Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Libertad, divino tesoro

Miguel de Cervantes (1547-1616) escribió, poniéndolas en boca de Don Quijote, las siguientes palabras dirigidas a Sancho: “La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida”. Preciosas palabras, escritas en una época en que la libertad plena prácticamente no existía, sino tan solo como un sueño imposible de alcanzar para la inmensa mayoría de la población.
Pero no fue solo Cervantes el que, en la misma época, escribió sobre la libertad. Lope de Vega (1562-1635), conocido como el ‘Fénix de los Ingenios’ y cuya vida aventurera y de amoríos se puede considerar como muy libre para la época, escribió: “¡Oh, libertad gran tesoro! porque no hay buena prisión, aunque fuese en grillos de oro”. Como nota al margen hay que señalar que, aunque quizás menos famoso que Cervantes para la generalidad de la población actual, muchos de los textos de Lope son extraordinariamente divertidos.
Ambos autores se refieren a la libertad como un ideal etéreo, como tal imposible de aprehender, pero que en su búsqueda merece la pena arriesgar la vida (Cervantes) o la hacienda -la riqueza- (Lope). No es de extrañar que ambos escritores vivieran durante lo que se conoce como el Siglo de Oro español, una época en la que España y sus gentes dominaron el mundo.
Cuatrocientos años después, la búsqueda de la libertad sigue siendo un ideal inalcanzable. Carlos Fuentes (1929-2012) periodista y escritor mejicano, receptor tanto del premio Cervantes como del premio Príncipe de Asturias, dijo: “No existe la libertad, sino la búsqueda de la libertad, y esa búsqueda es la que nos hace libres”.
En realidad, como escribió Antoine de Saint-Exupéry (1900-1944), el autor de El Principito, “Solo hay una libertad: la de pensamiento”. Aceptándolo como verdad, incluso la libertad de pensamiento se ve limitada por la influencia de la sociedad y de los medios de comunicación de masas. Ya escribimos sobre la tristemente célebre y repugnantemente cierta frase de Goebbels: “Una mentira repetida mil veces se convierta en una verdad”. La cínica y revanchista ‘ley de la memoria histórica´ es un claro ejemplo de ello.
Igualmente cínica, pero reflejo de la realidad actual, es la frase de Voltaire (1694-1778): “Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento y muera el que no piense como yo”. Cada uno de nosotros somos libres de pensar lo que queramos, pero Dios nos libre (modismo religioso en la paremiología española; ahora sería más políticamente correcto decir ‘el universo nos libre’) de decir lo que pensamos, ya que nos arriesgamos a que las diversas fuerzas que tienen un ‘-ista? al final de su nombre, caigan sobre nosotros con todo el peso de su autoridad, que nadie sabe quién les ha otorgado, mucho menos democráticamente, y que por tanto no se les debería reconocer.
Albert Einstein (1879-1955), científico alemán nacionalizado estadounidense, escribió en su libro ‘Mis ideas y opiniones’: “La libertad política implica la libertad de expresar la opinión política que uno tenga, oralmente o por escrito, y un respeto tolerante hacia cualquier otra opinión individual”. Las ideas y opiniones de un genio de tal magnitud no parecen merecen mucho respeto por parte de los muchos abducidos existentes en la actualidad y, aun menos, de los que los abducen.
El lingüista estadounidense Noam Chomsky (1928), al que el periódico estadounidense New York Times considera “el más importante de los pensadores contemporáneos”, escribió: “Si no creemos en la libertad de pensamiento para la gente que despreciamos, no creemos en ella para nada”. Los ‘-istas’ y sus ‘inocentes útiles’ (Korisne Budale en serbocroata, al referirse al término empleado por los comunistas para referirse a los verdaderos demócratas que aceptaban colaborar con ellos en nombre de la ‘democracia’), solo aceptan la expresión de nuestra libertad de pensamiento, si lo que pensamos coincide con lo que ellos piensan. Ya escribió hace unos trescientos años Voltaire (1694-1778), filósofo francés: “Todas las demás libertades están ahora limitadas por las leyes y por la presión social”.
Observen como me he abstenido de usar la más famosa expresión ‘tontos útiles’, falsamente atribuida a Lenin, ya que no considero para nada tontos a los abducidos, por la extraordinaria presión a la que someten a nuestras mentes los medios de comunicación de masas. Todos estamos, ahora y siempre, abducidos hasta cierto punto y tan solo la cultura, la lectura y la observación de diversas fuentes con diferentes perspectivas, la amplitud de miras intelectual, pueden minimizar nuestro grado de abducción.
Varios autores, a lo largo de la historia, han reconocido que la libertad, como absoluto, no existe. Eurípides de Salamina (480 AC-406 AC) poeta trágico griego, escribió: “No hay ningún hombre absolutamente libre. Es esclavo de la riqueza, o de la fortuna, o de las leyes, o bien el pueblo le impide obrar con arreglo a su exclusiva voluntad”. Ya entonces, hace casi dos mil quinientos años, Eurípides consideraba la presión social como una limitadora de la libertad.
Samuel Butler (1835-1902), novelista inglés, reconoce el poder de las ideas imbuidas en nuestras mentes por la educación que recibimos, por las ideas-fuerza que nos impulsan a adoptar, cuando escribe: “Mucha gente no puede ni emanciparse, es decir, no puede ni darse cuenta de la esclavitud en que le mantiene las ideas en medio de las cuales se ha educado”. En el mismo sentido escribe Jean Jacques Rousseau (1712-1778) filósofo francés, cuando afirma: “El hombre ha nacido libre y por doquiera se encuentra sujeto con cadenas”. Esas cadenas son las circunstancias en que se ha desarrollado y se desarrolla nuestra vida, como afirma Ortega y Gasset (1883-1955), muy famoso filósofo español, cuando escribe: “Yo soy yo y mis circunstancias”.
Si bien algunos pueblos, como los europeos occidentales, viven en un ambiente con un cierto grado de libertad, más o menos amplio según el país, no debemos olvidar que pertenecemos a la muy limitada minoría. La mayor parte de los ciudadanos del mundo viven en países poco o nada democráticos, incluyendo a muchos de los países africanos, latinoamericanos y asiáticos, pero también a dictaduras de hecho como las de Rusia o China. El ya citado Rousseau escribió: “La libertad no es fruto que crezca en todos los climas, y por ello no está al alcance de todos los pueblos”.
De entre todas las muchísimas frases sobre la libertad leídas, hay una con la que me gustaría finalizar, e identificarme plenamente, escrita por Juan Ramón Jiménez (1881-1958): “Si te dan un papel pautado, escribe por detrás”.

Loading

Gonzalo Fernández

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€