Por desgracia, lo que tendríamos que haber abordado con absoluta normalidad se está intentando desviar hacia una clara confrontación entre las instituciones públicas y parte de la comunidad musulmana melillense.Me estoy refiriendo, como ya ustedes podrán imaginar, a la prohibición de importación de borregos procedentes de Marruecos para el próximo Aid El Kebir. Una prohibición derivada del brote de fiebre aftosa que se declaró en el vecino país y que continúa exigiendo unas medidas profilácticas que impiden, rigurosamente y sin excepción alguna, la importación desde Marruecos de animales ovinos, bovinos o caprinos entre otros.
Digo sin excepción alguna porque, si bien, con anterioridad al brote de fiebre aftosa, desde la Delegación del Gobierno siempre se buscó el resquicio legal para permitir la importación de borregos de origen marroquí para la celebración de la Pascua musulmana del Sacrificio, ahora resulta del todo imposible establecer cualquier tipo de excepción.
Melilla, como todos sabemos, goza de una clara singularidad fiscal, pero no es menos obvio que le es de aplicación tanto la normativa vigente en el conjunto del país como las órdenes ministeriales que puedan dictarse para el mejor cumplimiento de esas mismas normas.
Sin embargo, en nuestra ciudad, hay quien está poniendo esto en entredicho para echar un claro pulso a nuestras instituciones públicas y políticas, intentando convencer a los musulmanes melillenses de que es posible incumplir la legislación en vigor.
Como comprenderán, en un Estado de Derecho no cabe el incumplimiento de la ley, que en este caso es clara y taxativa. Porque, en contra de lo que quieren hacer creer, ni es potestad de este Delegado del Gobierno, ni hay opción alguna de variar lo que la normativa impone y el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente exige, en cumplimiento de esa misma ley y en interés general del conjunto de los españoles, entre los que, por supuesto, nos incluimos todos los melillenses.
Por razones sanitarias y económicas que ya se han explicado profusamente, no se puede levantar, excepcionalmente, la prohibición de importación de borregos procedentes de Marruecos, entre tanto siga en pie la alerta emitida por la Organización Mundial de la Sanidad Animal.
No queda mayor opción que la de combinar la tradición con el respeto a la legalidad vigente y esto, frente a los que injustificadamente algunos quieren hacer creer, es del todo posible sin que se ponga en el menor riesgo el derecho que tenemos los musulmanes melillenses de celebrar, debidamente y conforme al rito, la Pascua del Aid el Adha o del Sacrificio.
Combinar legalidad y tradición es la única posibilidad. No hay interpretaciones legales que permitan otra salida. El propio Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente lo ha reiterado en más de una ocasión en respuesta específica a dirigentes de Coalición por Melilla.
Jugar a echar un pulso político con un asunto sanitario que podría tener una grave repercusión económica para el conjunto del país, es más que irresponsable en una ciudad como Melilla, donde ponemos en serio riesgo nuestra convivencia y el respeto a nuestra diversidad y multiculturalidad.
Un respeto innegable que se puso de manifiesto cuando nuestra Ciudad optó por declarar el Aid el Kebir fiesta local de todos los melillenses y que, está visto, parece que ni sirve, ni contenta ni es suficiente para algunos sectores que, bajo el liderazgo de CpM, engañan a la población y pretenden hacer creer que se está atentando caprichosamente contra las tradiciones de los musulmanes de Melilla. Tremenda falsedad que no nos lleva a ningún sitio y que no sirve para construir nada en positivo, sólo para crear crispación y fomentar la confrontación social.
Apelo por tanto, una vez más, a la responsabilidad de los dirigentes políticos y asociativos que tienen representación, ascendencia o autoridad ante nuestra sociedad, y pido en particular a todos los melillenses musulmanes que no nos dejemos engañar ni manipular y que seamos consecuentes con nuestra realidad democrática, asentada en un Estado de Derecho que preserva los derechos colectivos e individuales pero que, a su vez, también impone obligaciones como es, en primer término, el respeto y cumplimiento de la legalidad vigente.
Aquí no hay ningún atentado a ninguna tradición, al contrario lo que sí hay es un respeto oficial y consecuente con las tradiciones religiosas de todos los melillenses, con independencia de sus credos u orígenes culturales. Y esto es lo que debemos fomentar y potenciar sin entrar en absurdos debates basados en mentiras.
La celebración de la festividad del Aid el Kebir en Melilla está garantizada y los musulmanes podremos adquirir corderos procedentes de la Península como, desde hace años, vienen haciéndolo los ceutíes o como los que sacrificarán los casi dos millones de musulmanes que viven en el resto de España. Unos borregos con garantía "halal," como ha certificado la Comisión Islámica de nuestro país, que no admiten ninguna objeción para la correcta celebración del rito.
Termino apelando una vez más a la responsabilidad, la cordura, y la necesaria celebración de las tradiciones en el marco de la legalidad vigente. Todo lo demás no está al servicio ni de los musulmanes, ni de la diversidad intercultural de la que tanto nos enorgullecemos, ni de la normal convivencia entre los melillenses. Es un pulso de tenor político en el que por desgracia no son los derechos religiosos de los musulmanes los que se están defendiendo, porque, ciertamente, ni estos están siendo atacados, ni en ningún caso mermados ni puestos en entredicho ni por el Gobierno de España, ni por el Gobierno de la Ciudad Autónoma.
Y como dice el comunicado de la Comisión Islámica de España, "esperamos que los musulmanes podamos celebrar la Fiesta del Sacrificio, bien informados, con la tranquilidad deseada y aportada por los ganaderos, veterinarios, certificadores, matarifes, carniceros, etc., desde el productor hasta al consumidor, para la plena satisfacción de las familias musulmanas en esta festividad".
