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La Hermandad de la Divina Pastora prepara cerca de 1.000 bocadillos para el cortejo procesional en compromiso con la Semana Santa

La Hermandad de la Divina Pastora de las Almas en Melilla se compromete con la comunidad durante la Semana Santa, vendiendo torrijas y preparando bocadillos para los participantes de las procesiones. Su esfuerzo ha sido exitoso y muy apreciado por la comunidad.
bocadillos divina pastora

Desde las torrijas hasta los bocadillos, la Hermandad de la Divina Pastora de las Almas se compromete con el imaginario melillense

 

En la atmósfera de la Semana Santa en Melilla, donde las procesiones y el fervor religioso dominan la escena, hay un elemento adicional que despierta los sentidos: las torrijas.

Nos sumergimos en el dulce mundo de la repostería tradicional melillense para descubrir la historia detrás de estas delicias y la respuesta de la comunidad ante su reaparición en el panorama culinario local de la mano de Juan Bueno Gramage, Hermano Mayor de la cofradía de la Divina Pastora y responsable de la venta de dulces en la ciudad, quien nos ofrece una visión única sobre el proceso y la recepción de las torrijas entre los melillenses.

«La experiencia de vender dulces ha sido sumamente gratificante para nosotros», nos cuenta Bueno. «Esta fue nuestra primera incursión en este proyecto, y debo decir que la respuesta ha sido excepcionalmente positiva».

Desde las tradicionales torrijas de azúcar y almíbar hasta las variantes rellenas con crema, el equipo detrás de la venta de dulces ofreció una amplia variedad, todas con un toque casero y auténtico que resonó profundamente con la comunidad melillense. Pero la dulzura de estas torrijas no solo radica en su sabor exquisito, sino también en su conexión con el pasado. En este sentido, rescatamos el recuerdo de la confitería La Palma, un ícono de la ciudad que evoca nostalgia en muchos melillenses al recordar su legado en la producción de dulces tradicionales.

«La confitería La Palma trascendió siendo un establecimiento de dulces», explica con emoción. «Era un ícono en Melilla, un lugar donde las personas se reunían para disfrutar de conversaciones acompañadas de café, horchatas y, por supuesto, deliciosos dulces».

Aunque La Palma ya no está en funcionamiento, su influencia perdura en la memoria colectiva de la ciudad, y la presencia de las torrijas este año evocó recuerdos entrañables para muchos.

El proceso de preparación de estas delicias es un arte en sí mismo, y Bueno comparte con nosotros algunos detalles sobre su elaboración. «Las torrijas son una parte esencial de nuestra tradición gastronómica durante la Semana Santa», nos dice.

«Nuestra receta es simple, pero deliciosa».

Cerca de 1.000 bocadillos para los miembros del cortejo procesional

Desde el remojo de la masa en una mezcla aromática de leche, canela, limón y azúcar, hasta el momento de freírlas y bañarlas en almíbar o espolvorearlas con azúcar y canela, cada paso se ejecuta con dedicación y cariño, respetando así la autenticidad de esta tradición culinaria.

Pero las torrijas no son el único aspecto dulce de la Semana Santa en Melilla. Bueno también nos revela el compromiso del equipo con la comunidad durante estos días festivos, preparando bocadillos para los participantes de las procesiones.

«Es un trabajo arduo, pero gracias al esfuerzo de nuestro equipo, logramos satisfacer las necesidades de quienes participan en estos eventos tan importantes para nosotros. Como parte de nuestro compromiso con la comunidad durante la Semana Santa, preparamos bocadillos para los miembros del cortejo procesional. Esto incluye una variedad de opciones, como bocadillos de jamón york, atún, mortadela, queso, entre otros” , comenta.

«Estamos preparando una cantidad considerable de bocadillos para los participantes de las procesiones. El lunes, por ejemplo, preparamos alrededor de 150 bocadillos, el miércoles unos 250 o 300, y el viernes, que es el día más intenso, cerca de 500 bocadillos. Son números significativos que reflejan la magnitud de nuestro compromiso con la comunidad durante estos días tan especiales», asevera.

La Semana Santa es mucho más que procesiones y celebraciones religiosas. Es una oportunidad para reunir a la comunidad en torno a tradiciones compartidas, como la gastronomía y las prácticas culturales arraigadas en la historia de la ciudad

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Elsa Almendros

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