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Atril Ciudadano

No tiremos piedras contra nuestro propio tejado

Quiero referirme al proceder de gran número de melillenses los fines de semana y puentes festivos. Concretamente a los que se marchan a la Península a pasar esos días y aprovechan los desplazamientos para llevar a cabo sus compras. Se regresa además de haber disfrutado de un cambio de vida, contentos de haber adquirido prendas y objetos por los que les van a devolver el IVA correspondiente.

Han admirado y disfrutado del ambiente que se vive en la Península, han comido, han bebido, han pagado algún Hotel, han visto algún espectáculo y sobre todo, han comprado prendas de vestir y algún que otro capricho o articulo que precisa para su vivienda en Melilla. Una vez aquí, se está pensando y esperando tener una nueva ocasión para repetir ese disfrute que a ser posible, se pudiera producir al mes siguiente o en el próximo puente festivo que no tardará mucho en llegar. En algunos casos, se retraen en gastar en comidas y meriendas fuera de casa y alguna que otra salida nocturnas, pero lo que se evita encarecidamente son algunas compras en Melilla por que lo podrá efectuar en ese anhelado y nuevo desplazamiento, “con su devolución del IVA”.

No se es consciente o no se quiere ser, que se está dejando morir a Melilla por que al no consumir dentro y gastar el dinero fuera, esos beneficios van a parar a manos de quienes nada van hacer por nuestra Ciudad, ocasionando esta mala práctica no poder abrir o impedir conservar los establecimientos existente y que en definitiva, se traduce en perdida de puestos de trabajo. Gracias a las compras y consumo que llevan a cabo residentes en Marruecos, muchos establecimientos pueden subsistir, y debiéramos darnos cuenta los melillenses que mirar por Melilla es mirar por los que vivimos aquí y sobre todo, por nuestros hijos que precisan ese puesto de trabajo que se origina precisamente, con los beneficios que producen los desembolsos que hacemos fuera.

No con esto quiero decir que cuando se produce algún acontecimiento no se vaya a comprar fuera algo que pueda escasear o que se quiera que sea distinto de lo que hay en Melilla, pero que se adopte como práctica habitual, me parece un proceder erróneo.

Y es que el aparente despegue del melillense a su tierra, es un hecho. Cuando llega la Semana Santa nos apresuramos a adquirir los billetes para desplazarnos a la Península, abandonando nuestras tradiciones y permitiendo que las procesiones caminen por las calles sin fieles que les acompañen, cuando precisamente en cualquier lugar las gentes ni se mueven de sus pueblos e incluso se desplazan de otros lugares para disfrutar de sus fiestas locales. Y no digamos cuando llega el verano, Melilla pierde más de la mitad de su población que se va a pasar sus vacaciones a playas abarrotadas que ni por su calidad ni por sus aguas tienen parecido alguno con las nuestras.

Comprendo que se está en Melilla cercado y el melillenses deseoso de una expansión, pero me gustaría que Melilla progresara y fuera un lugar donde los que residimos en ella nos sintiéramos satisfechos, no echáramos de menos nada de lo de fuera por haberlo implantado dentro nosotros mismos y sobre todo, fuéramos capaces con nuestros medios crear puestos de trabajo para que nuestros menores no tuvieran que emigrar y formaran sus nuevos hogares en Melilla, disfrutando de una Tierra con ventajas para muchos, envidiables. Por favor, no tiremos más piedras sobre nuestro propio tejado.

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