Vemos, pues, que hay opiniones para todos los gustos, posiblemente por la falta de concreción que hay en todo este asunto. Quizá sería necesario que la modificación de la Ley de Extranjería que el Gobierno tiene previsto llevar a cabo clarifique este debate que, una vez más, nada beneficia a Melilla Desde que hace poco más de dos meses murieron 15 inmigrantes tratando de llegar a Ceuta a nado, todo el mundo ofrece su punto de vista sobre la valla de Melilla. Algunos incluso sientan cátedra al dar su opinión sin fundamentarla en lo que dice la ley al respecto, hasta llegar a la paradoja de que la rotundidad de lo que afirman es lo contrario de lo que aseguran otros. Ayer tuvimos una muestra de este panorama contradictorio en el que nos encontramos a propósito de la valla desde hace ya demasiado tiempo. Prácticamente a la misma hora y de forma simultánea, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, situaban el inicio de la soberanía española de Melilla en puntos distintos. Para el primero, España no empieza hasta que alguien atraviesa completamente la valla, aunque sólo sea un milímetro. La Defensora del Pueblo, en el Senado, aseguró lo contrario porque según dijo, los inmigrantes que están subidos a la valla ya están en España y por lo tanto, se ha actuado en contra de la ley las veces en que los intentos de entrada se han prolongado durante horas porque grupos de subsaharianos se quedaron encaramados en lo alto de la valla, como ocurrió la semana pasada, el día del último intento de salto en Rostrogordo.
Lo que dice Becerril es lo que defienden desde hace algunos días diferentes ONG. Algunos juristas han llegado a decir incluso que solo con estar escalando la primera valla, ya se está en España. Lo cierto es que cualquiera de estas dos tesis no son en absoluto lógicas porque si fueran ciertas, ¿entonces qué sentido tienen los obstáculos instalados para delimitar el territorio de Melilla? Unos obstáculos que, no olvidemos, cuestan mucho dinero y esfuerzo mantener para que no sean vulnerados como está ocurriendo ahora, afortunadamente de manera menos frecuente y exitosa que en los primeros meses del año.
Pero es que la primera teoría, la del ministro, también contradice lo que desde la Justicia se dictaminó hace algunos años respecto a un intento de entrada en Mijas (Málaga). Los inmigrantes estaban en el interior de una furgoneta tras haber desembarcado en un punto de la costa sin determinar cuando fueron interceptados por la Guardia Civil. La Fiscalía General del Estado dictaminó que los inmigrantes no habían entrado en España, aun cuando sus pies estaban pisando suelo andaluz. Además, una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) de 2005 establece que cuando un inmigrante salta la valla, desembarca de una patera o alcanza la costa a nado, está intentando entrar en España y, por lo tanto, debe ser devuelto con su puesta en frontera inmediata en un plazo máximo de 72 horas previa orden del delegado del Gobierno, sin necesidad de expediente de expulsión.
Vemos, pues, que hay opiniones para todos los gustos, posiblemente por la falta de concreción que hay en todo este asunto. Quizá sería necesario que la modificación de la Ley de Extranjería que el Gobierno tiene previsto llevar a cabo clarifique este debate que, una vez más, nada beneficia a Melilla.
