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El Torreón Del Vigía

La noche de los dos Reyes

melillahoy.cibeles.net fotos 882 Angel Gil

Desde el dos al diecinueve de Junio, España ha vivido con intensidad lo que el Protocolo es capaz de hacer. Hemos contemplado la comunicación, el diseño de escenarios, como hablar en público, el vestuario con o sin etiqueta, el ceremonial, las precedencias, la seguridad o el escudo y guión Real. Pero todo esto debe ser realizados por profesionales que evalúen, al instante, la repercusión en los medios y como puede variarse si las circunstancias así lo precisan. La abdicación de S.M. D. Juan Carlos I, supone el cumplimiento, en su hijo y heredero, de la sucesión dinástica. El momento elegido se puede calificar como la sucesión en medio de la secesión. S.M. D. Felipe VI ha recibido la Jefatura del Estado, es el Jefe supremo de la Fuerzas Armadas con el empleo de Capitán General, y es además el Jefe de la Casa Real española. La normalidad con la que se ha llevado a cabo todo este traspaso debe de servir de ejemplo. A partir de ahora quienes han sido los Reyes de España pasaran a tener el tratamiento de Alteza Real aunque se les sigue considerando Reyes. Un complicado encaje más propio de un título honorífico del que no encontramos otra situación similar en Europa, donde podemos ver los casos de Holanda o Bélgica. Aquí me decanto porque D. Felipe VI hubiese cedido uno de sus títulos, el de Conde de Barcelona a su padre. La línea sucesoria queda ahora en diez personas y por este orden, las dos hijas de los actuales Reyes, la Infanta Doña Elena y sus hijos, y la Infanta Doña Cristina y sus hijos. Después de muchos años, tendremos Princesa de Asturias, encarnada en Doña Leonor, a la cual le quedan nueve años para poder jurar la Constitución. Lo más probable es que se organice un acto donde la que hoy es heredera de la Corona de España pueda presentarse como tal en el Principado, o bien en Covadonga o en el Teatro Campoamor en la entrega de los que ya son Premios Princesa de Asturias. En cuanto al guión del Monarca, recupera el tradicional fondo rojo carmesí y sus armas son las mismas que venía usando como Príncipe, salvo el cambio de corona y la desaparición del lambel. Ya si nos referimos al acto de la proclamación que no coronación, debemos obviar las ceremonias que hemos contemplado en el cine o en otras casas reales europeas, donde los elementos imprescindibles son la corona ceñida en las sienes, la capa de armiño, el cetro o el trono. España no entendería estos excesos de boato pero tampoco podría haberse organizado un ceremonial escaso y carente de la relevancia que en sí tiene. Los dos escenarios elegidos, el Salón de Columnas del Palacio de Oriente para la firma de la sanción de la Ley Orgánica de abdicación y el Hemiciclo del Congreso para la proclamación del nuevo Rey constitucional, ante la soberanía nacional, han dado relevancia al momento que hemos vivido, el de una Monarquía renovada para un tiempo nuevo.

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