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La columna de Salido

Leo y opino II

melillahoy.cibeles.net fotos 1382 Antonio Salido

Queridos lectores, ya lo dije en mi anterior artículo con este título, leer y escribir son dos sanas y buenas costumbres. Nada mejor para hacerlo que tener tiempo y de eso los jubilados, posiblemente, de momento, y que la salud acompañe, estemos sobrados.

Lo siento por los hosteleros, no soy hombre de bares o cafeterías para estar horas esos lugares jugando una partidita o dos, nunca lo he hecho, aunque si los frecuento de vez en cuando pero solo tomar un café o infusión, un carajillo, y si es hora de almuerzo o aperitivo, algo sólido con una cerveza o vinito. Estoy acostumbrado a la tapa desde mis años en Melilla y soy incapaz de consumir algo de licor si no mastico y engullo. Por desgracia, Castellón no es lugar de tapas (aunque mínimamente algún lugar conozco, la veteranía es un grado), aquí te tienes que meter una ración de algo, o un bocadillo, yo en ese caso suelo pedirme medio, por no abusar.

Después de esta larga introducción, a lo que vamos, me ha gustado lo que acabo de leer en prensa local de Castellón: Ocurrió en el hotel Citizen de Sacramento. La familia de una novia plantada ofrece al banquete a los mendigos de la ciudad. La llamada llegó el día antes de la boda. El novio le comunicó a la que había de ser su futura esposa que no estaba seguro del paso que iban a dar y que no podían casarse. Cuando la chica llamó a su madre, esta no salía de su asombro. Tras la tristeza por el dolor de su hija, la mujer comenzó a preguntarse qué iba a pasar con el banquete y el salón contratados para celebrar la boda.

Las facturas ya habían sido pagadas y el restaurante, por lo inminente de la ceremonia, no iba a devolver los 35.000 dólares que costaba dicho banquete. Así que Kari Duane, la madre de la novia, decidió invitar a ese banquete a las personas sin techo de su ciudad. Al principio, solo una mujer de un albergue se presentó, pero un poco más tarde el salón se fue llenando. Hombres, mujeres, familias enteras con niños, ancianos, fueron sentándose en las mesas bellamente decoradas, donde les sirvieron los mejores manjares. Uno de los que pudo comer fue Rashad Abdullah, que acudió con su esposa y sus cinco hijos. “Cuando pasas por una situación difícil y cuando luchar por salir adelante, poder hacer algo diferente con tu familia es como una bendición”, ha explicado. La esposa de Abdullah, Erika Craycraft, destacó la generosidad de la familia Duane. “Que pase lo que les ha ocurrido a ellos y que seas capaz de darle la vuelta a la situación y ayudar a gente es algo precioso”, explicó también ella.

Lo cuento como lo he leído y por lo menos a mi me ha emocionado. Siguen existiendo en este mundo cruel, muchas personas que siguen valiendo mucho la pena. Esta familia a pesar de su tristeza por la decisión de ese novio “que no lo tenía muy claro”, supo hacer feliz a un montón de personas necesitadas que seguramente, “nunca habían comido a mesa y mantel” bien servidos y con tanta abundancia, y posiblemente la novia plantada, mitigara su “pena” con la rápida, sabia y ejemplar decisión materna.

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