La playa es la reina del ocio y el disfrute cada verano. Cuando llega el buen tiempo, familias enteras y pandillas de amigos acuden al litoral para pasar el día junto al mar, broncearse, refrescarse de las altas temperaturas y divertirse en la zona de agua o de arena. Pero la falta de concienciación y civismo por parte de algunos usuarios amenaza con arruinar un buen día de playa, como ya ha ocurrido en varios casos en el arranque del verano. Según han confirmado a MELILLA HOY fuentes del servicio de salvamento y socorrismo, muchas de las incidencias que se están registrando son provocadas por descuidos en la vigilancia de menores y por vertidos de residuos en la playa. Hasta ayer, día en que se cumplió el primer mes de servicio de salvamento de este año, los socorristas han tenido que intervenir ya en varios rescates por contratiempos protagonizados por niños de corta edad en la zona de la orilla. El fin de semana pasado, el primero de temporada alta de 2014, los socorristas sacaron del agua a una niña de apenas dos años y medio que no estaba siendo vigilada por los adultos que la habían llevado a la playa.
El lunes ocurrió algo parecido con otros dos menores, que se vieron en problemas en el agua y dos adultos acudieron en su ayuda, pero al no saber nadar tuvieron que ser socorridos también. Al final el descuido se tornó en un rescate múltiple de cuatro personas en la playa de la Hípica que no fue a más gracias a la rápida intervención de los técnicos de salvamento que cubren nuestras playas.
La supervisora del servicio de salvamento, Inmaculada Morales, insistió en la necesidad de que los adultos que acompañan a los menores en las playas tengan más prudencia y no descuiden la vigilancia de los pequeños, ya que “en la playa hay tres puestos para cubrir a unos 1.500 bañistas y los socorristas , por muy bien que hagan su trabajo, no pueden tener mil ojos”.
A ello hay que sumar el hecho de que los vigilantes están observando de manera permanente la zona del mar en la que los bañistas ya no hacen pie, que es donde pueden tener problemas en caso de fatiga, calambres, lesiones o picaduras, momento en el que la acción del socorrista es vital. “No podemos estar pendiente de la orilla, donde se supone que los padres, las madres o los tutores de los niños están pendientes de ellos”, subrayó Morales para hacer ver que en estos casos, la concienciación y responsabilidad de los adultos es vital para evitar un fatal desenlace en la playa.
La falta de civismo
“Llevamos muy poco de temporada y ya son varios los rescates importantes que hemos tenido que llevar a cabo”, explicó la supervisora del equipo de socorristas de las playas de Melilla, donde también están destacando de manera llamativa las intervenciones por heridas que podrían haberse evitado si los usuarios fueran un poco más civilizados. Una de las incidencias estrella en las últimas semanas están siendo las quemaduras, y no de sol precisamente, sino de fuego, a pesar de que la normativa impide hacer barbacoas y otras actividades donde haya que encender brasas.
Sin embargo, el carboncillo que se emplea para hacer funcionar las cachimbas no está considerado como fuego, de modo que hay un vacío legal que impide sancionar a quienes van a la playa para fumar, actividad que se está poniendo de moda últimamente. El problema está en que al terminar, muchos tiran el carboncillo en la arena, que se queda incandescente y termina ocasionando quemaduras a los usuarios de la playa que tienen la mala fortuna de pisarlo con los pies descalzos.
Ya se han dado varios casos de este tipo, uno de los cuales informó ayer MELILLA HOY, y que recuerdan mucho a otros de cortes y heridas por cristales, latas y otras basuras vertidas en la arena. Lo mismo ocurre con los anzuelos olvidados en la orilla por los aficionados a la pesca, que el año pasado fueron objeto de muchas quejas. En este 2014, los socorristas ya han tenido que atender al menos tres o cuatro casos de anzuelos, aunque podrían haber sido más porque algunos usuarios de las playas pudieron detectarlos a tiempo antes de que alguien terminara clavándoselo. Hay que recordar que el consejero de Medio Ambiente, José Ángel Pérez Calabuig, ya advirtió hace un mes que prohibiría la pesca en la playa si este año volvían a darse casos de anzuelos olvidados en la orilla.
Pero una de las actuaciones que más se repiten en los partes del servicio de salvamento es la cura de picaduras de medusas. Esta temporada se están dando más casos que en las anteriores, en las que esta incidencia fue también muy numerosa. Solo en el pasado fin de semana se registraron alrededor de medio centenar de picaduras, muchas de ellas entre los participantes de la travesía a nado, que tuvieron que ser subidos a las embarcaciones de salvamento por esta causa o por fatiga.
El retraso de las pasarelas
Además de tener que atender incidencias y casos de emergencia, los socorristas también recogen quejas de algunos de los usuarios que se ven con problemas en la playa. Es el caso del colectivo con movilidad reducida, que el pasado fin de semana no pudo siquiera acceder a la arena porque las pasarelas no estaban colocadas a estas alturas del verano, ni tampoco estaban disponibles los carritos para que puedan meterse en el agua.
El retraso en el equipamiento de las playas ha sido una constante desde el inicio del buen tiempo, lo que también tiene otros efectos secundarios, como es el hecho de que se están dando casos de propietarios de perros que acuden con sus mascotas a la playa a pesar de que está prohibido. Sin embargo, tampoco están puestos aún los carteles que indican que no está permitido el acceso de animales, lo que provoca situaciones en las que los socorristas llaman la atención a los dueños y éstos aluden a la falta de información para hacer caso omiso.
