La consejera de Cultura, Elena Fernández Treviño, dio cita a los medios en el Hospital del Rey, no sólo para presentar el logotipo ganador, sino para clausurar también la exposición “Transfronteras”, que ha cerrado la semana de la diversidad de Melilla, una semana que, según Fernández Treviño, ha tenido un éxito muy importante, un primer paso enorme que ha abierto ventanas desde la Consejería de Cultura, no sólamente a la ciudad de Melilla, para mejorar la convivencia, sino también al territorio nacional y, por qué no decirlo, al mundo entero”. Se han presentado 45 participantes, donde algunos presentaron varios modelos de propuestas, resultando ganador por unanimidad, el logotipo que representará a la Consejería de Interculturalidad de Melilla, del autor Gustavo Navarro.
El logo representa, según Fernández Treviño “las simientes de las cuatro culturas y cómo éstas luego van creciendo para una Ciudad que como mínimo ahora tiene seis culturas”. La propuesta ganadora también contempla la representación de un “eficio/templo modernista en el recuadro más grande”, donde se ha jugado con las columnas de la imagen para realzar con la letra “M” el nombre de Melilla y con “un uso de los colores que también aportan mucha simbología a nuestra localidad”, además de un engranaje que nos hace pensar que la Ciudad, “entrelaza esas culturas”, asegura la consejera de cultura, que finalizó su intervención felicitando al jurado por su elección, del que formaron parte, Rafael Robles (presidente), Álvaro Sola, María Jesús Cobreros y Mordejay Guahnich y sobre todo, a Gustavo Navarro, por su trabajo, a quien comentó que “a partir de ahora, todas las líneas de trabajo de la Dirección General de Relaciones Interculturales de la Consejería de Cultura, llevará este sello”.
Descripción de la obra ganadora, según su autor
En este sentido, Gustavo Navarro, comunicó sentirse “muy contento” de que un diseño suyo pueda formar parte de la seña de identidad de esta Dirección General.
Sobre su trabajo ganador, destacó ser una “síntesis de las piezas de un puzle, donde he evitado la agresividad de los vértices, redondeando las puntas y donde he querido simbolizar la unión intercultural, compactando el conjunto en una única pieza”. Añade que “el conjunto de piezas de colores genera una flecha que señala hacia la izquierda, mostrándonos el valor de la unión, sin dejar pasar por alto el pasado y los orígenes de cada cultura”.
