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Carta pública

Soldado de Artillería José Gutiérrez González Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar

melillahoy.cibeles.net fotos 1194 pagina 4

Mi nombre es José Gutiérrez González, Soldado de Artillería del Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar, fallecí el 30 de Septiembre de 1909 a la temprana edad de 22 años, debido a una herida por arma de fuego, recibida defendiendo la bandera de España y sus intereses en el Norte de África en las lomas de Taxdirt, en las proximidades de la ciudad de Melilla. Os escribo desde el Osario del Panteón del General Margallo en el cementerio de Melilla, dónde descanso junto con otros compañeros de armas y, esta que os narro a continuación, es mi historia.

Nací en Muñón Cimero, un precioso pueblo de Asturias cercano a Mieres, fruto de mis padres Emilio y Maña, siendo mi profesión la de jornalero, a lo que dedicaba mi vida, hasta que el Gobierno de la Nación ordenó mi pase a filas. Fui destinado al Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar, al que me incorporé, tras despedirme de mis padres en un viejo andén y cruzar toda España, tras casi dos días de travesía en tren.

De mi estancia en tierras gaditanas, aún recuerdo la brisa del mar del estrecho, la bonita bahía de Algeciras, el precioso pueblo de Tarifa y los pueblos blancos de la sierra, recuerdo también la alegría de la vida en las gentes del lugar y, su trato amigable y sencillo. También guardo recuerdos menos gratificantes, como el del mulo Bufón, que el día que lo conocí, me dejó marcada su preciosa dentadura en el antebrazo derecho de por vida, cuando intentaba embastarlo. El mismo que una semana más tarde me estampó contra la pared del establo, mientras lo limpiaba, casi rompiéndome las costillas. Gracias a Dios descubrí lo que le gustaban los mendrugos de pan y al final hicimos buenas migas, nunca mejor dicho. Tras unos días de intensa instrucción artillera, nos llegaron noticias de que mi Batería había sido encuadrada en la Segunda Brigada Mixta Expedicionaria con destino a la Plaza de Melilla, para apaciguar a las cabilas rifeñas que hostigaban continuamente a la población y a nuestro ejército.

El ejército me regaló mi primer “crucero” por el Mediterráneo, al que temía en principio, pues no me gustaba ni chapotear en el rio de mi pueblo. Pero los casi dos días de travesía en un vapor del que no recuerdo el nombre, resultaron tranquilos y llenos de camaradería. Dediqué estos días a escribir a mis padres y amigos para explicarles los sentimientos encontrados que tenía; de gran orgullo por la patria, futuro incierto, y resquemor, por enfrentarme a los fieros rifeños de los que tantas historias había oído. A todo ello me ayudó, pues yo no sabía leer ni escribir, mi gran amigo Antonio Fernández Utrilla, artillero almeriense de la Segunda Batería de Montaña del Campo de Gibraltar, un poco más versado en letras que quién le escribe, y que también me acompaña aquí, en el Cementerio de Melilla. Tuvo la mala fortuna de padecer fiebres tifoideas, falleciendo el 27 de Noviembre de 1909, a la edad de 22 años, en el Hospital Militar.

Tras un breve periplo marinero, el 8 de Agosto de 1909 toda la Brigada se encontraba en Melilla. Al mando de la Brigada el Excelentísimo Sr D. José Morales, de reconocido prestigio, siendo Jefe de Estado Mayor el Comandante D. Gerardo Sánchez Monje. Nuestra Brigada era conocida por nosotros como “La Gaditana”, por ser la mayoría de sus unidades de guarniciónen la provincia de Cádiz; Batallón Cataluña Nº1 (Jerez), Batallón Tarifa Nº5 ( San Roque ), Batallón Ciudad Rodrigo Nº7 ( Los Barrios ), Batallón Segorbe Nº12 ( Tarifa ), Batallón Chiclana Nº17 ( Ronda ), Batallón Talavera Nº18 ( Algeciras ), Escuadrón del Regimiento de Cazadores e Caballería Alfonso XII Nº21 ( Jerez ), Grupo de tres Baterías de Montaña ( Campo de Gibraltar y La Coruña ), un Grupo de Ingenieros, una Compañía Montada de Administración Militar, una
Sección de Sanidad y una Sección Ciclista. En total 5.970 hombres.

Al llegar a Melilla, toda la ciudad y su campo anexo, parecía un gran campo de maniobras, 74 piezas de artillería, 4.186 caballos, 3.610 mulos y 42.110 hombres, formaban el ejército que el gobierno de su majestad había puesto a disposición del General Marina, para vengar los agravios de las cabilas del Rif a la nación española. Por todos era conocido el gran desastre del “Barranco del Lobo”. Hombres venidos de todos los rincones de España, dispuestos a luchar bajo la misma bandera, componían éste ejército, a los que el General Marina dirigió unas palabras que aún recuerdo con claridad; “Pensad que cuanto mayor sea vuestro esfuerzo, antes volveréis a vuestros hogares cubiertos de gloria… no olvidéis que hasta vuestras madres os despreciarán si desmayáis en el cumplimiento del deber, y cuando en el fragor del combate escuchéis el aullido estridente de nuestros enemigos, avanzad con mayor decisión y arrojo, o permaneced serenos en vuestras posiciones al grito de ¡Viva el Rey! ¡Viva España!”.

