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Denuncia pública

La media semana de cine para discapacitados

Pues mira por dónde que hasta queda bonito el nombre. Voy a proponerlo a ver si lo utilizan para el próximo año, que viene que ni que pintado. Bueno, pero no se crean que esto de cambiar el nombre a nuestra querida Semana de Cine es fruto de una aburrida y larga noche de insomnio, que podría ser, ni de que tengo mucho tiempo libre, que también podría ser.

En esta ocasión es fruto de la realidad que vivimos, en nuestra querida Melilla, las personas discapacitadas en silla de ruedas cuando queremos adentrarnos en un mundo mágico de fantasía, participar en mil batallas de las que saldremos victoriosos contra las poderosas fuerzas del mal, emocionarnos con un beso apasionado e incluso volar al lado de nuestro Superhéroe favorito. Es decir, cuando queremos ir al cine.

Pero vamos a explicar la situación para que todos me entendáis. En Melilla existe un único cine que es, como todos ustedes saben, el Perelló. Durante todo el año van proyectando los estrenos cinematográficos a los cuales las personas en silla de ruedas no podemos asistir al no ser accesible. Si bien es cierto que los propietarios del cine han intentado solucionar este problema en varias ocasiones, pero se han encontrado con las dificultades técnicas impuestas por la antigüedad del edificio y por el coste elevado que supondría su realización. Por lo tanto sólo podemos disfrutar del séptimo arte durante la Semana de Cine, pero sólo a las películas que se proyectan en el Kursaal. Por lo tanto ahora ya comprenderéis como para las personas que vamos en silla de ruedas es nuestra Media Semana de Cine para Discapacitados.

Y os voy a ser sinceros. Yo ya tengo 47 años y la edad le hace ser uno más conformista y me he acostumbrado a no poder ir al cine y no pasa nada. Pero en nuestra ciudad hay chavales jóvenes en silla de ruedas. Chavales que tienen amigos que quedan para ir al cine mientras ellos no pueden ir. Y a esas edades, lo digo por mi experiencia, el quedarte excluido, él no poder ir con tus amigos, hace que te sientas mal y no comprendas por qué no puedes hacer las mismas cosas que cualquier chaval de tu edad.

Por ese chico merece la pena que todas las partes implicadas aúnen esfuerzos para solucionar esta situación. La integración a través del ocio es fundamental y no es de recibo que una persona en silla de ruedas no pueda comprarse unas palomitas de maíz y disfrutar del último estreno en una sala de cine.

Si pudierais ver mi rostro ahora está dibujando una agradable sonrisa generada por los numerosos recuerdos que tengo del cine. Y viene a mi mente cuando de pequeños veíamos películas de kung-Fu y salimos todos los chavales del cine siendo expertos luchadores de kárate. Cuando, en el cine Avenida, me enamoré de una tímida universitaria, llamada Sandy, en la inolvidable Grease. Cuando todos queríamos tener una espada láser tras ver "la guerra de las galaxias" Cuando iba todas las semanas con mis amigos, más concretamente los miércoles al último pase del cine Nacional, hoy Kursaal, que era el único al que podía entrar. Pero recuerdo que la saga del Señor de los anillos se proyectó en el Perelló y tenía que ir con un montón de amigos "cachas" que me ayudaron a subir una rampa de madera que ponían para poder entrar, pero con una pendiente imposible. O cuando empecé a ir al cine con Gloria, siendo sólo amigos, y la llevaba a películas de miedo para que me agarrara la mano. En fin, la vida de cualquiera de nosotros está ligada al cine y creo que cualquier chaval, en silla de ruedas, tiene también derecho a tener su propia historia vinculada con el cine. Y sabéis qué, me está entrando otra vez ese gusanillo de volver a disfrutar de las películas a lo grande, porque estarán de acuerdo conmigo que verlo en casa no es lo mismo.

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