Con el pregón de sor Adelina Sánchez Vela en el mercado incomparable de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, se inició ayer oficialmente la Semana Santa melillense. En su intervención, esta esclava de la Inmaculada Niña (Divina Infantita), afirmó que "Cristo está en el corazón de todo aquel que le reza, le mira, le ama", y animó al heterogéneo pueblo melillense a tomar las calles en esta Semana Grande de Pasión, Muerte y Resurrección, para arropar así las salidas procesionales de las cinco hermandades y cofradías de la cinco veces centenaria Melilla española. Sor Adelina, que dedicó el pregón a su Congregación y al desaparecido Pepe Imbroda, contó con la colaboración del cantaor Pepe Pozo y de Agustín Lobato. Francisco Gámez, pregonero de la Semana Santa del pasado año, fue el encargado de prologar a la responsable de este año, Sor Adelina Sánchez Vela, Esclava de la Inmaculada Niña (Divina Infantita), de la que destacó su carácter bondadoso, su corazón luchador y la fuerza de su fe.
Agradecimientos
Sor Adelina Sánchez agradeció a la Agrupación de Cofradías su designación como pregonera, así como a Paco Gámez del que dijo que "sabe sembrar la Semilla de Cristo y de María", y le animó a no detenerse nunca. La religiosa dedicó el pregón a su Congregación, las "Esclavas de la Inmaculada Niña (Divina Infantita)", en la que "me encuentro plena y feliz por todo cuanto recibimos y hacemos, y no puedo omitir a nuestras niñas acogidas, por todas ellas… todo mi hacer". También, a la Real Cofradía y Hermandad Franciscana de Nuestro Padre Jesús Nazareno y de María Santísima de los Dolores, que este año celebra el 350 aniversario de la primera salida procesional del Cristo Nazareno.
Tampoco olvidó a la patrona, la Virgen de la Victoria, a la que pidió que siga protegiendo siempre a los melillenses "con anhelo maternal", y de forma especial, lo dedicó a su gran amigo Pepe Imbroda, fallecido hace un año: "¡Pepe, buen amigo!, te doy las gracias por cuanto a esta mi Comunidad, también tu casa, nos has dado, y te digo: me han hecho el honor de ser la pregonera de la Semana Santa de Melilla, tu tierra por la que tanto has luchado y tanto has amado".
Pregón
Aunque reconoció que en principio estuvo tentada a rehusar la responsabilidad de ser la pregonera, "convencida de no ser capaz de expresar, reflejar con palabras mis sentimientos hacia y para con la Semana Santa de Melilla, me dije: Cuando en lo que haces pones alma, vida y corazón no hay porqué tener miedo y, es cierto. He puesto mucho cariño, gran ilusión y respeto hacia los que os dejáis trazos de vuestra vida en estos días tan sagrados de nuestra Semana Santa", afirmó.
Aseguró que "ser Pregonera en esta tierra, en estos tiempos, es una gran responsabilidad, es sacar de nuestro interior, una infinidad de sensaciones, vivencias, experiencias para compartirlas entre todos y eso os lo voy a dar, lo que llevo dentro: El amor de un Dios que un día me cautivó y me eligió para sí". Así, el amor se convirtió en su guía en esta noche de recogimiento y homenaje a una Semana Santa en la que "cada Paso, cada esquina, cada saeta, cada sombra de esta bella ciudad es un impacto que conmueve profundamente mi corazón y me impulsa a ser mejor y feliz".
En este punto quiso homenajear a los hombres y mujeres de trono, a los que animó a caminar y a hacer "el recorrido penitencial con nuestra Virgen, nuestro Cristo, con serenidad, elegancia, amor y piedad".
"Que vuestros pasos por nuestra ciudad sea motivo de más recogimiento y devoción. No nos defraudéis. Lo que tengáis que hacer, hacedlo bien; la gente se merece todo, tienen que ver nuestro respeto, devoción, ilusión y cariño. Muchos de los vuestros os estarán mirando desde el balcón de los cielos y otros en las calles; unos y otros aprendieron a conocer y querer a nuestra ciudad, a sus Cofradías y Hermandades, simpatizantes, con sus victorias y fracasos, donde no hay nadie que le niegue la mano al que la tiende. Vivir vuestro tiempo, vuestras horas, vuestro cansancio, agobio y con gran amor vivir la Semana Santa, como si fuera la última de vuestra vida. Que no os importen los contratiempos; todos unidos, para mayor gloria de Dios y bien de la humanidad", enfatizó la pregonera.
