, pues resulta que la carta con el jeroglífico del mapa, la flecha, las estrellas, el río y la fuente, era para un capitán de Infantería, con los apellidos Fuente y Río, o viceversa; y según me dijo mi otro tío, Alfonso, también Cartero, le fue entregada al propio destinatario. Hay otras anécdotas, pero estas ocurrieron en Málaga, ciudad donde he prestado mis servicios hasta mi jubilación. Esta es referente a una autorización por escrito, sobre el pago de un giro, por el compañero Manolo García, “Papá”, -q.e.p.d.-. Le llamábamos así porque su niño estuvo cinco días, muy estreñido “sin hacer caca”, como él decía. El hombre anduvo una semana muy apenado, transmitiéndonos a los mas jóvenes, un sentimiento de dolor y preocupación, porque varios de nosotros, teníamos hijos con edades de guardería, y era que su “bebé”, llevaba cinco días sin evacuar. Pero cuando otro compañero, el inolvidable Antonio Ponce, su vecino, nos dijo que el hijo de Manolo tenía veinte años; entonces se nos ocurrió enviarle a su nombre, en un PP -paquete postal- como obsequio, una vieja lavativa desconchada, guarrindonga, con su tubo medio rajado, con grifito, cánula y todo, que encontraron en un derribo del Perchel, para que el “bebé” de Manolo, recibiera un buen lavativazo, y así pudiera jiñar, porque con veinte años, no se hace caquita, se jiña, como le dijo Antonio López Yeto, otro que tenía más gracia que dinero. Este “Papá” vino un día, después del reparto, con una autorización de lo mas singular y pintoresca que pudimos ver en la Cartería de Málaga. La autorización, con trazos gruesos, como escrita con un lápiz de carpintero, decía: “Que sí cartero, que lo cobre mi cuñá”, sin más firma, ni fecha, en un papel de estraza, de los antiguos que envolvían los mandados en las tiendas, todo sucio y lleno de lamparones. Manolo nos explicó que el día anterior había estado en un domicilio para hacer la entrega de un giro de Asistencia Social, -320 ptas.- y no encontrándose la destinataria del mismo para cobrarlo, un familiar le dijo que estaba autorizada por su cuñada; y “Papá”, que era un santo varón, para que la señora no tuviese que desplazarse al Parque, -Correos antiguo-, le dijo que si la autorizaba se lo pagaría al día siguiente, siendo ese el motivo de la célebre frase, tan pronunciada en el Ngdo. de giros de Correos de Málaga, para dar fin, con mucha guasa, a alguna conversación absurda: “Que sí, que lo cobre mi cuñá”; similar a: “Bueno, vale, se acabó, pa-tí la peseta”. El giro se pagó y la autorización estuvo colgada durante mucho tiempo en una pared del “Palomar”, habitación construida en el viejo edificio que fue nuestro negociado de giros, y retrete de todas las putas palomas que vuelan, y se cagan, por el cielo de esta Málaga “La Bella”.

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