Carta del Editor MH, 25/9/2024
Enrique Bohórquez López-Dóriga
Me desespera, y terminará desesperando a la mayoría de los españoles, la situación económica de nuestro país. Me desespera, y terminará desesperando a la mayoría de los melillenses, la especialmente desesperada situación económica de Melilla, esta ciudad laboratorio en cuya economía se podrían probar muchas cosas, pero se hace todo lo contrario, se recurre, una y otra vez, a más de lo mismo: más intervencionismo público, más subsidios, más burocracia, más burócratas.
En España, con una ministra de “Trabajo social” que no ha trabajado jamás y que pretende -como buena comunista- que nadie trabaje, que desaparezca cualquier vestigio de iniciativa privada y de libertad, el enorme aumento de la deuda pública limita ya hasta esos estímulos directos por parte del Gobierno sanchista. Y eso se produce tanto en Estados Unidos como en España o en Melilla, en cualquier circunstancia o bajo cualquier régimen, como escribió Gonzalo Fernández, el domingo pasado.
Melilla, esta ciudad laboratorio en cuya economía se podrían probar muchas cosas, pero se hace todo lo contrario, se recurre, una y otra vez, a más de lo mismo: más intervencionismo público, más subsidios, más burocracia, más burócratas
Cada español debe hoy a los prestadores de deuda la increíble cantidad de 33.115€. Y todos los españoles, particulares y empresas, tendrían que trabajar durante más de un año, sin gastar un euro, para poder pagar la deuda adquirida por nuestros gobernantes, era la acertada conclusión del mencionado artículo de nuestro gran colaborador, Gonzalo Fernández (el nombre del mundialmente conocido como El Gran Capitán).
Más sobre lo mismo: Hayek -Premio Nobel de Economía en 1974- y el artículo de FB en nuestro Semanario QUEZ del domingo pasado: “Actualmente en España se da la situación opuesta a la deseada por Hayek. Es decir, no sólo cargamos con un Estado del Bienestar gigantesco, sino que cada vez hay un mayor número de personas que cobran un subsidio del Estado, sin que se haya reducido la cantidad de pobres”.
La tesis central de uno de los extraordinarios libros de Friedrich Hayek – “Camino de servidumbre”, publicada en 1944– es que los avances de la planificación económica -lo que está ocurriendo en España, Melilla incluida- van unidos necesariamente a la pérdida de las libertades y al progreso del totalitarismo. Ya con casi 90 años Hayek terminó de escribir otro maravilloso libro, “La fatal arrogancia. Los errores del socialismo”, publicado en 1988. Escribió: “Se llega a llamar social lo que en realidad constituye el principal obstáculo para la buena marcha de la sociedad. Lo social debería más bien tacharse de antisocial”.
En España no sólo cargamos con un Estado del Bienestar gigantesco, sino que cada vez hay un mayor número de personas que cobran un subsidio del Estado, sin que se haya reducido la cantidad de pobres
¿Desde cuándo el dinero público despierta la creatividad? Desde nunca. Las llamadas políticas keynesianas son pamplinas socialdemócratas que únicamente conducen al despilfarro del dinero público y a la inflación. “El ecologismo y la socialdemócrata son drogas blandas que producen una adicción prolongada. Europa, que durante cuatro siglos fue foco de innovación, parece haber perdido ahora toda capacidad de innovación” (Guy Sorman, ABC, el 23/9).Y España, no va precisamente a la cabeza del ahorro europeo, sino todo lo contrario. Por ejemplo, “los precios han subido un 20% en 3 años y hunden el poder adquisitivo en España” (La Razón, 13/9). En términos populares (de pueblo, no de partido político) eso quiere decir que si usted tenía en su cuenta corriente, o en su colchón, 1.000 euros hace 3 años ahora esos euros equivalen, a la hora de comprar, a 800 euros, o sea, han perdido más del 20% de su valor. Consecuencias del colectivismo comunista…y me permito insistir en que Melilla, desde el punto de vista económico, es una ciudad comunista, donde casi todo es público o depende de lo público.
Lotería y populismo
Curiosidad: leo que los estadounidenses gastan más en boletos de lotería -una media de 412 dólares al año en los hogares con los menores ingresos del país- de lo que destinan, en conjunto, a cine, videojuegos, música, eventos deportivos y libros. Supongo que los españoles tienen un comportamiento similar, sino peor, al de los norteamericanos a la hora de comprar lotería. Las posibilidades de que te toque el gordo en la lotería creo que no llegan a una entre un millón, así que la decisión de comprar lotería es emocional -como la de votar a determinados políticos populistas- pero no racional, y el resultado monetario de comprar tanta lotería es tan catastrófico como el resultado político de votar a un populista, Pedro Sánchez, por ejemplo.
El régimen populista de AMLO cada vez se parece más al de Sánchez, y viceversa. Para desgracia de México y de España.
Otra curiosidad, hablando de populismo: la reforma para la elección popular de todos los jueces de México, lejos de democratizar la Justicia, permitirá volver al sistema de que un solo partido controle todos los poderes. El México de AMLO ha vuelto a la senda autoritaria por la que deambuló durante el siglo XX. El régimen populista de AMLO cada vez se parece más al de Sánchez, y viceversa. Para desgracia de México y de España. Por cierto: según Buda las verdades componen el sistema básico de valores (Sánchez no es budista, evidentemente).