Son ya muchas las veces que hemos señalado que la limpieza pública de la ciudad se sustenta en dos pilares. De un lado, en la empresa que tiene la concesión del servicio y de otro, la colaboración o, en este caso, su ausencia por parte de los ciudadanos. Y aunque la primera, es decir, el servicio de limpieza acometa su trabajo con eficacia y responsabilidad, si los ciudadanos no colaboran el resultado final no será lo satisfactorio que todos deseamos. A modo de ejemplo en la tarde de ayer éste era el aspecto que ofrecían los parterres situados en la plaza Rafael Fernández de Castro, junto a los pabellones de los maestros.