Los Sindhis Hindúes de Melilla y del resto del mundo celebramos el pasado fin de semana su año nuevo, conocido como: Chetty-Chand. Suele caer, en los meses de marzo o abril. Se adora al señor de las aguas: Varuna, conocido popularmente como: Jhuley Lal, haciendo ofrendas de productos alimenticios al mar. Los hindúes, se rigen por el calendario lunar conocido como Vikram. La traducción de CHAND en Sindhi, es luna y Chet es el primer mes del año, por ello la festividad del año nuevo se conoce como: Chetty-Chand.
La historia dice que a principios del siglo XI el rey Markha Shah, gobernante de un distrito del Sindh, a unos 80 kms de Karachi, ordenó tener una sola religión en todo su territorio. Las gentes en masa, presa del pánico, acudieron a orillas del Sindh y le ofrecieron plegarias a Varuna Devata, el semidiós encargado de regir ríos y mares. Al final de sus plegarias la muchedumbre, escuchó una voz procedente del río que anunciaba que en ocho días iba a nacer Jhuley Lal y les protegería de la presión del rey Markha.
Cuentan que completó el ciclo de la niñez a la juventud y de la juventud a la madurez en tan solo cuestión de minutos, tras lo cual emergió del rio Sindhu encaminándose a la corte del rey Markha, donde afirmó que tanto Hindúes como Musulmanes eran iguales a los ojos del creador. Convencido de sus poderes divinos, el rey aceptó la propuesta de Jhuley Lal y ordenó libertad religiosa en todo su reino. El pueblo celebró su tan preciada libertad religiosa cantando Bhajans y adorando a su salvador y ofreciéndoles numerosas ofrendas al rio Sindhu.
Los Sindhis al comienzo de su civilización adoraban al señor Krishna, así como al señor Shiva. La divinidad más popular asociada a los sindhis es Jhuley Lal y aun en nuestros días se siguen construyendo templos y cantando sus glorias"Jhuley Lal Ky Jay".
Hagamos un pequeño relato para que los melillenses puedan conocer una parte de la historia de los Hindúes de Melilla.
¿Quiénes Somos?
En 1947 la India obtuvo la independencia del imperio británico con el triste resultado de la partición del país, cayendo así el Sindh en el estado de Pakistán. Los sindhis hindúes se vieron forzados al abandono de su tierra ancestral. Aquello se convirtió en uno de los éxodos más grandes de la historia. Hoy, 70 años después de la partición y de aquel éxodo masivo, los sindhis cuyas raíces históricas se remontan a 5600 a.c en la civilización del valle del Indus (Sindhu), son un pueblo sin tierra propia.
Los sindhis hindúes ofrecieron el mayor de los sacrificios por la libertad de su tierra madre: La India. Actualmente los sindhis no tienen un lugar en la India que puedan llamar como suyo. El 100% de las familias hindúes de Melilla somos Sindhis, descendientes de una antigua civilización que se originó y floreció a lo largo del valle del Sindhu, río que desciende de los montes del Himalaya y que discurre a través de la región del Sindh, ahora en Pakistán.
Este es el gran rio Sindhu que dio nombre al Sindh y a hindú (India). Sindhu es el nombre más antiguo que encontramos en la historia y geografía indias. Su importancia en la historia es obvia por su aparición en las antiquísimas escrituras Védicas y Puranicas con una antigüedad de más de 5000 años. Fue precisamente en este lugar donde nació y se desarrolló la cultura Védica, que mas tarde sería conocida como Hinduismo. Se dice que fue un hombre del Sindh el primer ser que entonó el sagrado mantra "OM". Incluso el gran poeta Homero menciona en su epopeya "La Ilíada" a los "sintians", en clara referencia a los sindhis. El propio Alejandro el Magno comenta sobre los sindhis que “tienen buena salud, son temperamentales y les gusta tomar parte en comidas de comunidad”.
El conocimiento y sentido cívico que fue empleado por la civilización del Sindhu en la planificación de sus ciudades tienen todas las características de una antiquísima pero muy avanzada sociedad para su tiempo. En Europa en aquella epoca, el hombre empezaba a salir de las cavernas.
La ausencia de grandes cementerios o cualquier otro monumento fúnebre demuestra que los muertos no eran enterrados, sino que seguían la tradición Védica de incinerar a los muertos a orillas del Sindhu. Todos los estudios indican que fue un prospero pueblo a orillas de un gran rio, con una robusta agricultura y una avanzada sociedad.
Aparentemente disfrutaron de paz, cultura y seguridad a través de un sistema de ley, orden y justicia. En muchas excavaciones realizadas en la zona no se han encontrado armas ni otros objetos utilizados para luchar.
Con esto también queda demostrado que la civilización del Sindhu era Aria, quienes más tarde viajarían a Occidente. Para las familias sindhis de todo el mundo esta religión del Sindh, actualmente en Pakistan, es uno de los más preciados lugares y es motivo de orgullo en todo el planeta.
A raíz de la partición muchos sindhis se establecieron en distintas ciudades de la India.
Actualmente la comunidad sindhi se extiende por todo el mundo, desde Japón, Singapur y Hong Kong hasta Oriente Medio, África y a través de Gran Bretaña, por toda Europa, Estados Unidos, Latinoamérica y finalmente Australia. En España se encuentran repartidos por toda la geografia. Especialmente en Gran Canarias, Madrid, Barcelona, Málaga y Valencia. Pero a todas ellas supera su antigüedad la de Ceuta y Melilla.
Podemos afirmas que en el mundo existen sindhis indios, sindhis ingleses, sindhis españoles, sindhis madrileños, sindhis ceutíes y sindhis melillenses etc…
Se les reconoce fácilmente porque la mayoría de sus apellidos termina con el sufijo "ani" proveniente del sanscrito Yan y Yin que significa descendientes o también perteneciente a. Hoy en día los sindhis forman parte activa de la sociedad española y se han mimetizado a las costumbres locales.
Existe un dicho que afirma que no hay lugar del mundo donde no haya un sindhi. Somos un mundo separado por un mismo Dios, llámese Krishna, Yaveh, Alá o simplemente Señor. La única manera de que esta ciudad y este mundo que nos ha tocado vivir salgan adelante es leyendo, estudiando, charlando, aprendiendo acerca de otras religiones y culturas, sin renunciar a la nuestra propia.
