El pasado lunes por la noche, como muchos españoles, vi el cara a cara entre el presidente de España, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Pedro Sánchez. El debate lo vi debido a lo interesantes que habían resultado ser los anteriores que hubo entre los partidos más importantes del espectro político nacional, emitidos con anterioridad en el Canal 13 y en la Sexta.
¡Claro que en aquella ocasión, Pablo Casado y Soraya Sáez de Santamaría fueron los encargados de representar al PP y los representantes de los partidos emergentes le dieron un nivel de calidad que los Populares supieron mantener. Yo personalmente esperaba una victoria clara de Rajoy… Su mayor trayectoria política y sus contactos con gente de mayor envergadura en estos últimos años le daban como claro ganador.
El lunes creí que iba a escuchar un debate más sobre balances de Gobierno que sobre programas electorales futuros; como creo que sería lo normal en un cara a cara. Y lo primero que escuché fue a Pedro Sánchez decir todas las cosas que iba hacer, pero ni cuándo, ni cómo, ni si el Estado tenía dinero para hacerlas, o cómo las conseguiría materializar. Simplemente las presentó como si fuera un mercadillo de domingo y a Rajoy, que ni lo escuchaba, nos soltó que él quería crear más empleo en las condiciones de esclavitud actuales. No aclaró que las condiciones de empleo son desfavorables en un principio y que éstas mejoran al ritmo que mejora la economía.
Así mismo, y entre una dialéctica “canina” en la que la mayor parte del tiempo hablaban los dos a la vez, haciendo caso omiso al interlocutory en un paréntesis de cansancio y educación “extraña”, el líder socialista en vez acusar al PP de que los contratos temporales son la causa de la baja natalidad, le acusó a él en persona de que las mujeres españolas no tengan hijos y el presidente en vez de aclarar lo que este “macarrilla” no supo ni siquiera plantear, le exigió que lo explicase él mismo.
Después, cuando los ánimos ya estaban caldeados, nuestro “Piter Macarrón” acusó al presidente de España, lo más sutil y educadamente posible, eso sí, de ser una “puta con mucha cara dura”, a lo que nuestro presidente se transformó en “Marianico el Garrotes” ypor lo tanto, no guardó las formas argumentando que en el momento de la inculpación de Bárcenas él creía en su inocencia, ya que había gozado siempre de su confianza y que por eso le mandó el SMS. De eso nada… Nuestro “Marianico” sacó su garrota y metió la directa… -Ruin, sinvergüenza, miserable… No te acordarás de este debate por perder las elecciones, de eso uno se recupera, pero de esta afrenta no sales.-
Sin embargo, a nuestro “chuleta de Chamberí”, que es muy valiente…-No te tengo miedo,te digo lo que todo el mundo sabe: que eres una “puta con mucha cara dura”.
- Te recuerdo que de esta no te recuperas “miserable”.- Inquirió la máxima figura política de nuestra nación… Mi mujer y yo alucinados nos miramos las caras en silencio…
Pero a la hora de debatir sobre la enseñanza y la sanidad, los dos hablaron a la vez sin aclarar“nada”. Hasta que … El joven “Piter el Duro” disparó al viejo “Marianico” que éste ganaba más “cuartos” que él cuando estaba en la oposición… y nuestro “garrotero” remató afirmando que ahora siendo presidente delGobierno gana menos cuartos que él estando en la oposición. Mi mujer se levantó del asiento y dejó de ver la “tertulia besuguera”, afirmando que esa pelea no se da ni en las teterías de los barrios más pobres del campo marroquí y su ciudadanía no permitiría nunca que esos dos “impresentables” pudieran llevar las riendas del Reinado y se fue sin más. Yo me quedé viendo el flipante espectáculo y el colmo fue cuando en un argumento digno de taberna franquista de silla de anea y coñac “perruno”, nuestro presidente alzó la voz afirmando que él no había venido a la política a ganar cuartos, que a él los cuartos le sobraban. No como a otros de su partido. Pero “Perico el más duro de la Castellana” abrió los brazos en plan chulesco y macho…- No te metas con los que no están, métete conmigo… Le faltó decir -“cobarde”-. Al final nuestro presidente muy acalorado por esta juventud maleducada, dijo a los españoles algunas de sus intenciones sobre su futura política sin más, en plan “Todo a Cien”.
Nunca en mi vida he visto un par de sujetos de una clase social tan elevada llegar a este nivel de “mendrugueo democrático”. Esta actitud nos desprestigia como país y como sociedad que lo soporta. Como dijo Pablo Iglesias: -Quien vaya a votar que cierre los ojos y recuerde este debate unos instantes y luego que ejerza su derecho al voto.
Yo no quiero decantarme ni recomendar el voto por la derecha o por la izquierda, quien sea de derechas, que vote a un partido de derechas y quien sea de centro a uno de centro y lo mismo digo en el sector izquierdista de nuestra sociedad, pero a éstos dos partidos hasta que no cambien sus líderes, creo en mi opinión que por integridad personal no se les debería de votar… Pienso que si mantenemos a quienes mantienen estos comportamientos “cerriles”, “chulescos” y en definitiva “impresentables”, además de convertir un debate político dentro del marco general del Estado, en una “discusión pedrusquera” donde priman las alusiones personales, nadie va a ganar las elecciones, vamos a perder todos.
