El resultado de las elecciones al parlamento de Andalucía no ha dado la mayoría absoluta a ningún partido; así, la Presidenta en funciones de Andalucía, integrada en el PSOE con 47 diputados electos, dijo, en la sesión parlamentaria del 4 de mayo en que solicitó su investidura, que los demás partidos políticos han de facilitar su elección como Presidenta para, por responsabilidad, ayudar a la gobernabilidad de Andalucía y para no bloquear la acción de la Junta.
La razón invocada es que el PSOE ha sido el partido más votado. Esto me anima a reflexionar sobre algunas cuestiones.
Primero.- Es importante no confundir órganos políticos, como es el gobierno, con los órganos puramente administrativos. La Junta, como Administración Pública continúa funcionando en su actividad ordinaria, incluso, sin cargos políticos; así, la Junta de Andalucía puede funcionar con normalidad pues incluso los cargos de libre designación continúan en sus puestos.
Segundo.- ¿Qué entiende la Sra. Díaz por gobernabilidad? Gobernar es dirigir y gestionar la actividad pública en interés general con arreglo al marco legal. Sin embargo, el gobierno de Andalucía no ha realizado una labor de gobierno satisfactoria para los ciudadanos e intereses de Andalucía. Ha acreditado falta de impulso en la creación de empleo y de control presupuestario en la gestión económica; además ha impulsado objetivos (Eres y formación) que han producido, por la corrupción, graves quebrantos al erario público; finalmente, en los 33 años de gobierno socialista, el desempleo en Andalucía es el mayor de Europa.
Por ello, debe entender la candidata que los partidos neófitos, Ciudadanos y Podemos, pongan claras y contundentes condiciones para salir del pantanoso “statu quo”, de corrupción y paro. Este es el mandato de los nuevos partidos, recibido de sus electores aunque, evidentemente, los dos citados partidos tengan distintos planteamientos de política económica para salir de la especial crisis andaluza. Así pues, es perfectamente lógico las exigencias que plantean los nuevos partidos para ser respetuosos con el encargo recibido de sus votantes. Por otro lado, consideramos más adecuado para salir de la crisis, en una economía de mercado, la línea ligada a la libertad económica e inversión privada, frente a la vía intervencionista de más gasto público y más impuestos.
Tercero.- ¿Y la posición del PP?. Aunque inicialmente el PSOE puso al PP una antidemocrática “línea roja”, es evidente que se trata de una línea imaginaria dogmática que desaparece con la dura realidad y necesidad; por ello, la posición del PP debería ser análoga y tan rigurosa como la de los otros dos partidos, y sería frustrante que, por puro interés recíproco de poder, diera apoyo al PSOE en Andalucía como anticipo de otros posibles pactos ante los resultados previsibles de las próximas elecciones municipales. Está claro que debe primar el interés general y que los pactos son necesarios para salir del pantano económico, social y político de Andalucía. Simplemente, Andalucía necesita mejorar.
Cuarto.- Pactos escritos y forma de exigir su cumplimiento. Los partidos jóvenes a los que la Sra Díaz pide su voto o su abstención han puesto condiciones que quieren formalizar por escrito; el problema es, una vez firmado el pacto, cómo exigir su cumplimiento; en efecto, ante un caso de incumplimiento una vez situada en el poder la candidata, no hay otra forma política de respuesta que el voto de censura que, sólo depende de otros partidos.
Los ciudadanos quieren que se cambie la forma de gobernar. Exigen lo normal, algo que no necesitaría siquiera de pacto, porque va implícito en el mandato democrático. Así, piden honradez de los gestores públicos por lo que son correctas las condiciones-exigencias de exclusión de personas con actuación irregular de las listas de los partidos; así mismo, quieren transparencia de gestión y control de gestión, para que no se repitan casos de corrupción; rendición de cuentas y la comprobación de su corrección. Todo es absolutamente lógico.
Estas condiciones son necesarias para que Andalucía participe en la formación de España como Estado moderno. El inmovilista PSOE, si llega a formar gobierno, debe tener asimilado que las cosas han cambiado en nuestro país y que su inmovilismo debe ser sustituido por reformas, pues el descontrol administrativo y la corrupción ha llevado a los andaluces y a todos los españoles a una grave pérdida de ilusión colectiva.
El gobierno de España y el de Andalucía han exigido mucho, desde hace años, a los ciudadanos, subiendo impuestos, sin reducir gastos públicos, durante la crisis, intensa y duradera iniciada en 2007; a cambio, los ciudadanos no han recibido un marco jurídico suficiente que ofrezca transparencia de la gestión ni suficiente seguridad jurídica sino, por el contrario, se ha agudizado el nivel de burocracia.
Hay que pedir al gobierno de Andalucía lo que puede gestionar según sus competencias, y entre ellas está la lucha contra la corrupción en el gasto público. Hay otras competencias que son del Estado, como la reforma laboral en la que se debe avanzar sin miedo; se debe acabar con la dualidad de contratos, indefinidos y temporales, como dice la UE una y otra vez; las indemnizaciones por despido han de tener un tope “sensato” que elimine el temor del empresario a contratar personal; y las cotizaciones a la Seguridad Social no pueden significar un sobrecoste a la empresa, como ahora, de un tercio sobre el sueldo o salario.
En todo caso es penoso tener que plantear como condición previa un pacto contra la corrupción y por la transparencia. Es algo que debe existir como un “a priori”, asumido con carácter general. La honradez es un valor interno de las personas y, paralelamente, para caso de infracción debe estar perfectamente definido y reflejado como tipo penal. Por ello es tan lógica la actual frustración de la población.
CONCLUSIÓN: Andalucía se ha convertido, por razón del calendario electoral, en un laboratorio de pruebas de lo que va a ocurrir en España por razón de la pérdida de las tradicionales mayorías gobernantes; y los partidos nuevos, Ciudadanos y Podemos, deben poner al PSOE, en caso de continuar en el poder, a trabajar para hacer las reformas imprescindibles sobre corrupción y economía.
