El fin de semana se desarrolló casi en su totalidad en los pinares de Rostrogordo, que se convirtieron en el punto álgido de la celebración de la romería del Rocío. El camino del Rocío se hizo lento para los que se retrasaron en su incorporación o para los que tan sólo gozaron de la visita esporádica de la fecha. Sin embargo, el ambiente que reinó en dicha edición superó el de años anteriores. El único sobresalto que se llevaron los rocieros fue la muerte de uno de los caballos, cuando estaba a punto de llegar al lugar central de los pinos. El animal, cayó al suelo tras hacer un "caballito" y se desnucó, falleciendo repentinamente. Por todo lo demás la romería fue un éxito y se gozó de un sol radiente que permitió que la fiesta continuara prácticamente durante toda la jornada dominical.
