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Carta del editor

Sobre Colombia, el interventor, la ampliación del Puerto, el PSOE y la UGT

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El socialismo tradicional en España está condenado a desaparecer, como aseguran cada vez más analistas, así que o descubren un nuevo tipo de socialismo o el PSOE -como se ha visto durante los últimos días- desaparecerá. Lo ha visto casi todo el mundo… menos Gloria Rojas, que todavía aspira al retorno de su amado líder, Pedro Sánchez y al "no es no" y el "gobierno transversal" con populistas y separatistas. A propósito de Colombia y el referéndum sobre "la paz": George Orwell, un socialista que se convertiría en uno de los críticos más demoledores del comunismo, sostenía la tesis de que los peores crímenes pueden ser defendidos simplemente cambiando las palabras. Por ejemplo, a la destrucción de pueblos indefensos y el asesinato de inocentes se le llama "pacificación"; al robo masivo de tierras de campesinos que son expulsados de ellas se le llama "transferencia de población". O, como describe en su obra "1984", el régimen totalitario, en el que la obra se desarrolla, llama "ministerio de la paz" al de la guerra; "ministerio de la verdad" al que hace la propaganda oficial del gobierno; "ministerio de la abundancia" al encargado de racionar los alimentos y controlar a la población mediante el hambre; "ministerio del amor" al órgano encargado de perseguir, torturar y aniquilar a los opositores del régimen. Y concluye Orwell que si se corrompe el lenguaje se corrompe el pensamiento y, con ello, se destruyen la democracia y la libertad, pues "ellas reposan sobre verdades que ya no son reflejadas en el lenguaje" (Axel Kaiser y Gloria Álvarez, en su libro El engaño populista).

En el referéndum de Colombia se ha producido esa corrupción del lenguaje que Orwell tan bien describió y que es tan propia de los populismos varios, como los de Castro, Maduro, Hitler, Perón, Stalin o el ecuatoriano Correa, por citar sólo algunos. Votas sí o no a la paz, era la pregunta del presidente Santos a los colombianos. ¿Quién se iba a atrever a votar "no" a la paz?, pensaron los dirigentes colombianos, pensaron los narcotraficantes, creyeron los asesinos del FRAC, pensaron los que otorgan el Premio Nobel de la Paz, pensó el Papa Francisco, pensaron todos los progres y populistas del mundo (que son legión), airearon la inmensa mayoría de los medios de comunicación (en los que el pensamiento progre-populista es ley y el dinero del narcotráfico colombiano algo nada desdeñable). Lo pensaron todos esos, incluyendo, naturalmente, a los podemitas de Pablo Iglesias y Monedero (el asesor, espléndidamente pagado, de la dictadura populista venezolana). Lo pensaron -que no se atreverían a "decir no" a la paz- casi todos…menos el pueblo colombiano, que conoce muy bien a los narcos, que ha sufrido miles de asesinatos, secuestros, violaciones, robos de tierras, etc., etc. Un pueblo que, por supuesto, quiere y necesita la paz, pero que no quiere un gobierno, un país, en el que manden los narcotraficantes y asesinos, previamente indultados, además de ser narcotraficantemente forrados. Un pueblo, el colombiano, que ha dado una grandiosa, e inesperada, lección de dignidad al mundo.

Es imprescindible que los ciudadanos, las personas individuales, uno a uno, la sociedad civil compuesta por personas libres, atendamos esa lección de dignidad, de no rendirse, de despreciar los engaños y las coacciones. Todo funcionaría mucho mejor, y habría más paz, como la experiencia demuestra, si así lo hiciéramos, si hubiera más actividad y menos pasividad, si confiáramos más en nosotros mismos que en el gobierno (especialmente si está manejado por unos cuantos sin control, como persiguen los populismos, socialistas o fascistas).

