La Ciudad Autónoma invertirá 775.175 euros en un proyecto de adecuación de la solera y los muros de la desembocadura del Río de Oro, que permitirá la mejora de la situación actual en sus últimos 275 metros, comprendidos entre el puente de Triana y la playa de San Lorenzo. Esta actuación permitirá, en palabras del presidente melillense, Juan José Imbroda, “dignificar” el Río de Oro integrándolo en su entorno urbano y dándole una mayor utilidad social, dado que el cauce conectará con el Sendero Verde y albergará en su desembocadura unas pistas deportivas, según explicó el consejero de Medio Ambiente, José Ángel Pérez Calabuig. Imbroda y Calabuig presentaron ayer este proyecto, que podría ser una realidad para finales de este año, teniendo en cuenta que tiene un plazo de ejecución de seis meses y que todavía queda por llevar a cabo todo el procedimiento de adjudicación. A finales de mayo podría tener ya empresa que lo desarrolle, según los cálculos del presidente de la Ciudad Autónoma, que aplaudió el proyecto porque además de ser “bonito”, también permitirá resolver algunos problemas y deficiencias que plantea el Río de Oro en la actualidad.
Uno de ellos es la acumulación de agua en determinados puntos, que provoca su putrefacción y, como consecuencia, problemas sanitarios que generan multitud de quejas de los vecinos por los malos olores y la aparición de insectos, sobre todo mosquitos.
Para solucionarlo, la Consejería de Medio Ambiente ha ideado dos actuaciones: por un lado, la adecuación de la solera de hormigón que tiene actualmente para eliminar los puntos bajos intermedios que provocan las charcas de agua estancada. Por otro, Medio Ambiente convertirá el tramo final del cauce en un estanque con una fuente ornamental iluminada de unos 720 metros cuadrados de superficie y 50 centímetros de profundidad, que estará situada a la altura del Burger King, junto al puente de la Policía Local, donde se unen los paseos Ginel Cañamaque y Mir Berlanga.
Esta fosa permitirá renovar el agua embalsada mediante bombeo con unos chorros de agua verticales y en parábola, que ayudarán a que el agua esté en movimiento y oxigenándose. La idea es útil especialmente en verano, época donde es más habitual que el agua se quede estancada, evitando así que puedan mantenerse las larvas de mosquitos.
Otro de los ejes de este proyecto será solucionar algunas deficiencias que existen actualmente en el Río de Oro. Una, el recrecimiento de los petos superiores de los muros, que están muy bajos, por debajo incluso de los 1,15 metros que indica la normativa vigente. Además, uno de ellos está más bajo que el otro, lo que hace que salga el agua del cauce más por el margen izquierdo que por el derecho, dando lugar a riesgo de desbordamientos cuando llueve mucho.
Imbroda reconoció que de esta manera, se adecuarán los muros de encauzamiento para que estén “en condiciones” y no como ahora, que “se caen”. En concreto, se demolerán los petos de los muros existentes y se sustituirán por muros de mampostería de piedra caliza rematados por albardilla.
Integración
Una de las ideas en las que más incidieron Pérez Calabuig e Imbroda fue en la integración del Río de Oro con su entorno urbano que se va a poder conseguir gracias a varios detalles de este proyecto. Uno de ellos es que el estanque de la desembocadura, al igual que los muros laterales de encauzamiento, estarán iluminados y, de este modo, serán una continuidad de los Jardines del Agua, situados en uno de los laterales de la desembocadura.
Otro factor es que la solera de hormigón se va a colorear pintando sobre ella pistas deportivas de fútbol y baloncesto, que serán útiles para la práctica deportiva porque el cauce tendrá poca pendiente, a excepción de la zona central para recoger el agua que pueda haber cuando no llueva.
En este punto, Imbroda descartó la idea que se había tenido en un principio para instalar pistas con su equipamiento en la desembocadura del río, ya que la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) no ha dado autorización por considerar que cualquier obstáculo en el Río de Oro puede dar lugar a problemas y riesgos en una venida de agua.
De todos modos, las pistas sí estarán pintadas en el suelo “y quizá se pueda poner alguna canasta”, señaló Imbroda antes de apuntar como posibilidad que en verano se pueda utilizar la desembocadura para desarrollar actividades “con instalaciones de quita y pon” como se hace en la playa.
Para ello, se habilitará un paso para que los ciudadanos que quieran puedan aprovechar el cauce del Río de Oro como un lugar de esparcimiento, bien para hacer ejercicio, pasear con las bicicletas o caminar hacia el Sendero Verde desde las escolleras.
“No hay más hormigón”
El consejero de Medio Ambiente quiso anticiparse a las posibles críticas que podrían darse de organizaciones ecologistas al asegurar que con este proyecto no habrá más hormigón del que ya hay en el cauce del río. “Es el mismo hormigón que ya hay ahora, solo que vamos a sanearlo”, comentó al recordar que en este proyecto se ha recogido la petición de Guelaya para que el Río de Oro forme parte del Sendero Verde conectando desde la zona de las escolleras.
Además, recordó que la CHG ya hizo una actuación de este tipo en el cauce a la altura del Parque de Bomberos, donde puso “la misma losa de hormigón” que ahora se quiere poner en el tramo final, desde el puente de Triana, en una superficie total de 10.200 metros cuadrados. El espacio, por lo tanto, es muy amplio, aunque el consejero señaló que el proyecto no es dificultoso porque son “pocas unidades”.
Pérez Calabuig explicó que con esta actuación se sustituye el antiguo proyecto que la Ciudad Autónoma quería llevar a cabo para cubrir el Río de Oro, que se ha descartado porque “es muy caro y ahora no es momento de hacerlo”. Además, con esta obra se mantendrá la capacidad hidráulica del río, que es de unos 800 metros cúbicos por segundo y que la CHG pidió que no quedara afectada.
En opinión de Imbroda, este proyecto “una solución muy bonita” para el Río de Oro, que “muchas veces está en malas condiciones por todo lo que arrastra” desde su nacimiento, lo que permitirá “dignificarlo” y abrirlo a la sociedad melillense, que podrá pasear por el cauce y hacer ejercicio en las pistas deportivas pintadas en el hormigón.
