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El rincón de Aranda

Recordando la “Piedra Pintos”

melillahoy.cibeles.net fotos 989 Juan Aranda web

Toda persona que peine canas, y retenga algo en su memoria, entre otras cosas, recordará los lugares típicos de su ciudad, que eran nombrados en la niñez, niñez como la mía, cuando compraba los bollos de pan (tipo chuscos), que costaban 1,05 ptas., en la Panadería “Mi Patria” en Castelar, frente a la “Bodega Madrid”, bollo que mi madre, le hacía un “joyo”, y empapaba en aceite de oliva y azúcar… ….siendo uno de los pilares de mi desarrollo físico, aparte de los potajes de garbanzos, lentejas y habichuelas, en mi paso de niño a adolescente, junto a los grandes vasos de leche de cabra recién ordeñada en la calle Castellón, por Juan el Cabrero. Con respecto a ello, yo que soy un enamorado de los recuerdos de cuando vestía pantalón por las rodillas, y botas compradas en “El Camello”, en calle Margallo. Entre los muchos lugares históricos, que tiene (tenía) nuestra ciudad, me viene a la memoria la famosa “Piedra Pintos”. La gente antigua de Melilla recordará, que las giras y excursiones se hacían en el “coche de San Fernando”, uno a pie y el otro andando, llegando, como muy lejos, hasta la ladera del Gurugú, lugar donde colocaron esa “Piedra”, que no fue otra cosa que un sencillo y humilde monolito, en recuerdo del lugar donde cayó muerto el General Pintos. Por cierto: ¿Sabría alguien decirme dónde se halla ese monolito?, porque espero que no sea como la de Arruit, que estuvo dando “bandazos” durante más de medio siglo, y al final ya la tenemos en el lugar que le corresponde, que es en el Panteón de Héroes. La verdad es que sería muy lamentable que ese monolito haya desaparecido. Pero hay que decir que el 23-07-1909, el General de Brigada, D. Guillermo Pintos Ledesma, desembarcó en Melilla con los Cazadores de Madrid, fuerza expedicionaria que él mismo mandaba. Ese mismo día, refiriéndose a éste General los cabecillas, Mizzián y Chadly, pregonaron que había llegado a Melilla un Caíd muy fuerte. Desgraciadamente, el General Pintos, encontró la muerte cuatro días después de su llegada, en esa falda del Gurugú, en terreno de Marruecos. En ese lugar existe como una especie de montículo donde el General tomó posesión para observar las operaciones de avance de sus tropas, no dándole tiempo siquiera de nada, porque el día 27, una bala bien apuntada, acabó con su vida, engrosando la larga lista de héroes caídos por la Patria, en la conocida “Guerra del Barranco del Lobo”, o “Guerra del 9”. Como dato curioso, el General Pintos, había nacido en Chafarinas, el 26-01-1856; ocho años después de ser conquistadas por el General Serrano para España, el 6-01-1848.

Aquélla famosa Piedra la hemos visitado cientos de melillenses de mi época, y de otras anteriores, y siempre andando. Yo recuerdo una vez, que uno de nuestros maestros del Colegio de Ataque Seco, (creo que fue una de las pocas veces que lo hicieron), solo los niños que aportamos el dinero para la COA, que eramos una decena, el maestro no nos explicó el motivo de la colocación de aquél monolito, solamente que su nombre está en una calle del Tesorillo. El caso es que cuando nos zampamos el bocadillo de tortilla, y un huevo cocido duro, que nuestras madres nos habían preparado, y con varias cantimploras del Ejército, llenas de agua, que el maestro llevaba colgadas del hombro, nos fuimos cantando calle Mar Chica hacia abajo, hasta montarnos en la COA, y de vuelta a nuestras casas. Era un día del mes de septiembre, de los años cincuenta.

Actualmente, en el siglo XXI, no sé si los niños, o también mayores, de Melilla, habrán oído hablar de aquélla famosa “Piedra”; porque sería muy interesante que supieran por qué fue bautizado así un trozo de terreno en la falda del Gurugú, por lo ocurrido hace ahora 105 años, y cómo murió aquél famoso General, cuyo nombre figura en la calle principal del Tesorillo. Yo sé que estas páginas de nuestra Historia, con mayúsculas, para muchas personas carecen de importancia, pero para los que las sentimos en lo más hondo de nuestras corazones, sí que la tiene, y por ese motivo tenemos el orgullo de escribir sobre ello, llenándonos de sentimientos que perduran siempre. Para mí estos sentimientos no son de memoria triste o de nostalgia, sino de alegría, porque el ingrediente secreto de amor por los recuerdos de Melilla los sazono siempre con la españolidad que me caracteriza, sin patrioterismo ni chauvinismo alguno. Hay quienes al recordar su pasado lo encuentran obsoleto; yo rememoro mi infancia con los juegos mezclados entre niñas y niños, y los “feroces” partidos de fútbol; porque cuando vuelves a tu antiguo barrio, aunque encuentres las casas vetustas, tristes y desangeladas, siempre hallas algún matiz sentimental que te retrotrae a los años de tu niñez.

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