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Oportunidades de inversión en Melilla ahora: NO

Extraordinario el artículo del pasado domingo en el Semanario QUEZ sobre la situación de nuestra economía, “En Melilla, ¿existen ahora oportunidades de inversión?”. Conclusión evidente: No.

 

Estoy totalmente de acuerdo con lo que el Semanario describía: “Los presupuestos de Melilla, con un total de más de 350 millones de euros, revelan una alta dependencia del resto de España y la falta de incentivos para realizar inversiones que impulsen un cambio en la estructura económica de la ciudad. Los presupuestos para Melilla son de algo más de 350 millones de euros. Las transferencias corrientes son la principal fuente de ingresos, prácticamente el 50% del total. Le siguen la recaudación esperada por impuestos indirectos y los pasivos financieros. En cuanto a la partida de gastos, el gasto corriente en bienes y servicios supone algo más del 32% del total, seguido por el gasto de personal y las inversiones reales (casi 40 millones de euros), respectivamente. El principal problema: la enorme dependencia del resto de España. Y es que el problema es doble: se mantiene una estructura de todo menos productiva y se elimina cualquier incentivo para acometer inversiones que cambien el status-quo (la denominada destrucción creativa).

 

El resultado es una economía zombie, en la que se mantienen sectores que nunca existirían con la falta de transferencias corrientes, mientras que las reformas necesarias para reducir la dependencia del exterior se postergan indefinidamente. Independientemente de lo anteriormente mencionado, los presupuestos de una ciudad o de un país nunca han servido ni servirán para crear riqueza, ni siquiera en el corto plazo. El crecimiento, sobre todo el sostenible a largo plazo, viene de la iniciativa empresarial y de la competencia entre empresas. Los fondos que llegan del resto de España a la ciudad deberían emplearse en facilitar más la conexión entre Melilla y la Península, ampliando el mercado a los productores y consumidores locales. Si Melilla continúa aislada, las posibilidades de crecimiento se reducen drásticamente. En un mundo en el que decenas de miles de empresas se encuentran en búsqueda continúa de oportunidades de negocio, resulta llamativo que no existan proyectos concretos en la Ciudad, con inversores privados dispuestos a arriesgar su capital. ¿Tiene sentido hablar de atraer empresas tecnológicas? ¿Qué elemento diferenciador puede tener Melilla en este respecto? ¿Cuál es la imagen que se tiene de Melilla desde fuera? ¿Cuál es la capacidad real de Melilla de atraer talento? Atraer inversión viene después de haber hecho las cosas bien durante mucho tiempo. ¿Se han hecho las cosas bien en Melilla en las últimas décadas? No lo suficiente como para ver a la ciudad desde fuera como un lugar donde invertir. Queda mucho por hacer, y a pesar de las evidentes dificultades, se puede construir una ciudad mejor”.

 

Ciudades como Gibraltar, por ejemplo, ya lo han conseguido, como las cifras demuestran. Ceuta tiene una renta por persona de 19.446 euros y Melilla de 17.686. El contraste con la gibraltareña, de 73.300 euros, habla a las claras. La economía de las dos ciudades autónomas es de las más flojas de Europa (datos de diciembre de 2018). Resumiendo: en Melilla el paso de la sociedad cerrada (colectivista) a la sociedad abierta (los individuos adoptan decisiones personales) -en terminología de Karl Popper- todavía no se ha dado.

 

Tragedia en la valla

 

Artículo de El Mundo del viernes pasado, UN AÑO DE LA TRAGEDIA EN LA VALLA DE MELILLA

El suceso acabó siendo una catástrofe humana con un balance de 23 muertos, 77 desaparecidos, más de 200 heridos y 140 agentes marroquíes y 50 españoles atendidos… Los guardias civiles de la frontera, doce meses después, advierten de que «volverá a repetirse cuando Marruecos quiera». Sus años de experiencia les llevan a esa conclusión. Conocen cómo actúa Rabat y la angustia de los migrantes.

 

El ABC del sábado: “Un año después, solo unas flores recuerdan a los muertos de Melilla”, con una foto del “Paso Barrio Chino”, lugar donde se produjeron los hechos.

“Volverá a producirse cuando Marruecos quiera” es una frase que aterra pero que es, desgraciadamente, cierta. La dependencia que las fronteras de Ceuta y Melilla tienen con respecto al Gobierno de Marruecos son una vergüenza para nuestro país y una catástrofe social y económica para las dos ciudades, por mucho que la delegada del Gobierno en nuestra ciudad se ría. Solo a ella le da risa esta situación. España es el problema, Europa la solución, decía Ortega y Gasset. A veces, como en este caso, tenía razón.

 

 

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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