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Carta del Editor

Sobre las elecciones del 26 de junio

melillahoy.cibeles.net fotos 1576 EL JUEGO DE LA SILLA

"En contra de lo que algunos destacados miembros de esa la coalición electoral anti-PP declaran, sus posibilidades de victoria electoral son muy escasas, porque ni aquí ni en sitio alguno resulta probable que gane una coalición de peras, manzanas y antiperas cuyo único programa y coincidencia es derrotar al limón, al PP en este caso"

Quizás ocurre que cuando alguien tiene un interés particular por algo, supongamos que por un perro setter irlandés, por ejemplo, empieza a ver más perros setter que antes, porque se fija más en eso, sin duda. Ahora muchos de los focos de atención, el mío incluido, se centran en el populismo, que ha reaparecido con fuerza en España, de la mano de Podemos, y también en otros países. Leo en varios sitios, incluyendo en el libro de Esperanza Aguirre que comenté la semana pasada, que en una democracia las personas eligen electoralmente en buena medida influidas por creencias y, sobre todo, emociones. A propósito de eso, de las emociones, George Orwell ya escribió sobre "la fantasía igualitaria", que termina con el grupo que la promueve viviendo como la peor de las castas, enriqueciéndose ilimitadamente, mientras el pueblo, o la gente (como Podemos les llama) sufre las privaciones más brutales y, lo que es aún peor, la falta de libertad. Eso es lo que, a lo peor, nos espera a partir del 26 de junio.

No leo habitualmente el ABC, pero sí lo hice el miércoles para leer sus dos editoriales. El primero con el título, muy expresivo, de "Los errores persiguen a Sánchez", porque "ha actuado de modo irresponsable al cerrar la puerta a una gran coalición con el PP y ahora se encuentra acosado por la alianza táctica alcanzada por Pablo Iglesias y Alberto Garzón". El segundo, "Mal comienzo para el PP", termina asegurando, con toda razón, que "al PP le convendría pararse a pensar cómo quiere ganar las elecciones generales: con ambición, para lo que poco le sirve la anterior campaña, o con resignada mediocridad; el PP tiene que asumir que su misión histórica no es salvar -ni defenestrar- a Rajoy, sino mantener el proyecto político de centro-derecha que tantos beneficios ha dado a España, eso sí, cuando se ha aplicado".

Escribía Mario Vargas Llosa: "La libertad, valor supremo, es una e indivisible y debe operar en todos los ámbitos para garantizar el verdadero progreso". Es importante resaltar la última palabra de esa frase, tan cierta e importante, la palabra progreso. Pedro Sánchez, ese fracaso clamoroso, habla constantemente de gobierno de progreso. Los comunistas venezolano-cubano-iraníes de Podemos-Iglesias insisten una y otra vez sobre lo de partidos progresistas. Pero al progreso sólo se llega, y eso es una ley económica y política avalada por todas las experiencias históricas, a base de "operar en todos -todos- los ámbitos", en base al respeto de la libertad individual, la única existente. Además, y volviendo a Vargas Llosa, este escribe refiriéndose a España: "Yo creía que el gran éxito de la Transición había sido enterrar las rivalidades, la intolerancia, pero veo que no estaban tan enterradas", sin citar lo que, sin duda, estaba en su mente, el nacimiento por parte de Zapatero y su continuación por Sanchez y los podemistas de la triste "memoria histórica", que hurga en heridas todavía no cicatrizadas, como escribe Luis María Anson y como pensamos muchos españoles. La combinación de esos elementos con el nacionalismo (esa temible herejía de la civilización occidental, como lo definió Popper) y, aún peor, con el nacionalismo separatista, resultaría algo letal para España. Para evitar eso, guste o no, el único camino posible es que los ciudadanos votemos mayoritariamente el 26 de junio a aquellos que, en coalición o solos, muestren ambición, ilusión por cumplir esa misión histórica, que antes mencionaba, de mantener ese proyecto político liberal de centro derecha que tantos beneficios ha proporcionado a España cuando, insisto en ello, se ha aplicado (que no ha sido lo que ha hecho el PP en numerosas ocasiones, que no es lo que se está haciendo en Melilla, una ciudad burocratizada hasta el marasmo).

Con respecto a las elecciones del 26 de junio en Melilla ya se sabe que los tres que ganaron en Diciembre, Sofía Acedo, Juan José Imbroda y María del Carmen Dueñas, todos del PP, van a volver a ser los candidatos por ese partido. Enfrente es posible que se encuentren una coalición de todos los demás partidos, excluyendo al PPL, mutado de gran enemigo, antes, a coaligado y con declaradas ansias de integrarse en el PP, ahora. Cuando escribo esta Carta todavía no se sabe si esa gran coalición electoral anti-PP se va a constituir finalmente o no, pero en cualquier caso me parece que, en contra de lo que algunos destacados miembros de esa posible coalición declaran, sus posibilidades de victoria electoral son muy escasas, porque ni aquí ni en sitio alguno resulta probable que gane una coalición de peras, manzanas y antiperas cuyo único programa y coincidencia es derrotar al limón, al PP en este caso, y por mucho que se trate de unas elecciones para las Cortes nacionales -en las que Melilla, por el número de sus habitantes, tiene una representación escasa- no para la Asamblea local, que es donde aquí se reparte verdaderamente el poder (aunque ahora el poder está más en manos de una burocracia local casi paralizada y paralizante) y en donde se centra la gran batalla electoral melillense.

Por cierto, para ejemplo de parálisis y de malutilización de las denuncias judiciales como arma política y personal, baste recordar que el asunto del terrorismo callejero del que fuimos víctimas sigue sin aclararse y que aquel que es uno de los grandes responsables de la judicialización y consiguiente paralización de la vida política local, el increíblemente condecorado empleado público Sergio Rodríguez, firmante de investigaciones increíbles, en vez de utilizar al menos parte de su tiempo para intentar averiguar quienes fueron los autores intelectuales de aquel delito, ya utiliza el método de la denuncia judicial para intentar amedrentar a los que, como nosotros, considera sus enemigos personales.

Posdata. Ayer fue el cumpleaños de Leticia Sánchez Torreblanca. Leticia es la joven vicedecana del Colegio de Abogados de Melilla y una extraordinaria letrada. Es una persona alegre y positiva, pero es, sobre todo, una enorme, una extraordinaria luchadora en un campo tan difícil y con tantos problemas como el de la Justicia en España y especialmente en Melilla. Ojalá hubiera muchos melillenses tan valientes y luchadores como ella. Por eso se merece no sólo nuestro agradecimiento y felicitación, sino también el sincero deseo de que cumpla muchos años más. Y que siga así, porque lo/la necesitamos.

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