El hecho de ver que más del veinticinco por ciento de la población activa de mi país está desempleada es algo que me entristece sobremanera. Sin embargo, esta noticia tan desagradable me traslada en el tiempo a una conferencia que un maestro sufí (maestro que se dedica a las enseñanzas exclusivamente morales del Islam) celebró en la localidad granadina de Órgiva, … …cuando al término de la misma, un mendigo del lugar se le acercó e informándole de su situación le preguntó sobre qué podía hacer para salir del estatus social en el que se encontraba. El maestro le dijo que solo tenía que cerrar los ojos, olvidarse de lo que la sociedad le ofrecía y escuchar a su corazón.
Al parecer el joven sabía modelar con escayola y algo de pintura y pidiendo un préstamo ridículo hizo relojes (con maquinaria muy económica) de pared exclusivos para cada comprador. El caso es que en menos de un año montó su propio taller, incluso ahora me llegan mails de antiguos amigos informándome de que este joven le ha dado trabajo a dos personas de la localidad.
Aquel hecho se me quedó grabado, y creo que si cerramos los ojos, nos daríamos cuenta de que todos y cada uno de nosotros somos diferentes a quienes nos rodean.
Si cerramos los ojos, el corazón me dice que tener algunas cosas exclusivas, solo nuestras, ya sean macetas, luminarias, incensarios, bomboneras, collares, pulseras, platos decorativos, un marco para un cuadro muy especial, no solo es importante, sino necesario para contribuir a que nuestro hogar cada día nos haga un poco más felices.
Si cerramos los ojos, veremos que la artesanía personalizada generaría una demanda social y reactivaría oficios que se están perdiendo, que no son otra cosa que una parte nuestro patrimonio histórico y cultural.
Creo fielmente que la artesanía personalizada alimentaría nuestra propia personalidad y nos reafirmaríamos en el mundo tal y como de verdad somos. En el mundo actual en el que todo se hace en serie, hace de nosotros unos autómatas cada vez más deprimidos.
Si cerramos los ojos, veremos que siempre hay un lugar que ha marcado nuestras vidas: “Fotografiémosle” y nos daremos cuenta de que ir a las exposiciones de pintura es importante para encontrar a un pintor que trabaje con arreglo a nuestras posibilidades y así se le podamos encargar que nos pase la foto al lienzo.
Si cerramos los ojos, nos daremos cuenta de que no se trata de trabajar, de hacer algo para vivir como un simple animal. Se trata de en qué trabajar para que el valor del trabajo nos haga más felices, siendo más humanos.
