Yo siempre he pensado que cuando se escriben artículos con datos sobre los Héroes que se hallan descansando en nuestro Cementerio, debe intentarse juntar las palabras con algún signo emotivo y exquisito; porque desde el general más condecorado y laureado, hasta el humilde cornetín de orden, que están enterrados allí, se lo merecen. Entresacando algunos nombres del libro: “Nombres para la Historia Militar de España”, de los historiadores Isabel Migallón y Eduardo Sar, veo el del Soldado Pedro Serrat Aguilar, un catalán, perteneciente a la 3ª Cía. del Bon. de Infantería, Cazadores de Mérida nº 13. Los moros lo mataron en la playa cercana a la 2ª Caseta, junto al Cabo José Segarra Falcó, el 20 de julio de 1909. Ambos están enterrados en el Panteón Margallo, junto a cientos de compañeros que cayeron en las mismas circunstancias. Yo creo que hay que decir muy alto, y sin pamplinas ni alaracas, que muchos amaneceres bañados en esa luz tan azul que existe en nuestra ciudad, a esos silenciosos y sagrados patios, las visitas se deben hacer con nuestros corazones agradecidos, por lo que ellos dieron por la Patria, y por ende por Melilla, que fue lo más preciado que tuvieron: sus vidas. Deseo que los nombres que han leído sean una pequeñísima pincelada de lo que existe dentro de La Purísima; y también dar a conocer, que nuestro Camposanto es el único que existe en España con más laureados enterrados en sus tumbas y panteones. Ese es el único, y verdadero, motivo de mi insistente petición para que sea denominado “Cementerio Nacional de Héroes”. Cualquiera que busque en libros de Historia sobre los militares que han obtenido tan alta condecoración, como es la Laureada de San Fernando, se cuentan unos 200 nombres, y quizás sean más. De ellos, caídos en las distintas campañas en Marruecos, y enterrados en La Purísima, hay 22 en el Panteón de Héroes, 6 en el de Margallo, y se cree que de los restos de 2.996 cadáveres, que fueron trasladados desde Arruit, a mediados de los años 40, hay algunos no contabilizados, porque fueron dados como desaparecidos. Por el espacio en éstas páginas solo voy a transcribir algunos, que para muchos lectores, creo que son desconocidos: Rafael Moreno Guerra y Alonso, Capitán de Infantería del Bon. de Cazadores de Llerena, muerto en el Barranco del Lobo el 27/07/1909, el Teniente de Infantería Isidoro Oderiz Domínguez, que murió el 30 del mismo mes. El Sargento de Infantería Luís Furió Murillo que cayó en Tizza el 26/09/1921. El Soldado, Enfermero, Pedro Gutiérrez de Diego, de Infantería, que murió en la misma posición el 29/09/1921, después de haberle hecho la primera cura a ese sargento. El Capitán de Infantería Andrés Bolet López, que cayó heroicamente en la posición de Solano, después de estar sitiado, junto a sus soldados, desde el 18 de agosto al 4 de septiembre de 1924. He obviado a algunos, porque los podrán encontrar en muchas esquinas de nuestras calles, y plazas, como los del famoso Cabo, Luís Noval Terros, que su cadáver fue trasladado de La Purísima al Cementerio San Salvador, en Oviedo, donde era natural; Comandante José Royo de Diego; Capitanes, Enrique Guiloche Bonet, y Fernando Fernández de Cuevas; el Teniente de Artillería Diego Flomesta Moya, y el del también conocido Comandante, Julio Benítez Benítez, por la céntrica plaza que lleva su nombre, que antes era llamada como, “Plaza de África”. Por ello creo que para conocer a todos los que descansan en La Purísima, aunque es una ardua tarea de momento, y solo sean los de la Guerra de 1909, más conocida por la del “Barranco del Lobo”, podrán consultarlo adquiriendo el libro de Isabel Migallón y Eduardo Sar: “Nombres para la Historia Militar de España”. Yo lo recomiendo porque, a pesar de ser un gran libro de consulta, lo leí de cabo a rabo, y me encontré con un “Enquiridión Militar”, y digo “Enquiridión”, con mayúsculas, porque aclara muchos datos, datos que han estado “escondidos” durante décadas, entre polvorientos archivos, como un difuminado tesoro, en el limbo de nuestra gloriosa historia militar local; que ahora sirve como obra de estudios, para muchos historiadores y aficionados a la Historia como un servidor, que suelo buscar los nombres con glotonería, hasta que van cayendo, uno a uno, en las teclas de mi ordenador. Todos ellos tienen sombras y transparencias, llevando el peso que se les ha ido agregando de tanto rodar, por el río de la Patria en el silencio de sus sepulcros. Por otra parte debo felicitar tanto al Vice-Consejero, -creo que es el señor Cucho-, responsable de obras del Cementerio, como a su Administrador, señor Mariano, por la gran labor que están llevando a cabo en ese Santo Lugar y les sugiero a ambos que no presten atención a los demagogos, que solo buscan notoriedad en sus hueros artículos, muy mal escritos, por cierto, y sigan con esa labor que están llevando a cabo, tan encomiable para que nuestros muertos descansen, como se merecen, en ese bello lugar, como es La Purísima. Yo creo que se lo merecen, incluso los sacerdotes y monjas castrenses, y civiles que también cayeron masacrados en aquéllos campos y posiciones.
Este artículo es mi enésima petición para que nuestro Cementerio sea denominado “Cementerio Nacional de Héroes”. Yo tengo la esperanza, y aguardo con afán, porque sé que este periódico llega a los cinco continentes, y es leído por miles de personas, en particular por nuestro Ministerio de Defensa, algún día alguien, con autoridad, y con dos cojones, y que escuche mi clamor, se pronuncie y grite; sí, que grite desde lo alto de la escalinata del Panteón de Héroes, mirando al Gurugú, o desde el Ayuntamiento, o el balcón de la Comandancia: “¡¡¡Melillenses: al fin nuestro Cementerio se denomina: “Cementerio Nacional de Héroes !!!”. Pues que así sea.