Sor Adelina, que animó a los melillenses a salir a la calle y arropar las salidas procesionales, señaló que la rememoración de la Pasión de Cristo que se escenifica en Semana Santa "no es una simple tradición, sino una auténtica manifestación de Fe".
"Es Semana Santa y cada Cofradía saca a su Cristo, a su Virgen con el mayor cariño, respeto e ilusión y paso a paso se funden los corazones del Hermano Mayor, capataces, costaleros, portadores, en uno solo, en el de su Cristo, en el de su Virgen. El peso de la Cruz es grande, pero paso a paso pensando en cada uno de nosotros va Cristo", proclamó la pregonera.
Pero dijo que no hay que olvidar que "por las calles del mundo pasan a diario anónimas procesiones de hombres que cargan con su Cruz y arrastran su pena y dolor sin encontrar una mano amiga que a modo de Cirineo, les eche una mano para aliviarle el peso de tanta injusticia, indiferencias, marginación". Y como sucede en Semana Santa, "nos gusta más ser espectadores que penitentes, más egoístas que solidarios, y Jesús sigue hoy vivo doliente en cada hombre que vive este sufrimiento y dolor".
Seguir o recordar la Semana Santa "ha de servir para saber que la historia se repite y que hacen falta redentores a la vez que sobran oportunistas, que escasea gente que eche una mano y abundan los mirones, que en vez de construir, destruyen el cariño y el esfuerzo de todos aquellos que durante un año han gastado su tiempo libre en pensar y preparar su gran semana, para vivirla de lleno", denunció la religiosa. Por todo ello, pidió a la Virgen María que nos enseñe "a consolar y a limpiar las lágrimas de los hombres. Que seamos pañuelo de todo aquel que su dolor lo acerca a Ti".
Semana de Pasión, "de dolor y muerte en los desfiles procesionales, en donde el silencio se hace oración y la luna alarga las sombras del Crucificado, símbolo de la Fe de todos y en cada uno de los que la contemplamos. Sólo Él, consuela, ilumina. Cristo está en el corazón de todo aquel que le reza, le mira, le ama, de esas mujeres con velas, rosario, medallas, que le siguen cada año para cumplir sus promesas, para pedirle algo: salud, amor, trabajo. ¡Míranos con compasión, no nos dejes Madre nuestra! Todo llega y todo pasará pero Cristo permanecerá siempre al lado del que quiera contar con Él", afirmó.
Saetas y poesía
La noche del pregón contó además con la intervención del cantaor Pepe Pozo que ofreció la bellísima saeta titulada "Silencio" dedicado a la Madre del Salvador: "Silencio, silencio, silencio,/ que en la calle está Jesús/ que no saquen a María/ que no lo vea con la Cruz/ donde va a perder la vida". Intervención que cerró con un martinete: "Como llevaba la cara Padre mío con su dolor/ que su Madre lo miraba y no lo reconoció".
La pregonera dedicó también unos hermosos versos al Cristo Nazareno: "Cofradía de este, gran día/ de este Domingo de Ramos/ tan insigne para el Señor/ abrid el corazón/ y que Él, Cristo Rey/ encuentre en vosotros un trono de amor". También recitó unas estrofas en homenaje a la Virgen de la Soledad: "Portadores, adelante/ con la Virgen caminad/ que aquel que se acoge a Ella/jamás podrá naufragar!"También recurrió al poema del Cristo de la Buena Muerte de José María Pemán, que finaliza señalando "Y a cambio de este alma llena/ de amor que vengo a ofrecerte,/ dame una vida serena/ dame una muerte santa y buena…/ ¡Cristo de la Buena Muerte!" Agustín interpretó, por su parte, la canción titulada Getsemaní.
El pregón se cerró con el poema "Muerte y Resurrección", en el que resumir el mensaje de esperanza de la Semana Santa, el de un Dios vivo que llena de júbilo los corazones del mundo. "Cristo ha resucitado en nuestro corazón/ Porque amigos, morir es resucitar,/ y en estos días se nos ofrece,/ aprovechémoslo/ y que la Santa Semana/ la vivamos en PAZ siempre."
