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Desde mi Balcón

La dogmatización de los alimentos

melillahoy.cibeles.net fotos 1169 Juan Carlos Perez Lanzac

Antes de los años 80 y 90. la gente iba al mercado o a las tiendas de alimentación y compraba lo previsto para el día, sin más planteamientos. Se comía de todo y nadie sufría de la neurosis de la alimentación. Me acuerdo que el aceite de oliva no estaba muy considerado, ni las sardinas, pues se pensaba que contenían mucha grasa. A la sal tampoco se le daba mucha importancia.

El cerdo era la base de la alimentación sobre todo en el medio rural, donde por el mes de noviembre y diciembre se hacían las matanzas de los cerdos en las propias casas. Existía la figura del matarife, encargado de sacrificar al animal y las señoras matanceras, especialistas en trasformar las partes del cerdo en sus derivados. Ese día se comía asadura con tomate. Y al final del día todo estaba terminado y los productos se colgaban en cámaras, para el año.

También se consumían verduras, y pescado pero menos, y muchos platos con huevos, dulces, frutas. El agua provenía de las fuentes públicas. Los análisis de sangre se hacían cuando el médico intuía, alguna patología y las cifras normales de la glucosa, colesterol etc. era más elevadas. La gente comía pero sin miedos. Con la aparición de la cadena de frio, las cosas fueron cambiando, de forma acelerada y las técnicas de conservas, desplazaron a la sal y al hielo como conservantes.

Con el trascurso de los años, aparece la televisión, aumentan las emisoras de radio y se inicia una etapa de publicidad de consumo de alimentos. Pero aparece la investigación en el área de nutrición y resulta que el aceite de oliva y las sardinas son buenísimos alimentos. La bioquímica se perfecciona y nos proporcionan nuevos descubrimientos sobre el contenido de los alimentos y las casas comerciales comienzan a mercantilizar alimentos con propiedades específicas.

Comienza una propaganda brutal en el área de la alimentación y el ciudadano toma conciencia, se culturiza y elige su alimentación en base a los conocimientos que va adquiriendo con la propaganda. Se crean dogmas y falsos axiomas. Hay que consumir pescado azul, para el corazón, hay que consumir frutos secos por los omegas 3, nueces para el cerebro, cítricos por la vitamina C, plátanos por el potasio etc. EL vino tinto para las arterias. Por otro lado aparecen productos sanitarios que no están clasificados como medicamentos y esto ha resultado ser un mundo. Que si el colágeno, que si el ácido hialuronico, el magnesio, la glucosamina para los huesos, vitaminas y toda clase de combinaciones de medicamentos a un precio poco accesible para la mayoría y que en realidad no son necesarios, pero la gente los compra.

Como la salud es lo más importante de la vida, el ser humano recurre a lo que sea y entra en el mercado de todos estos productos que son consumidos, no para curar, sino “por si acaso”. El final ha sido el establecimiento de una especie de neurosis colectivas, por la obsesión de la salud y en realidad todos estos productos no nos van a alargar la vida, si acaso minimizar algunos padecimientos. Los valores normales en sangre de nuestros parámetros bioquímicos, se han bajado con lo cual, las personas que presentan un nivel por ejemplo de colesterol un poco por encima de 200, deben tomar el medicamento correspondiente para bajarlo. Cuando yo estudiaba, el colesterol normal era 200 mas la edad. Estos valores ahora serian una barbaridad.

El resultado es que la medicina se ha mercantilizado y la sociedad medicalizado. Cuando me pongo a consultar mis libros de la carrera, compruebo que la Creación ha puesto a nuestra disposición todos los alimentos para el correcto funcionamiento de nuestro organismo. Pero además, nuestros órganos y células, toman lo que le es necesario y lo que les sobra, lo elimina principalmente por la orina.

No es buena esta situación. Se hace necesaria una buena cultura en las formas de alimentarnos y esto se inicia en los colegios y evitando las propagandas que prometen falsas expectativas. Hasta que no reconvirtamos el sistema de cultivo convencional al sistema ecológico, seguiremos padeciendo los efectos secundarios de los alimentos. Porque al fin y al cabo los alimentos son nuestros medicamentos. No entiendo porque tienen que pasar décadas para que las personas pasemos de un estado a otro mejor. Sé que existe un gran comercio de venta de productos químicos para la agricultura, pero también se, que pueden ser sustituidos por productos ecológicos.

Existen infinidad de leyes prohibitivas en lo que atañe a la salud del ciudadano, se me ocurre la ley del tabaco .No hace falta ser médico, ni farmacéutico, ni veterinario, para ser consciente que ingerimos mucha química diariamente. Los sanitarios si sabemos la relación entre la química y la enfermedad. Los políticos lo saben y no promueven campañas de consumo de productos ecológicos, pero si consienten los anuncios de medicamentos. ¿Qué clase de sociedad es la que se ha creado, que herencia les dejamos a nuestros hijos y nietos, que genética van a heredar?

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