Desde sus escaños y fuera de ellos, PSOE y PPL han hecho correr ríos de tinta acerca de dos casos judiciales, la Operación Ópera y el de la Mesa de Contratación, que se han ido diluyendo como un azucarillo en un vaso de agua Esta semana hemos asistido a dos sentencias de la Audiencia Provincial que han fulminado por completo los argumentos que emplean determinados partidos de la oposición para desgastar y atacar continuamente al Gobierno. Nos referimos concretamente a los minoritarios, PSOE y PPL, que sumando sus fuerzas no alcanzan ni una cuarta parte de la representatividad de toda la Asamblea. Cualquiera que los escuche puede pensar que hablan por boca de todos los melillenses, cuando lo cierto es que entre los dos partidos únicamente suman 4 de 25 diputados y, por tanto, su representatividad no es, ni mucho menos, tanta como la que ellos creen o más bien les gustaría. Desde sus escaños y fuera de ellos, sobre todo en las redes sociales y otras plataformas a su alcance, ambos partidos han hecho correr ríos de tinta acerca de dos investigaciones judiciales, la Operación Ópera y el caso de la Mesa de Contratación, que al final se han ido diluyendo como un azucarillo en un vaso de agua.
Uno de ellos, el de los expedientes de la Mesa de Contratación que el Tribunal de Cuentas no veía claros, está directamente sobreseído y archivado por dos veces, la última por la Audiencia Provincial, que ha dado por buena la primera resolución del Juzgado de Instrucción nº 1 de hace algunos meses. Ambos tribunales no ven en las deficiencias administrativas que cometió la Mesa de Contratación los presuntos delitos de prevaricación que PPL y sus escasos acólitos se empeñan en colocar a los 25 imputados y al Gobierno de Imbroda en general. No contentos con la decisión del juez, intentaron reabrir el caso utilizando a otros organismos satélites, como Manos Limpias, para seguir haciendo ruido mediático y todo lo posible para continuar sembrando la sospecha y la duda sobre una gestión que dos tribunales ya han dicho que es acorde a derecho.
El auto de la Audiencia Provincial ha sido un batacazo en un tema donde tenía depositadas todas sus esperanzas ese grupúsculo atrincherado tras el ordenador y las redes sociales, formado por aficionados a la política altiva e interesada que no busca el bien común de los melillenses, sino el sillón del poder a toda costa.
Pero es que esta sentencia ha estado precedida por otra en la misma línea sobre la Operación Ópera, la gran esperanza de los partidos minoritarios de la Asamblea. La investigación del Juzgado nº 4 sigue bajo secreto de sumario, pero la Audiencia ha echado abajo las medidas cautelares de parte de sus imputados poniendo los puntos sobre las íes en algunos de los apartados de la instrucción de este caso. Entre ellos, lo relativo al presunto delito de prevaricación, que la Audiencia Provincial no ve a priori en lo que el propio Juzgado nº 4 ha incluido en los autos relativos a los imputados a los que ha levantado las medidas que pesaban sobre su derecho a la libertad.
Este caso no está cerrado, ni mucho menos, y es necesario dejar que la Justicia actúe en vez de condenar y señalar alegremente sin respetar la presunción de inocencia, como han hecho y siguen haciendo desde los partidos minoritarios, sobre todo PPL, algunos de cuyos simpatizantes ya empiezan a poner en duda la independencia de la Justicia a raíz de estos dos autos. Esto demuestra el oportunismo del que impregnan su dañina forma de hacer política, ya que la confianza en la Justicia debe mantenerse a todas horas y no sólo cuando el viento sopla a favor. Pretender sembrar dudas también en el ámbito judicial cuando sus decisiones no son las que les gustaría es, simplemente, un ejemplo de la forma tan interesada y poco seria que tienen de hacer y entender la política.
