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La estación marítima tuvo un sobrecoste de nueve millones, un 77% más, según una auditoría

Una auditoría de contraste encargada por la Autoridad Portuaria de Melilla apunta a que las obras de la estación marítima, que se construyó entre 2005 y 2009, tuvieron un sobrecoste de casi 9 millones de euros y duplicó el plazo de ejecución por el que fue adjudicada, además de sufrir una rebaja de las calidades empleadas. El presidente de la Autoridad Portuaria, Víctor Gamero, dio a conocer en rueda de prensa las conclusiones de esta auditoría, que calificó como “demoledoras”.

El puerto ya ha hecho llegar esta información, recogida en la auditoría, a la Administración de Justicia y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que inicien las diligencias que consideren.
Además, también ha hecho llegar la información de la auditoría a la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), ya que esta obra fue cofinanciada con más de 9 millones de fondos europeos; y al Servicio Nacional de Coordinación Antifraude (IGAE).
Gamero explicó que la contratación de esta auditoría de contraste fue encargada por la Autoridad Portuaria tras tener conocimiento por la prensa de que había una investigación policial abierta por obras de OHL, empresa a la que se adjudicó la obra de la estación marítima, sobre la que apuntó que creó “mucha controversia” por diferentes problemas.
Uno de ellos, cuando el techo de la estación marítima se voló en mitad de un temporal de viento. Gamero explicó que en la auditoría se indica que en el proyecto original era de hormigón, pero fue sustituido por uno de chapa “de gasolinera”, si bien el coste no disminuyó, pese a que su coste es “mucho más barato” al tener una calidad inferior.

Algunos de los cambios
“Las calidades dejan mucho que desear”, aseveró el presidente de la Autoridad Portuaria para señalar que también se dieron cambios de este tipo con los micropilotes de la cimentación, que aumentaron en un 240 % la partida sin que al final se sepa cuáles fueron utilizadas.
Otros cambios se produjeron con el aire acondicionado, para el que estaba proyectado un cerramiento de lujo para integrar el edificio con el entorno del recinto amurallado, si bien terminó colocándose en el techo, “destrozando el skyline de Melilla la Vieja”. Los ascensores de carga, los revestimientos verticales o las demoliciones, que aumentaron un 50 %, fueron otras de las modificaciones.
Estas “alteraciones en las calidades”, según Gamero, estaban en un proyecto modificado de 3.248.000 euros, una cuantía económica “exagerada” que suponía un 21 % del presupuesto de adjudicación de la obra, que había sido de 14.978.000 euros, si bien después hubo otro proyecto complementario por otros 3 millones de euros.
Al final, según apuntó Gamero, la obra costó a la Autoridad Portuaria 26 millones de euros por un sobrecoste de casi 9 millones de euros, lo que supone un aumento del 77 % y, pese a ello y a que ambas partes firmaron un documento por el cual acordaban que no había cantidades pendientes, a los seis meses de terminar la obra, la empresa presentó una reclamación de 6 millones de euros, de los que el puerto pagó 1,7.

El doble de plazo de ejecución

Otra de las cuestiones reseñadas en la auditoría es que el plazo de ejecución, que fue uno de los factores clave para la adjudicación, pasó de 17 a 36 meses, pese a que los cambios realizados se justificaron “para ahorrar tiempo”.
Además, Gamero indicó que en la auditoría se habla de que “se han realizado obras de modificación sin permiso del órgano de contratación y sin aprobación del gasto hasta su liquidación”, ya que “se desconoce quién ha autorizado esas obras”, que “se han sobrevalorado”, y sobre las que “se han realizado procedimientos inadecuados” y “pagado importes indebidos al contratista”.

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Redacción

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