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Buenos días

Ochenta años

melillahoy.cibeles.net fotos 1307 ANDRES HERNA NDEZ

80 años son ocho decadas. No es mucho para los que tienen el tiempo como enseñanza, y aun no saben hacer la O con un canuto. Como yo por ejemplo
Unificándome (por necesidad no por partidismo) a los que hablan de reencarnaciones, creo que debo tener en el armario, quince o veinte cuerpos mas, para ayudarme a ser una persona bastante mejor de lo que soy .

Sobre todo en urbanidad y economía. En estos temas, ando bastante atrasado, a pesar de que hago todo lo que puedo ,por conseguir, no ya un sobresaliente, sino un simple aprobado por los pelos…, pero nada, ¡ hay tantas interferencias¡…..Que si los buenos, que si los malos…que si los pobres, que si los ricos…. Que si el que gobierna, que si el que no se deja gobernar…

El caso es, que se me va el tiempo, prácticamente defendiéndome….De los virus, de las bacterias, de los que dicen, de los que dirán…de toda esa cantidad de “enfermedades”, que acosan y casi erradican, la posibilidad de tener tiempo dentro del mismo tiempo.

No vivo. Alguien o Algo vive por mí, por lo que supongo, que de estas ocho décadas, que el calendario me otorga, habré tenido a mi disposición y libre albedrio, tan solo dos y mal contadas, ya que he sido también circunscrito, mediatizado y controlado, por ese otro sexo, anexo al mío, que un buen día se cruzo en mi camino o yo en el suyo, he hicimos del reloj una especie de complot “cosa nostra”, que al final resulto ser “cosa suya” y que ,sin ánimos de ofender, de las doce horas que me correspondían en el trato nupcial, de las veinticuatro diarias, me quedan solamente ocho y son exactamente, las que tengo empleadas en atender los requerimientos de ese individuo, al cual no conozco, pero que llaman jefe y que mas allá de la sombra, ordena, manda y vigila, todo aquello que se sale de las ocho horas establecidas como pago y previsoras de la deficiente intendencia, que creo que dicen me corresponde
.Aunque, para ser sincero, creer lo que se dice creer, no creo ya en otra cosa, que en todo aquello, que no necesita creer en nada más, que en lo que no necesita creencia alguna, como pudiera ser el tiempo. En realidad no sé lo que es y si es algo, no tiene que ver conmigo, ya que yo apenas tengo otra cosa que ver con el, que la que me obligan y me imponen los demás, ajenos a mí personalmente. Por lo tanto, Ochenta años, no son otra cosa, que OCHENTA MIL INTERVENCIONES EXTRAÑAS.

La mayoría no deseadas, que están esperando a la puerta de ese partitorio nonato, al cual se entra llorando y se suele salir de el, sino riendo, al menos callados, como prueba evidente de que su tránsito no ha sido otra cosa, que un simple silencio, eso sí, vestido de palabras. ¿Qué por qué digo esto? Yo que sé. ALGO TENIA QUE DECIR, en el Ágape que me dieron, como celebración de algo que yo no celebro.

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