Tras 25 billones de dólares en estímulos monetarios y fiscales, doblar la deuda y un aumento del déficit del 80%, los resultados económicos de la era Obama han sido muy pobres, llevando la participación laboral a niveles de 1978 -95 millones de norteamericanos en edad de trabajar que ni participan en el sistema ni buscan trabajo-.
La implantación del Obamacare ha hecho que el coste medio de una póliza se dispare un 25 por ciento. El número de ciudadanos norteamericanos que suplementa su renta con cupones de comida ha aumentado en más de 20 millones de personas, etc, etc. Esto puede explicar la llegada de Trump a la casa blanca.
Primero quiero aclarar que lo que no podemos hacer nosotros, los maravillosos europeos que elegimos a nuestros representantes siempre con un buen criterio -fascismo, dos guerras mundiales…-, es ir dando lecciones al único país que no ha conocido más que democracia, y menos nosotros, los maravillosos europeos que sabemos siempre lo que votar -fascismo, dos guerras mundiales…-
Analizando las propuestas de Trump:
Las reducciones impositivas y la mayor facilidad para hacer negocios son muy buenas noticias, pero el proteccionismo y aumento del gasto no, y solo traerán efectos negativos o un efecto positivo a corto plazo en el caso del aumento del gasto, pero un efecto rebote a la baja mayor posteriormente.
La lucha contra el ISIS -aliándose con Rusia- y que no se deje pasar a inmigrantes ilegales no me parece ninguna locura. También hay que recordar que el famoso muro de México lo empezó en 1994 (Bill) Clinton -y que de hecho, los primeros en apoyarlo son los mexicanos asentados en Estados Unidos-.
La democracia en Estados Unidos no está en peligro, pues el poder del presidente en política interna es mucho más reducido que, por ejemplo, en España.
En cuanto a su rechazo a tratados como el NAFTA, diciendo que ha destruido el sector manufacturero, recordar que la producción manufacturera de Estados Unidos es un 54% superior a la que tenía antes de que se estableciese el tratado, y que romper dichos tratados es una locura que pagarán los ciudadanos estadounidenses.
En cuanto al tema de la contaminación y el apoyo a industrias petroleras, recordar que el fracking ha supuesto un aumento de 600.000 empleos directos, 33 billones de dólares en capital invertido, generado 76 billones de dólares al PIB estadounidense y 18 billones de dólares en impuestos y federal royalty revenues, además se estima que se generarán inversiones cercanas a los 2 trillones de dólares hasta 2035. A parte de los numerosos beneficios económicos, la extracción de gas natural y su bajo precio han hecho el carbón se desplazase -EEUU ha reducido las emisiones de gases de efecto invernadero a un nivel mayor que Europa con sus políticas de energía renovables y subvenciones- dando lugar también a beneficios medioambientales . Cabe recordar que el coste de energía supone 1/3 de los costes empresariales, por lo que es muy importante para la competitividad.
En definitiva, lecciones ni una sola a la mayor potencia económica y la democracia mejor consolidada. No va a ser el fin del mundo, la democracia seguirá en Estados Unidos. No soy favorable a Trump, tampoco a Hillary -de la que muchos políticos españoles deberían aprender, pues lo primero que hizo fue felicitar al nuevo presidente y ofrecerle su apoyo, y no patalear y convocar manifestaciones para rodear la Casa Blanca- pero no soy nadie para dar lecciones a los estadounidenses. El mundo sigue, y Estados Unidos seguirá siendo una gran nación
