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El Torreón del Vigía

No corrija, que haga lo que quiera

melillahoy.cibeles.net fotos 1202 Angel Gil

Podríamos estar ante un debate ciudadano ante el cachete, la bofetada, la autoridad en casa o los niños solo tienen derechos y no deberes y ante la mínima, padres, os denuncio. Se ha institucionalizado el todo vale así que ríanse de la judicialización de la vida política o de los programas rosas donde los que se autotitulan famosos amenazan siempre con querellarse hasta con su sombra, el órdago de ahora tumba todo lo anterior.

En diez días hemos conocido dos sentencias por un hecho semejante, pegar una bofetada a un niño. El Juez condena al autor a tres meses de cárcel y seis meses de alejamiento de su hijo y a otro, sin que le corra la sangre por las venas, a pagar ciento veinte euros de multa por lesiones más ciento setenta euros. Sitúense, fin de semana, Alicante, toca marcha en el puerto y un menor de trece años regresa al domicilio de madrugada, dos horas más tarde de lo convenido. Esto parece el Congreso de los Diputados y su consenso. El sufrido padre se le salían los ojos de tanto mirar por la ventana y ya bajando y en pleno rellano, perdiendo mas los nervios que ante los del Cholo Simeone cuando ganan, le dio una bofetada. El resultado del lance, erosión en un codo y un hematoma en la mejilla izquierda. La mecánica se activa y el pequeño denuncia al progenitor, el fallo de la Sentencia lo han visto más arriba. Para el presidente de la Asociación Española de Abogados de Familia, Gonzalo Pueyo, la clave está en la relación de consanguinidad, por tanto estamos ante un delito de maltrato en el ámbito familiar. Por la Ley de Medidas de Protección contra la Violencia de Género, la Sentencia variaría si el bofetón se propina en casa o en la calle, es una mera cuestión de abuso de poder o porque ese espacio está más protegido, y también dependiendo de la edad del menor. En el segundo caso y seguimos en el Mediterráneo, nos vamos ahora a Murcia, en plena celebración de una Primera Comunión, varios menores se pelean, y el padre de uno de ellos propinó una bofetada a un niño. Para el Juez de Menores de Granada, Emilio Calatayud, estos fallos son legales, pero asegura que hay mecanismos suficientes para sortearlos, como aludir a una enajenación mental transitoria. Invita a estos “jueces literales” a reflexionar sobre si el padre es un maltratador o no y a aplicar la Ley en un contexto. Para Pueyo dar una bofetada debe entenderse como maltrato. En cambio el Juez Calatayud aprecia, por contra y con rotundidad, que confundir un cachete con un maltrato es una barbaridad. El psicólogo, Javier Urra, manifiesta que “una bofetada, aunque se debe evitar en la medida de lo posible, no es un maltrato, maltrato es algo más grave, continuado y dañino. En 2.007 se reformó el Código Civil y aquella expresión legal “el derecho a corregir moderadamente a los hijos”, se eliminó. En 2.008 un Juez de Jaén condenó a una madre, que era sordomuda, a sesenta y siete días de cárcel y a la prohibición a acercarse al menor durante un año, por darle un bofetón y agarrarlo del cuello tras una discusión en la que el adolescente difícil y desobediente le tiro una zapatilla y se encerró en el baño. El Gobierno le concedió el indulto cuatro meses después. Pregúntese querido lector o lectora, ¿quien se hace cargo de un menor si el progenitor está alejado?, o ¿si adolescentes vuelven habitualmente borrachos a casa? o ¿si su hijo malgasta el dinero que se le envía mientras estudia en la Península, y no en él,?, ¿qué hacemos?, pues parece que premiarles y reconocerles ese puntillo con el que se entra en el hogar dando más tumbos que embarcados, o el bien que hace con otros aunque ponga en grave riesgo la economía familiar. Como dice el Juez Emilio Calatayud, el Estado ha quitado la autoridad a los padres.

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