Pasamos un mes de intensa instrucción artillera, allí conocimos el rigor del sol en tierras rifeñas y la dureza del trabajo bien hecho, bajo las órdenes de un barbilampiño Primer Teniente de Artillería del Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar, de sólo 20 años; Miguel Pirla , nacido en Ceuta, nos sometía a todo tipo de ejercicios sin descanso, fruto todo ello, de su juventud y ánimo, recién llegado de la Academia de Artillería , dónde recibió despacho el 15 de Julio de 1909, tras ingresar el 16 de Julio de 1904. Todavía hoy, en nuestras conversaciones en este cementerio dónde también descansa, no acepta, que unas fiebres tifoideas acabaran con él el 03 de Octubre de 1909, pues esperaba una larga, heroica y azarosa vida militar.

Maldice aún el día que bebió de un riachuelo del lugar, y hoy en día, sonríe muchas veces cuando observa las posibilidades de potabilización del agua, en la actualidad, “cuántas muertes se hubieran evitado”, comenta en ocasiones. El transcurso de los días se hacía monótono y poco llevadero, estábamos todos deseando enfrentarnos a los rifeños, que no había día que escondidos con sus fusilas, no causaran ningún herido, pero el alto mando esperaba paciente que recibiéramos una buena instrucción. Por fin, el 19 de Septiembre nos llegó la noticia, el día 20 entrábamos en acción, casi no dormí, en parte por miedo y en parte por nerviosismo. Confiaba en nuestros jefes que tantas cosas nos habían enseñado en tan poco tiempo. La misión encomendada en mi pieza era la de apuntador, que reconozco que al principio me costó entender, pero de la que acabé disfrutando como nadie. Llegó el día 20, partimos en columna hacia los montes de Taxdirt, la caballería realizaba flanqueos y el Batallón Cataluña Nº1 ocupaba la vanguardia, mientras que el Batallón Tarifa Nº5 la retaguardia, avanzamos sin demasiada oposición, sólo el ruido de vez en cuando de algún fusil emboscado , cuando de repente , al llegar a las lomas de Tamisunt el infierno cayó sobre nosotros, la punta de vanguardia fue frenada en seco, los fusiles atronaban sin parar y el Cataluña tras tres horas de choque continuo, aguantaba como podía, silbaban las balas, los rebotes. Sobre todo se oían las voces de mando de nuestros jefes que nos alentaban, nos faltaban manos para disparar tan rápido, los fogonazos y estampidos de cañón eran continuos.

Cuando el Tarifa en reserva procedía a relevar al Cataluña muy castigado, arreció el fuego enemigo, 1.500 rifeños de la cabila de Beni Sicar, pensando que nos retirábamos, avanzaban a pecho descubierto y tirábamos ya con granadas de metralla casi a cero, frenamos el avance, pero fue en ese momento, álgido de la batalla, cuando un hierro candente atravesó mi pecho, se me apagaron los sentidos, sólo recuerdo el sabor del agua de una cantimplora en unas parihuelas a mulo.

Ingresé en el Hospital Militar de Melilla, en diez días la infección pudo conmigo. Poco después se reunieron conmigo, en el Cementerio de Melilla, los Soldados de Artillería del Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar Manuel López Perude y Melitón Guinaldo Carrillo, éstos últimos sufrieron tal shock, que ni recuerdan cómo fallecieron, veinte días de su vida faltan en sus memorias . Junto con el Teniente Pirla y el Soldado Fernandez Utrilla , los cinco, formamos parte de los miembros del Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar que aquí, en el camposanto melillense, permanecemos. No en vano más de 12.000 almas de soldados, nos acompañan en las parcelas y panteones militares de este cementerio militar.

Aún hoy, se nos ponen los vellos de punta cuando nos llegan los sones de clarines y trompetas del Regimiento de Artillería de Costa Nº4, nuestros herederos artilleros actuales en la provincia de Cádiz. Esas formaciones en la explanada del Acuartelamiento de Camposoto que habitualmente realizan en nombre de los que dieron su vida por España, alientan nuestra memoria. No nos queda más que agradecer vuestro recuerdo, que nos llena de orgullo, pues no hay mayor desdén para aquel que dio su vida por la patria, que caer en el olvido.

Sabed que cuando forméis en los próximos actos del 2 de Mayo, si os esforzáis un poco, podréis ver a vuestro lado con gesto firme, adusto y sereno, al Teniente Pirla y a los Soldados Fernandez Utrilla, Manuel Perude y Melitón Guinaldo, junto con un servidor, que os acompañan en formación, en esa explanada del acuartelamiento de Camposoto y en el resto de los Acuartelamientos de España. Ros bien calado con funda y siroquera, bota cantimplora, manta cruzada al pecho, alpargatas ó botas limpias, sable ó máuser de la mano, y traje de rayadillo impoluto. Viva Santa Bárbara, Viva el Rey y Viva España.

GLORIA A NUESTROS SOLDADOS. BIBLIOGRAFÍA: NOMBRES PARA LA HISTORIA MILITAR DE ESPAÑA (CAMPAÑA DE MELILLA 1909) ISABEL MIGALLON AGUILAR. EDUARDO SAR QUINTAS.

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