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Columna Pública

Proyecto Marina seca: Nos quieren quitar la playa de S. Lorenzo, patrimonio de los melillenses

Hace unos meses nos veíamos obligados a denunciar los proyectos que pretenden hacer desaparecer al Río de Oro como espacio natural. Ahora, con el proyecto comercial de la marina seca, nos quieren robar la playa de S. Lorenzo. La playa de S. Lorenzo forma parte de la memoria histórica de la ciudad, cuando la playa de la Hípica era privada, solo para socios, la playa del Hipódromo no existía, solo una escollera de piedras separaba el mar del paseo marítimo. En ese momento, la playa de Melillla era la de S. Lorenzo. Pasó lo que pasó, primero un camping, y después un puerto deportivo. Perdimos la mitad de esa playa. Por lo tanto, ya hicimos el sacrificio de quedarnos sin media playa para favorecer el “progreso” de la ciudad.

Si decimos que la playa de S. Lorenzo forma parte del patrimonio natural de la ciudad, es decir lo mismo que su propietario somos todos los melillenses. Es “nuestra” playa. La entidad pública responsable de este patrimonio en temas de playas ha sido la Autoridad portuaria, porque hasta fecha muy reciente en años, desde el cargadero de mineral hasta el dique sur todo era terreno portuario. Actualmente el tramo que va entre la escollera del puerto Noray y la desembocadura del río de Oro se excluye del dominio marítimo terrestre de carácter público, se deja su administración bajo la tutela de la autoridad portuaria, que según parece, no está interesado en conservar el patrimonio de los melillenses para nuestro uso y disfrute del espacio público, sino que necesita ese espacio como reserva. ¿Para qué? Todo apunta hacia un pelotazo urbanístico.

La marina seca existe en el puerto Noray porque forma parte de los servicios portuarios que un puerto deportivo. Si se pierde la marina seca en una operación urbanística, ¿Dónde se pondrá? Así que el proyecto de zona comercial de la marina seca pone en peligro lo que queda de playa de S. Lorenzo, pues “la idea” nos parece la siguiente: Si no hay marina seca en el puerto Noray, y alguien la reclama, se tendrá que hacer en la reserva de suelo portuario, es decir, entre el puerto Noray y la desembocadura del Río de Oro. Hagamos ahora un balance de beneficios y perjuicios de la hipótesis que acabamos de poner encima de la mesa.

Los grandes centros comerciales, en la ciudad, han sido rechazados por entidades que representan a los comerciantes locales. En este sentido se ha hablado, desde hace tiempo de ubicar un gran centro en las proximidades de la frontera de Beni-Enzar, siempre contestada por los comerciantes locales. El dique del mineral actual es una zona creada con fondos públicos a la que no se le ha dado uso desde que se creó. ¿Es lógico crear un nuevo suelo comercial en el puerto cuando se dispone de uno que en más de dos décadas ninguna Administración pública ha sido capaz de poner en marcha?
¿Por qué los comerciantes locales se han negado a aceptar las grandes superficies en Melilla? La única explicación que se nos ocurre es que piensen que una gran superficie comercial pone en peligro muchos puestos de trabajo de pequeños comercios, además de forzarles al cierre (consideramos que más de 20.000 m2 son una gran superficie). Nos parece una hipótesis lógica, y en consecuencia, será necesario buscar un balance entre los puestos de trabajo que una gran superficie comercial crea, y los que deteriora o hace desaparecer. ¿Existe ese estudio de mercado?

Según nos parece, el centro comercial que se quiere instalar en la marina seca pondrá en peligro el uso y disfrute del patrimonio natural de nuestra ciudad por parte de los melillenses, provocará molestias y ruidos a los vecinos, y no garantizará la sostenibilidad económica al poner en peligro puestos de trabajo de pequeños comercios, y desde luego, al traer empresas de fuera de Melilla, no garantiza que los beneficios económicos del centro comercial se queden en la ciudad, las empresas que se instalen se llevarán las ganancias y las invertirán en otros sitios.

Además, perdemos una nueva oportunidad de rentabilizar la inversión del muelle de mineral, y tenemos una gran superficie en las inmediaciones de la frontera de Rostrogordo pendiente de destino. ¿A quién beneficia, entonces, el nuevo centro comercial de la Marina seca? Muy sostenible no parece que sea.

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