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Gestión burocrática contra gestión empresarial

MELILLA HOY 16 03 2024

Carta del Editor MH, 16/3/2024

Enrique Bohórquez López-Dóriga

 

¿Inactividad, sobrevenida o intrínseca, en el Gobierno de Melilla? Entiendo -y creo que la mayoría de la población melillense también lo entiende- que la herencia, muy mala, del anterior gobierno tripartito recibida por el actual gobierno de Melilla, el “Gobierno Imbroda”, según denominación interna, es una pesada losa que dificulta la gobernabilidad presente. Pero, ¿para qué vale entonces la experiencia, la muy larga experiencia, el mantenimiento en el Gobierno de los que tienen mucha experiencia, razón esgrimida por Juanjo Imbroda para apenas cambiar su Gobierno, que, además y dado que no somos Comunidad Autónoma (otro problema sin resolver) tiene que estar formado por diputados locales electos?

La lealtad es una virtud, sí, pero la lealtad, convertida en sumisión, sin más, no sirve para gestionar bien

No quiero dudar, y no dudo, de la buena intención y del trabajo de muchos de los miembros del actual Gobierno de Melilla. Tampoco dudo de la casi absoluta nulidad y/o completa ignorancia de algunos de los miembros y añadidos de ese gobierno. Probablemente la valía de estos se ha medido por el grado de sumisión y/o lealtad al “presidente Imbroda”, porque otro mérito para el ejercicio del cargo adjudicado no se les conoce, probablemente porque no existe. La lealtad es una virtud, sí, pero la lealtad, convertida en sumisión, sin más, no sirve para gestionar bien.

Para gestionar bien es importante saber, pensar en libertad y correr riesgos. Más o menos lo que se conoce como gestión empresarial -todo el mundo es arquitecto de su propia fortuna, lo que cuenta son los logros, el trabajo bien hecho y los servicios prestados- una gestión empresarial cuyo opuesto es la gestión burocrática, más socialista y comunista que otra cosa, y en la que el camino para la promoción no es el éxito, sino el favor de los superiores, como escribió Ludwig von Mises.

Yo siempre he creído, y sigo creyendo, que la diferencia fundamental entre el comunismo y el capitalismo es que unos, los comunistas -que no son solo los que pertenecen a un determinado partido político- actúan con el dinero de los demás, mientras los (mal llamados) capitalistas se juegan su propio dinero. Para los comunistas gastar sin límites se considera una política acertada, la prodigalidad -con el dinero de los demás- se considera un bien. Crear nuevos cargos con más empleados y más burocracia se considera una política “positiva”, pero cualquier intento de impedir que se malgasten los fondos públicos se califica -por los guardianes de lo políticamente correcto- como negativismo. Un ejemplo clamoroso: Pedro Sánchez. Los que se oponen a él -que somos casi todos, Sabrina Moh y Gloria Rojas no, por supuesto- somos “negativistas”.

La inmensa mayoría de los melillenses esperaban que, transcurridos ya unos 9 meses desde la toma de posesión del nuevo Gobierno, se hubieran hecho muchas más cosas, en todos los ámbitos y áreas gubernamentales

Mi respuesta a la pregunta con la que iniciaba esta Carta: ¿inactividad sobrevenida o intrínseca en el Gobierno de Melilla? Yo creo que la inmensa mayoría de los melillenses esperaban que, transcurridos ya unos 9 meses desde la toma de posesión del nuevo Gobierno, se hubieran hecho muchas más cosas, en todos los ámbitos y áreas gubernamentales. La desilusión es hoy la norma, no la excepción.

Del anterior Gobierno, tripartito para mayor inri, se podía esperar muy poco, e incluso en el ámbito de la integración de los musulmanes fallaron lamentablemente, como, por cierto, predijo Aomar Duddú -al que le tengo afecto desde 1985- hace muchos años y lo ha recordado, actualizando ahora sus pretéritas y acertadas declaraciones sobre el devenir de Coalición por Melilla y lo que iba a ocurrir -y ha ocurrido- en ese partido.

Pero eso, con ser cierto, no podrá justificar la prolongación de la escasez de resultados tangibles del nuevo “gobierno Imbroda”. Yo no creo que haya “inactividad” en general en el Gobierno melillense actual, pero la escasez de resultados es palpable, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde que se hicieron cargo del Gobierno local.

El actual Gobierno de Melilla no va en esa dirección del cambio profundo, que debería empezar por conseguir que Melilla, junto con Ceuta, sea la 18ª Autonomía de España

Es cierto que la tremenda, y justificada, intervención policial y judicial en la que están inmersos muchos de los políticos y funcionarios por lo ocurrido años atrás, ha introducido un nuevo factor de inestabilidad en el nuevo Gobierno y ha ralentizado, aún más —aunque parezca imposible- la acción pública melillense, pero lo que es evidente es que la sensación de que el cambio, tan absolutamente necesario, no se está produciendo es general. Siento insistir, pero creo firmemente que, o cambiamos profundamente -no cosméticamente- o ya podemos empezar a despedirnos de esta maravillosa ciudad, lamentablemente desaprovechada, que es Melilla. Y me temo que el actual Gobierno de Melilla no va en esa dirección del cambio profundo, que debería empezar, por ejemplo, por conseguir que Melilla, junto con Ceuta, sea la 18ª Autonomía de España.

 

 

 

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Enrique Bohórquez López-Dóriga

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