Fijémonos en Melilla y en la lectura del MELILLA HOY de un sólo día, el pasado jueves. No sé si cuando lean esta Carta, el domingo, el interventor de la CAM, Pedro Márquez, habrá presentado ya su "dimisión" por escrito. El presidente de la CAM, Juan José Imbroda, asegura que el interventor le dijo que "creía que era el momento de irse". No sé si alguien le preguntó al presidente si él también creía que Pedro Márquez se tenía que haber ido hace mucho tiempo (sí sé qué respuesta habría dado). Sí sé que no he hablado con un sólo melillense -y hablo con muchos- que no me haya dicho que la gestión de Pedro Márquez ha sido un absoluto desastre para la ciudad y para muchos melillenses, no por "molestar a los que dirigen", como dice el portavoz adjunto de Podemos en Melilla, no por cumplir con su obligación (que es precisamente controlar los gastos de los que gobiernan, algo más que conveniente, si se sabe hacer y se hace bien), sino precisamente por no hacerlo, por trabajar poco y, como consecuencia, paralizar casi todo, especialmente lo de aquéllos que no le caían bien. Ninguno de mis numerosos interlocutores -incluyendo políticos- se explicaba cómo el interventor continuaba en su puesto. Yo, pendiente el sábado -cuando escribo, en Madrid, esta Carta- de la "dimisión", o no, de Márquez, tampoco me explico cómo se puede seguir manteniendo, ni un día más, una situación tan insoportable no para los gobernantes, sino para los ciudadanos (que no somos "gente", como dicen los populistas y Pablo Iglesias, en concreto).

Miguel Marín, presidente de la Autoridad Portuaria de Melilla, decía que "ve más cerca que nunca" la ampliación del Puerto, que sería, como bien dice él, un gran logro, una nueva etapa histórica para la ciudad y los melillenses, tan necesitados de iniciativas empresariales. Pero, y estoy seguro de que Marín lo sabe, hay muchos melillenses, muy buenos técnicos entre ellos, que se manifiestan convencidos de que la ampliación del Puerto jamás se materializará, por diversas razones que son largas de explicar y que ahora no vienen a cuento. Sería conveniente un amplio debate sobre este importantísimo tema y le brindo al Presidente de la A. Portuaria el Foro Melilla como ámbito para profundizar y polemizar sobre el sí o el no de la ampliación, divulgando las conclusiones y las diversas posturas, para lograr algo que es imprescindible: que los ciudadanos sean conscientes de lo que está pasando con la ampliación y lo que puede pasar.

Leo declaraciones de Gloria Rojas, la jefa, digámoslo así para abreviar, del PSOE local. El socialismo tradicional en España está condenado a desaparecer, como aseguran cada vez más analistas, así que o descubren un nuevo tipo de socialismo o el PSOE -como se ha visto durante los últimos días- desaparecerá. Lo ha visto casi todo el mundo… menos Gloria Rojas, que todavía aspira al retorno de su amado líder, Pedro Sánchez y al "no es no" y el "gobierno transversal" con populistas y separatistas. Contumacia en el error, se llama esa figura, no extraña en el PSOE melillense, que ha demostrado, desde los años 80, una extraña capacidad para ser dirigido por lo peor de sus militantes, aburriendo y marginando a los mejores.

También leo que el nuevo secretario general de UGT nacional, José María Álvarez, de visita en Melilla (y tras haber acertado y haberse atrevido a separar su sindicato del partido político PSOE) ha pedido a Imbroda que la Ciudad financie al sindicato en "la actividad en Melilla que tenga incidencia en todos los ciudadanos". Resulta increíble que pida financiación extra a los gobernantes alguien cuya actividad habitual -un sindicato de clase que, como el partido al que ha estado siempre unido, o cambia radicalmente o desaparecerá- es poner palos en las ruedas del que gobierna, sobre todo si el que lo hace no es populista-socialista, a base de una estructura llena de liberados que les pagan las empresas y, sobre todo, la administración pública, o sea, que nos obligan a pagarles a todos los ciudadanos. Es inaudito que la UGT le pida apoyo financiero extra al gobierno del PP local… para seguir entorpeciendo su labor hasta conseguir una sociedad igualitaria (casi todos pobres, menos los que mandan y los que viven sin trabajar, pero fieles a los jefes), socialista, populista. Pero lo que resultaría aún más extraño e indignante sería que el PP local, como es desgraciadamente práctica habitual del centro-derecha liberal español, aceptase pagar el nuevo tributo al enemigo, para que pueda hacer más daño aún a los ciudadanos y siga considerando al PP un débil que no se atreve a defender su ideología, un débil merecedor de abuso y desprecio.

Posdata. Es muy, muy preocupante, y muy grave, la actuación de algunos fiscales melillenses y sus amistades peligrosas. La situación es muy grave desde que, por ignotas razones, cesaron a la anterior fiscal-jefe. La Fiscalía depende del Gobierno. El Gobierno debería profundizar en lo que pasa y tomar medidas.

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