Ayer fue el último día de trabajo de Luis Miguel Palacios Arduengo como superintendente de la Policía Local de Melilla. El día de su toma de posesión, en un acto con muchas restricciones pocos meses después del inicio de la pandemia (julio de 2020), el presidente de la Ciudad Autónoma, Eduardo de Castro, dijo que marcaba “un hito”. El “hito” no ha durado ni dos años porque Palacios ha renunciado a seguir al frente de la Policía Local de nuestra ciudad.
De Castro ayer quiso quitar hierro a la marcha del superintendente a su estilo, mareando la perdiz. Sólo informó públicamente de ello cuando la prensa, concretamente este Diario, sacó la noticia, aunque no de manera inmediata, sino cinco horas después de que los periodistas, coincidiendo con él en un acto, pidieran sin éxito que la confirmara. Para el presidente era mejor momento 15 minutos antes de recibir al ministro de Cultura, Miquel Iceta, en unas declaraciones donde ni siquiera dijo bien el nuevo destino del superintendente, aunque más tarde se corrigió a sí mismo dos veces vía Twitter.
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