Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Logo de Melilla hoy

Atril Ciudadano

La atención al paciente de Alzheimer

Ante la situación que estamos viviendo con la pandemia del covid-19, nuestro estado de ánimo, nuestros sentimientos, nuestro ritmo de vida… van cambiando. A veces nos sentimos eufóricos y otras deprimidos.
El enfermo con demencia, sobre todo en las fases iniciales, presenta un bajo estado de ánimo, pudiendo a veces desarrollar una auténtica depresión que necesita de un tratamiento específico. La depresión forma parte de la propia enfermedad, pudiendo aparecer de forma reactiva, al ser consciente el propio enfermo de lo que le está ocurriendo.

Este estado de ánimo deprimido se caracteriza, entre otros, por los siguientes rasgos:
Apatía. Todo le da igual, no tiene ilusión por nada, nada le interesa o le hace feliz.

Pérdida de actividad e iniciativa. Deja de hacer actividades que antes le interesaban como coser, caminar, jugar, etc. Dificultad de concentración. Especialmente en aquellas tareas que necesitan mantener la atención como por ejemplo la lectura. Tristeza, incluso lloran sin motivo aparente. Aislamiento. No quieren salir de casa, ni relacionarse con personas cercanas. Pérdida de autoestima. Dificultar para conciliar el sueño por la noche y aletargamiento por el día.

Para comunicarse con ellos, hay que usar frases cortas, sencillas y en un tono de voz apropiado, pero sin gritarles. Debemos intentar que participen en aquellos eventos que antes le interesaban, buscar nuevas actividades que le puedan gustar y que sean adecuadas a su nivel de deterioro, tanto dentro de casa como fuera de ella, pero sin forzar la situación. Debemos intentar que el enfermo esté acompañado durante el mayor tiempo posible, sobre todo en las fases más graves de la enfermedad, momentos en los que inevitablemente se requerirá de una atención 24 horas al día.

Un enfermo con Alzheimer, u otro tipo de demencia, acaba por perder la capacidad del control social. Personas que antes se comportaban normalmente, ahora van a sufrir cambios sorprendentes que no entendemos. Por ejemplo, alguien que era tímido, se dirige a desconocidos de forma inapropiada. La primera reacción ante hechos de este estilo es de rechazo y enfado con el enfermo, pero hay que saber que se trata de síntomas de la enfermedad.

Vivimos en una sociedad en el que el ritmo de vida actual es duro y exigente, pero es importante realizar nuestro trabajo en comunidad, sin olvidar que existen limitaciones personales, para no vivir en constante tensión. Debemos convencernos de que no somos imprescindibles, aceptar que no podemos llegar a todos, aunque lo deseemos, y tomar conciencia de que los problemas tienen solución si participamos en la erradicación de las causas y colaboramos en sus remedios.

Porque una sociedad más justa y solidaria depende de la responsabilidad de cada uno de sus miembros.

Loading

Más información

Scroll al inicio

¿Todavía no eres Premium?

Disfruta de todas
las ventajas de ser
Premium por 1€