Por Jaime Benguigui
Estos días atrás hemos podido escuchar a la Ministra de Derechos Sociales y Secretaria General de Unidas Podemos, Ione Belarra, arremeter contra lo que denominó «Capitalismo despiadado» más concretamente refiriéndose al Señor Juan Roig, dueño de Mercadona, llamándolo «capitalista despiadado».
Mercadona es una empresa que se funda en el año 1977 dentro del grupo de Cárnicas Roig la cual ya gestionaba la familia, siendo que en el año 1981 el señor Roig se hace cargo de la empresa.
A día de hoy, Mercadona cuenta con aproximadamente unos 93.300 trabajadores en España y los sueldos de éstos, incluso en opinión del Secretario General de UGT, el señor Josep María Álvarez, son de los más altos en el sector en comparación con otros.
La familia Roig y en especial el Señor Juan Roig, ya estaban creando puestos de trabajo en nuestro país incluso antes de que la Señora Belarra hubiera nacido. ¡Curioso dato!
El 20 de enero de 1961, en su discurso de investidura, el presidente de los EE.UU John F. Kennedy pronunció la tan célebre frase: «No te preguntes qué puede hacer tu país por ti, pregúntate qué puedes hacer tú por tu país».
Es evidente que si nos preguntáramos cual de estos dos personajes, el señor Roig o la señora Belarra han hecho más por su país, la respuesta creo que sería bien evidente. Con 93.300 puestos de trabajo a día de hoy, podríamos considerar que el señor Roig es uno de los empresarios que más empleo genera en nuestro país, y generar empleo es una de las mejores fórmulas para construir un país y una nación más grande y próspera.
Como dato interesante a colación de todo lo expuesto, simplemente una referencia a unas pocas grandes empresas las cuales generan puestos de trabajo en nuestro país de forma bastante considerable. Sin entrar en la idoneidad de los sueldos percibidos por dichos trabajadores, sobre los cuales coincido que una mejora de estos sigue siendo necesaria y útil para el aumento de consumo en general y crecimiento por ende de la economía, el punto a tener en cuenta aquí no es otro sino el de la creación de trabajo. Por ejemplo, el gigante Inditex cuenta en España con casi 48.500 trabajadores siendo el total de éstos en todo el mundo de aproximadamente unos 165.000. Carrefour, 35.260. Leroy Merlín, más de 10.000. El Corte Inglés, unos 57.000 aproximadamente y así podríamos nombrar otras muchas más macroempresas. Evidentemente que estas cifras suman una cantidad de puestos de trabajo muy abultada, pero no hay que olvidar por ello en ningún momento a las Pymes, que con su gran esfuerzo y sacrificio entre todas ellas, también generan un número importante de puestos de trabajo en el cómputo total de la población activa de nuestro país. Por lo tanto, decir que ciertos empresarios de éxito son capitalistas despiadados, es cuanto menos un insulto no solo para aquellos a los que la fortuna les ha sonreído generosamente, sino que también lo es para cualquier otro empresario, independientemente de su posición en el mercado, pues, ¿Qué empresario no trabaja con la intención de ser exitoso? Una gran empresa comienza en la mayoría de los casos siendo un comercio de los que aquí conocemos como «tiendas de toda la vida». Personas que en un momento de sus vidas deciden invertir cuanto tienen con la ilusión de llevar a cabo ese proyecto que con tanto esfuerzo y sacrificio intentan sacar adelante. Muchos lo consiguen y prosperan de forma notoria como los antes mencionados, otros simplemente consiguen mantenerse, que ya es mucho, pero también están los que desgraciadamente no lo consiguen y ven truncados sus sueños, por no hablar de ese fondo económico el cual invirtieron para ello y que ahora desapareció. Esto con respecto a la propia figura del empresario, pero detrás de cada uno de ellos o de ellas, según por supuesto el nivel en el que se encuentre, está el número de trabajadores, puestos de trabajo que cada uno genera, los cuales gracias a su trabajo pueden mantener a sus familias. Empresarios y trabajadores, ambos contribuyen a las arcas públicas con sus impuestos, permitiendo así que, por ejemplo, pueda existir una mejor sanidad pública, educación pública, pensiones para nuestros mayores etc. Es decir, que con su esfuerzo y sus aportaciones contribuyen a la propia sostenibilidad del país.
Hace muchos años fui empleado de comercio y también autónomo. Son muchos los empresarios que conozco, con mayor o menor volumen comercial, tanto en Melilla como fuera de aquí y de todos ellos si hay algo que puedo decir que ninguno es, sería justamente esa palabra «despiadado».
Por todo esto, sería conveniente que antes de emitir algún tipo de juicio sobre cualquier colectivo o gremio en general, se informe realmente de la verdad que cada uno de ellos vive. Por supuesto que el empresario trabaja para ganar dinero y que cuanto más gane, mejor para él y su familia, sin olvidar también que lo será para los varios trabajadores demás que podrán ser contratados por él debido a la nueva demanda de éste. Por supuesto que cada trabajador quiere ganar más para poder así no solo ver incrementado su poder adquisitivo sino que también lo quiere para mantener de una forma más digna a su familia. Y por supuesto que incluso los servidores públicos, llamémoslo políticos en este caso, deben también tener sueldos acorde con la responsabilidad que sobre ellos recae. Todos queremos mejorar nuestra posición en la vida, tanto social como económica, forma parte de la naturaleza del ser humano y negar esto sería como negar nuestra propia existencia. Por ello, intentar dar un discurso o pretender vender una imagen la cual no se corresponde para nada con la realidad del ser humano ni de la sociedad en la que vivimos, cada vez es más difícil, cuesta más afortunadamente «venderle la moto a alguien» como bien dice el dicho, pues si hay algo que hoy día valora la sociedad y sus gentes es la verdad.
