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José Palazón recupera la consciencia tras el infarto cerebral del pasado viernes

Menores y jóvenes de la calle tras conocer la noticia de que José Palazón había despertado

El presidente de Prodein, José Palazón, recuperó ayer la conciencia tras el infarto cerebral del pasado viernes. El activista, que permanece en la UCI, será trasladado a planta en las próximas horas si continúa sin sufrir complicaciones respiratorias. Según informaron fuentes cercanas, reconoció sin problemas a sus familiares y amigos y tiene movilidad en las extremidades. La noticia corrió como la pólvora en la calle, donde menores y jóvenes marroquíes llevaban días preocupados por el estado de salud de Palazón. José Palazón, presidente de Pro Derechos de la Infancia (Prodein), por fin ha despertado. En contra del diagnóstico pesimista que ofrecieran los médicos el pasado viernes después de que sufriera un infarto cerebral, su compañera de vida y batallas, Maite Echarte, le encontró consciente y con los ojos abiertos cuando ayer acudió a verle a primera hora de la mañana.
En la visita del mediodía ya gastaba incluso bromas, haciendo gala del humor que le caracteriza, como apuntaron a este diario fuentes próximas al activista. Ha recuperado la movilidad en las extremidades y, si en las próximas horas no hubiera complicaciones respiratorias, entre hoy y mañana sería trasladado de la UCI a planta.

Reacciones en la calle
La buena noticia tampoco tardó en salir a la calle, donde decenas de niños, adolescentes y jóvenes marroquíes llevaban días pendientes del estado de salud del líder de Prodein. Para ellos, no existe nadie en Melilla como José Palazón. «Nadie nos ha tratado con tanto cariño», aseguran. Según manifiestan, es lo más parecido a un padre que han encontrado al otro lado de la frontera.
«Es muy, muy, muy, muy buena gente», dice Mohtar sobre él. Este menor de 13 años recuerda que conoció a Palazón a las pocas semanas de llegar a Melilla, hace aproximadamente unos 12 meses. «Una vez me caí y me hice mucho daño en la pierna. Él me encontró y me acompañó a Urgencias», rememora. Según asegura el chico, si pudiera mandarle un mensaje le pediría que «no fume porque es muy importante que se cure». Él y sus amigos le esperan.

Celebrar la noticia
Mientras Mohtar habla, Amin asiente con la cabeza. Este segundo menor, de 17 años, sostiene que «sin José no podríamos estar en Melilla». Explica que es posible verle a menudo dando comida a los chicos de la calle y haciendo lo posible para que pasen un buen rato, ya sea gastando bromas o entreteniéndolos con su inseparable cámara de fotos. «Estoy muy contento por saber que ha despertado. Vamos a decírselo al resto de los niños y lo vamos a celebrar con una comida», afirma con una sonrisa dibujada en su rostro.
Palazón no sólo dedica su atención a los menores no acompañados. Los jóvenes de la calle también agradecen el trato del activista. Abdessamad, de 20 años, salió del reformatorio con la residencia caducada hace algunos meses. El fundador de Prodein lleva desde entonces ayudándole para intentar que se regularice su situación. «Le conozco desde hace muchos años. Él fue la primera persona que nos compró un borrego para que los niños de la calle celebráramos la Pascua Grande. Siempre nos da consejos y su cariño. Piensa mucho en nosotros», comparte el joven ex tutelado.

Mensajes para Maite
Los chavales de la calle también se acordaron de Maite al conocer la buena noticia. Ella es la cara menos visible de Prodein, pero lleva décadas defendiendo junto a su pareja los derechos humanos de aquellos más vulnerables de la frontera sur. «Sentimos mucho que lo haya pasado mal, pero ahora tiene que estar tranquila», le aconseja Oussama, de 17 años. «Ella también es como una madre para nosotros», añade Abdessamad.

Un hombre bueno
José Palazón, reconocido con el galardón de Derechos Humanos Nacho de la Mata 2016, se ha ganado a pulso el título de persona ‘non grata’ para la Ciudad Autónoma por denunciar durante décadas las vulneraciones que considera inaceptables. De la calle, sin embargo, se lleva el cariño y el agradecimiento de los más desprotegidos, el de los inmigrantes de todas las edades y todas las procedencias, el de los menores que, cuando crezcan, no olvidarán que Melilla no habría sido la misma de no ser por este hombre bueno.

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Irene Quirante

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