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La Columna de Salido

Gracias Xavi, moltes gràcies

melillahoy.cibeles.net fotos 1233 Antonio Salido

Valdano dijo de él que era el jugador más inteligente del mundo. El filósofo del futbol suele acertar por sus muchos conocimientos pero, con Xavi bordó el comentario. Son muchos mis escritos publicados ya en esta “columna” que me brinda Melilla Hoy, que del mismo modo que lo hacía anteriormente en otro diario melillense comencé relatando vivencias reales de nuestra patricia chica (en extensión), pero grande, muy grande en todo lo demás y muy especialmente por los que hemos sido y son sus habitantes en el transcurrir del tiempo.

Luego he ido alternando escritos sobre actualidad política y social, algunos también deportivos (los menos).

Aunque no tenga nada que ver con Melilla, aunque sí por cercanía de su padre Joaquín Hernández, natural de Almería que emigró a tierras catalanas llegando a jugar también al fútbol en el equipo vecino del Sabadell, su madre catalana, María Mercè Creus. Gran “goleador” su padre, 6 hijos, 4 hombres y dos mujeres. Xavi nació un 25 de enero de 1980, por lo tanto tiene 35 años actualmente. Debutó con el Barcelona de Van Gaal (“siempre positifoo, nunca neganifoo”) en el primer equipo el 18/08/98, era un partido de Supercopa española contra el Real Mallorca. Ese mismo año, el 3 de octubre debutó en liga de primera división en Mestalla contra el Valencia, con el resultado de 1-3 y esa misma temporada la culminó con un gol en Valladolid, 0-1 que dio el título de liga al Barça de sus amores y del mío.

Nació en Tarrasa (Terrassa en Catalán), llamada también la ciudad egarense, derivada de la que fundaron los romanos como Égara, de ahí que en muchas ocasiones se haya denominado a los diferentes equipos de la ciudad como los equipos “egarenses”, uno hubo muy famoso de hockey sobre patines que se llamaba o se llama aun el “Egara”.

Ahora, Xavi Hernández. Se despide coronando una larga etapa marcada por los títulos y, fundamentalmente, por su fascinación internacional moldeada en base a un estilo único y posiblemente irrepetible. En mis tiempos de niñez en Melilla recuerdo que sí que ganaba algunas ligas y algunas copas de España de “innombrable recuerdo”, algunas copas de Feria. Posteriormente, encontrándome ya trabajando precisamente en Cataluña, los aficionados culés no disfrutamos en exceso de muchos títulos, hasta la llegada de Cruyff y aquella primera copa de Europa del año 1975 (si no recuerdo mal).

Nuestras simpatías por el Barça no descansaban en las vitrinas ni en la euforia seductora del equipo ganador. Era un sentimiento que fundaba su razón de ser en los colores y en la voluntad de ser barcelonista asumiendo la cronificación del subcampeonato y alguna Recopa de Europa. Pero llegó sobre todo la generación de Xavi. Sin él cuesta entender la gran faceta triunfadora del Barça y de la propia selección española. Pero, más allá de los casi 30 trofeos <> que ha levantado Xavi como gran capitán, hay más. Xavi ha representado la cordura, la lealtad a unos valores y la convicción de que este deporte puede y debe ser ejemplarizante para los más pequeños. Aunque fue una decisión controvertida el Príncipe de Asturias de los Deportes que compartió con otro gran jugador y mejor persona, Iker Casillas, premiaba una manera de entender el juego limpio ante los fanatismos y la polarización de los extremos que tantas veces ganan la partida en este país. Dos rivales eternos pero amigos personales decidieron romper hielos absurdos, y tender puentes sobre aguas turbulentas que siempre remueven aquellos que no entienden el primer y último sentido del deporte (y también del fútbol): La convivencia, el compañerismo y un determinado sentido del honor vinculado al respeto entre adversarios.

Sin ir más lejos, recordamos a Xavi, junto a ese otro titán llamado Carles Puyol, reprochando a algunos de los suyos un exceso de payasadas en la celebración de un gol ante un rival más humilde (sino recuerdo mal ante el Rayo Vallecano) al que ya endosaban algunos goles más, algo parecido también a aquella celebración del cuarto gol conseguido por el Real Madrid en la final de Champions anterior contra su eterno rival el Atlético de Madrid, gol que fue de penalti con el tiempo más que concluido y allá que fue Don Cristiano a descamisarse, lucir pectorales y tableta con su gesto y grito “tarzanesco”, en ambos casos, sobraban esos gestos de “personas” que desconocen el don de la deportividad. En un mundo, el del fútbol profesional, no exento de incidencias estructurales como son sus propios contratos multimillonarios, etc., resulta gratificante hallar personas que, en la cumbre de su gloria, aportan otros valores claramente positivos.

Volviendo a lo estrictamente futbolístico, dicen que Xavi tiene una mirada innata diferente. Mira abriendo el angular y percibe todo lo cuanto hay anticipando lo que va a haber. Por eso no proyectaba fútbol sino dibujos animados de alta calidad. Aunque tu padre fuese de Almería, te lo digo en catalán GRÀCIES XAVI.

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