Con este artículo quiero hacer referencia a otro que publiqué con anterioridad, precisamente, en este medio de comunicación titulado “El Rey y el Estado”. Yo, hacía referencia a un rey que debía mantener un contacto periódico con todas las fuerzas políticas del país para mediar entre ellas e integrar a la Monarquía española con mayor rigor y seriedad en el futuro de la nación. Si bien, al parecer, Felipe VI ya ha manifestado que estas son sus intenciones. No lo es menos, que desde mi punto de vista, esta actividad no debe de ser flor de un día, en concreto, algo que se haga una sola vez a modo de presentación al inicio de un Reinado, sino de una mediación periódica, y también a modo protocolario, anual en el propio Parlamento. Y si para este menester es necesario proponer un cambio constitucional, que se haga. No olvidemos que el Rey no lo es solo de los españoles que han votado al presidente del Gobierno, sino de todos los ciudadanos y es por ello, por lo que debe de conocer cómo se ve España políticamente desde todas las perspectivas. Además la implicación directa del Rey en la política militar del País, es algo necesario en nuestra nación, dadas las circunstancias en las que vivimos, ya que inquietan a la ciudadanía.
En algunos países la Monarquía no es necesaria, pero una monarquía fuerte en este país, advierto que sí lo es, porque es una institución que nos une. Y no olvidemos que el carácter latino y sureño en general, al margen de sus circunstancias políticas y geográficas, es muy independentista e individualista por naturaleza.
En lo que se refiere a los diferentes credos religiosos existentes en nuestra nación, creo que la actitud de nuestro monarca debería de ser la misma que la que, al parecer, quiere llevar a cabo en la política. Además de crear, de común acuerdo en el futuro, un Consejo Religioso Nacional, en el que su Majestad fuese el mediador perenne, para que todos los diferentes devotos de las diferentes creencias nos llevemos bien en un Estado de Derecho y espacio común. Según mi parecer, éstas son las tres grandes funciones que debe de ejercer el futuro monarca en nuestro país y todo indica que hemos tenido un buen comienzo.
